10
Mindless Records / 2015
09/Oct/2015
Lo justifica (correctamente) argumentando que en él se puede encontrar en toda su intensidad la consigna “sexo, droga y rock & roll". Sí, el columnista de Milenio puede tener razón, si alguien ha vivido la “vida loca” ha sido el propio Richards. El análisis se puede completar diciendo que Keith también es el alma musical de los ingleses y eso queda demostrado en Crosseyed Heart, su tercer disco de estudio y el primero desde hace 23 años cuando lanzara el mítico Main Offender.
“Crosseyed Heart”, canción que le da nombre al disco también es la encargada de abrirlo, se trata de un momento “campirano”, en el que Keith, acompañado sólo por su guitarra canta un par de versos antes de decir “that’s all I got” y saltar a “Heartstopper”, un rock con toques sureños y letra que describe el amor que se puede sentir hacia una persona totalmente opuesta.
El country llega de la mano de “Robbed Blind”, que, al muy puro estilo Bob Dylan, usa la metáfora del forajido para describir cómo se siente tener el corazón roto, mientras que con “Trouble” nos intenta recordar quién es el que creo el sonido Rolling Stone.
Algo que los ingleses aman, es el reggae, y Richards no es la excepción habiéndolo demostrado desde hace varias décadas. En esta ocasión mostró su afición al género jamaiquino con “Love Overdue”, canción que compuso a lado de Gregory Isaacs, logrando una excelente combinación entre la música de la isla y el rock del sur de Estados Unidos.
“Suspicious” es el momento más sombrío del disco, una balada obscura llena de versos que describen la crueldad de una mujer cuando no se conforma con abandonarlo, sino que también le hace tanto daño que lo deja deshecho.
“Blues In The Morning” transforma el ánimo del disco de lo sombrío a lo bailable, recordando a los pioneros del rock & roll como Jerry Lee Lewis. “Something for Nothing” tiene un sonido gospel aunque con las típicas guitarras “rollingas”.
El climax del disco llega con “Illusion”, que incluye la voz de Norah Jones haciendo un dueto mágico con la rasposa voz de Keith, logrando la mejor canción del álbum, no sólo por el dueto, los arreglos, que le dan un ligero y sutil toque de jazz, son sencillamente extraordinarios.
Otras dos canciones que destacan son “Just a Gift” y “Goodnight Irene”. La primera es una balada con coros gospel que describe la sensación de hartazgo ante una relación que no llegará y que propone la solución de “amigos, si lo necesitas”. La segunda es una canción de cuna que bien pudo ser compuesta en la década de los cuarenta al borde del río Mississippi.
Keith Richards se tardó mucho en volver, es una pena que nos haya privado tanto tiempo de su música. Aún así se agradece que haya regresado con una joya como lo es Crosseyed Heart.
9
Glassnote / 2015
09/Oct/2015
Fue en el año de 2012, cuando Vampire Weekend se encontraba en pleno proceso de composición de lo que sería su tercer disco de estudio que llevaría por título Modern Vampires In The City, pero al mismo tiempo que esto sucedía, su bajista, Chris Baio, lanzaba su primer EP como solista llamado Sunburn, y un año después lanzaría su segundo EP titulado Mira. Sin dejar de lado su trabajo como integrante de la agrupación Newyorkina y mientras ésta comienza los preparativos de lo que será su cuarto álbum, Baio se encuentra estrenando The Names, su disco debut.
El sonido que escuchamos anteriormente en los primeros trabajos de BAIO, se acercaban más a una música electrónica tropicalizada, sólo basta recordar aquella colaboración que tuvo en su primer EP con Matías Aguayo, en su segundo EP mantuvo un poco esa línea, aunque en partes tuvo coqueteos con lo experimental, caso contrario a The Names, que a través de sus nueve tracks rodeado melodías de pop y pasajes electrónicos, dan como resultado un álbum que tal vez no estaba en el presupuesto de ser uno de los mejores discos del año, pero que sin crear mucho ruido, se podría colar como uno de los favoritos en varias listas de lo más interesante de 2015.
Todo comienza con “Brainwash yyrr Face”, canción que sin guardarse nada, desde el principio muestra la genialidad de Baio detrás de una computadora, con loops de voces extrañas en la parte media de la canción y un final estilo EDM, el primer track es una joya, mismo caso que “The Names”, que con la misma energía de su antecesora, son el primer gran bocado de lo que será el álbum.
De alguna manera, The Names deja ver dos lados de la esencia musical de BAIO por una parte tiene un lado que se inclina a las secuencias y sintetizadores, y por otro están las perfectas melodías de pop, que con una batería, guitarra, piano, bajo y ¡claro, no podían faltar los sintetizadores!, crean una mezcla perfecta entre lo acústico y lo electrónico, tan sólo basta escuchar “Sister of Pearl”, “Needs”, “Matter” y “Endless Rhythm” para darnos cuenta de bien que trabajó esta combinación, y que si BAIO no fuera su autor, bien podrían ser sencillos de bandas como Hot Chip o Toro y Moi.
Muchas veces cuando un integrante de una banda consagrada lanza su proyecto alterno, se le suele comparar o juzgar en base al sonido o éxito de la banda que lo dio a conocer, pero en este caso, esta comparación no cabe, BAIO se quitó la bandera y se alejó totalmente del sonido de Vampire Weekend para entregar un trabajo que si se es amante del pop, se goza de principio a fin.
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