8
Warner Music México / 2015
08/Sep/2015
El cuarto disco de estudio de Foals abre con la rola que da nombre al disco: “What Went Down”. Se trata de un tema pegajoso y lleno de guitarrazos que resulta un tanto saturado pero funciona. “Mountain At My Gates” mantiene el tono gracias a la voz de Yannis Philippakis pero con un ritmo más pop y un coro que recuerda a U2 (no en el sentido despectivo), es no sólo muy radiable sino perfecta para tocarse en festivales y complacer a nuevos públicos o asistentes distraídos. “Birch Tree” es extremadamente melódica y como juega más con la vena electrónica de la banda originaria de Oxford, resulta más bailable. Es de las mejores del disco.
“Give It All” comienza nostálgica, como un lamento, pero poco a poco se llena de energía, como alguien que está por soltar a alguien que le importa: “You caught the bus and I caught the train, all that remains are words in the rain”, canta en Philippakis en este tema que es un poco predecible. “Albatross” es superior con sus cambios de ritmo y por lo mismo es uno de los momentos memorables del disco.
Cuando uno está a punto de cansarse de lamentos, aparece “Snake Oil”, mucho más prendida y rock. Es oscura y juguetona a la vez, dando más protagonismo a las percusiones e incorporando un riff de guitarra que se agradece. “Night Swimmers”, la séptima rola del disco mantiene la energía encendida, mientras que “London Thunder” se diferencia del resto gracias a la introducción de un piano y “Lonely Hunter” prueba una vez más que la banda es experta en crear melodías nostálgicas que se resultan alegres gracias a sus letras fáciles de aprender. Aunque parece hablar de una relación amorosa, una de sus frases de esta rola resume el disco de la banda: “It´s a new day, why must it be the same?”. Y es que si hay algo que no puede negarse es que el disco suena a Foals. Sin embargo esa es precisamente su debilidad, pues por momentos la fórmula puede cansar, como si hubiera tres formatos de canciones de la banda y todas sus rolas fueran una variación de esas tres.
8
Independiente / 2015
08/Sep/2015
Cuando uno piensa en Ecatepec, normalmente se le vienen a la cabeza imágenes de delincuencia, marginado y familias que luchan día a día por salir adelante. Lo que uno no se pone a pensar es que estos normalmente son los ingredientes para que pueda florecer una buena escena punk, y eso es lo que pasa en este municipio de la periferia de la Ciudad de México.
Justo ahí es donde nace Las Pipas De La Paz, banda de punk-garage que poco a poco se ha hecho de un nombre grabando un par de EP’s y ahora su primer larga duración que lleva por nombre Chicos de Barrio. Un disco que rescata el sonido clásico de los primeros años punketos e incluso, el sonido garage de finales de los sesenta, con canciones en inglés y español, siendo el idioma extranjero el que prevalece.
La primera mitad del álbum se apega a un sonido de clásico garage que recuerda mucho a The Sonics (banda pionera de mitad de los sesenta), sobretodo en el primer tema “Dance of Fire”. Cosa distinta al segundo track de nombre “Perder”, primero en español, que denota un estilo más barrial con un ligero parecido melódico al rock urbano, sin que esto se interprete como algo malo.
“Psychedelic Trek” regresa al inglés siendo la melodía más corta del disco, a pesar de que la palabra psicodelia en la música se relaciona con sonidos largos y solos eternos.“Oh Baby” nos recuerda que los punk también pueden escribir baladas y, “Come Baby Now”, nos regresa de nuevo al sonido de los sesenta con el que empieza el disco.
Una “estrellita” de oro bien merecida para “Better Days”, una canción con tintes oscuros y una voz que recuerda a Jim Morrison e incluso a Ian Curtis, definitivamente una de las mejores del disco. Regresando al punk nos encontramos con un par de rolas agresivas, la primera “I Don’t Care”, que le dice adiós al inglés despidiéndolo de manera intensa y riffs poderosos; la segunda, “Ansiedad”, primer sencillo del disco y que vuelve al español con una letra que demuestra la necesidad de tener más, aunque sea de una “nena”.
El disco termina con intensidad con “Chicos de Barrio”, canción que le da nombre al material, y “Casa Beliz” que se encarga de cerrar con una frase muy punk: “no puedo más”.
Espero que este disco ayude a cambiar la imagen negativa que se tiene de Ecatepec (o Ecatepunk, como es conocido) y podamos voltear a ver al área metropolitana de nuestra ciudad en busca de talento y buena música, como es el caso de los muchachos de Las Pipas De La Paz, una banda que promete calidad dentro de un género que en los últimos años ha quedado relegado.
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