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Los Jefes es un retrato de la realidad mexicana: podrida y completamente rebasada por la violencia del narco. Tal cual lo dice el eslogan de la cinta: “nadie sabe para quién trabaja”. Y es que todos los personajes forman parte de un sistema del cual, todo miembro es victimario y víctima en potencia.
La historia de Los Jefes gira alrededor de dos chavos: uno va en una prepa privada, mientras que el otro es el “viene, viene” del estacionamiento. Sus destinos se unen cuando el fresa le pide al jodido que le conecte mariguana. A partir de ahí los giros de tuerca son un tanto predecibles sin embargo resultan suficientes para mantener el interés.
La mayor virtud de Los Jefes es quizá la sencillez y redondez de su guión, mismo que fue ejecutado por Eduardo Dávalos y Chiva, quienes se basaron en una idea original del primero. Una película independiente, llena de adrenalina, realidad y rimas. Los autores hablan de lo que conocen: la desigualdad social en Monterrey, o sea la doble moral de los fresas, la corrupción en general, y la falta de oportunidades y glamorización de la violencia en el barrio de Santa Catarina. Su dominio del tema dota a la cinta de locaciones reales y diálogos naturales que evitan que las actuaciones disparejas y lo obvio de la historia hundan la película. El slang, un par de canciones a capela, los albures y las peladeces recitadas por los actores, también sirven como contra punto y dan un respiro al espectador en medio de una narrativa que por tan cercana resulta incómoda para cualquier mexicano.
La dirección es de Chiva quien no encuentra el hilo negro pero logra una historia ágil gracias a la fotografía de José Casillas quien parece obsesionado con las tomas cenitales. Al ser una cinta producida por Cartel de Santa, no es de extrañarse que la banda sea un personaje más; encontramos su logo en la computadora de un personaje y escuchamos a otro protagonista hacer referencias a la agrupación. Además, sus rolas suenan durante toda la película.
En conjunto, la cinta está bien lograda y tiene más de un elemento (incluido el morbo por la estancia de Bobo en la cárcel luego de matar a alguien precisamente en el barrio de Santa Catarina) que promete convertirla en una cinta casi de culto para los amantes del hip hop.