6
Shady Records / Interscope Records / 2015
18/May/2015
Para esta segunda entrega, Michael Wayne Atha se tomó literalmente todo el tiempo que quiso. Jimmy Iovine (Interscope Records), Eminem y Paul Rosenberg (Shady Records) aceptaron darle libertad absoluta para la composición del nuevo álbum. Pasaron meses hasta que Yelawolf concretó la primera canción y así fueron cayendo una tras otra.
Love Story suena a un disco que recopila momentos, como si esas 18 pistas hubieran comenzado como una lluvia de ideas que terminó siendo grabada. La propuesta de Yelawolf, alejada de los estereotipos del hip hop, cae en un laberinto de canciones que no colaboran para pulir su estilo.
La primera canción del disco fue esa primera idea que concretó en el proceso creativo. “Outer Space” se presenta con un prometedor riff de guitarra, pero luego cae en ritmos de secuenciadores que no proponen algo nuevo. Esa es la primera muestra del disco. Más adelante, el escucha va cayendo en los experimentos sin cohesión. “American You”, por ejemplo, coquetea con un pop que no se entiende en esa pieza.
El bloque que va desde “Whiskey In A Bottle” hasta “Best Friend” ft. Eminem parece el estilo musical más apegado a la imagen que Yelawolf intenta mostrar. Estas canciones hacen una mezcla de hip hop con country y rock sureño. En ellas hay arreglos de guitarra acústica que sustituyen a los sonidos producidos con computadoras. Esos arpegios y rasgueos aportan una dosis de credibilidad a las rimas de Wayne Atha.
La nueva producción de Yelawolf, a pesar de la falta de cohesión, tiene una gran ventaja: sus sencillos son muy atractivos. “Till It’s Gone” es la mejor prueba de ello. Ver a este rapero contando historias sobre una aerolancha atravesando pantanos augura un hip hop diferente. Lo mismo sucede con “Box Chevy V” y “American You”; son atractivos pero no consiguen afianzar al disco como una obra redonda.
Las rimas de Alabama no pueden ser iguales que las de las costas Este u Oeste. Yelawolf atrae porque no parece cualquier otro rapero. No se viste como los demás, no creció en Los Ángeles o Nueva York. No cuenta las mismas historias. Y lo más importante: no le canta a la misma audiencia. Queda claro lo que no es Yelawolf, pero no se entiende lo que sí quiere ser.
9
Harvest Records / 2015
18/May/2015
Rock noventero, insomnio, romanticismo, frescura y madurez es la fórmula que constiuye la tercera producción discográfica del dúo californiano Best Coast. California Nights es una reflexión que conduce a explorar diferentes facetas no sólo del grupo, sino de uno mismo.
Acordes portentosos que adornan a un sintetizador que quiere salir a flotar dan inicio al disco en “Feeling Ok”. La letra sencilla y transparente se cuela a los 5 sentidos y deja claro que es el amor quien hace sentir bien. Con “Fine Without You” el brazo de Bobb no parece agotarse a pesar de que los guitarrazos son constantes de principio a fin. Con gran ímpetu el músico crea un adictivo sonido que provoca menear la cabeza de lado a lado.
La habilidad de composición de la vocalista surge de su pobre capacidad para irse a dormir. El nombre del material alude a esto, a aquellos momentos de rebeldía en donde se supone que debemos dormir y terminan por convertirse en los indicados para crear arte.
Para cuando llega “Heaven Sent” el lienzo que Cosentino estaba pintando con este álbum se llena de una paleta de colores suaves con la lírica. Después la gama se va tornando oscura con el delirio instrumental que se desvanece hasta desaparecer.
Cada corte es como un engrane que, con sus manifiestos intrínsecos, van construyendo un paraíso donde no hay cabida para la negatividad ni la discusion. En tracks como “So Unaware” y “Jealousy” lo único que se permite experimentar es satisfacción y felicidad. Pero es con la emocional canción que le da título al material donde al espíritu le dan ganas de volar y buscar lo sublime de la vida, inspirado por la lenta y espacial armonía que yace en cada instrumento de Best Coast.
Podemos percibir más seguridad y madurez por parte de la agrupación. Se siente un coraje y una valentía por recorrer caminos que no habían conocido antes, una mezcla variada pero acertada de influencias que van desde The Cure y Oasis hasta The Beach Boys y The Go Go’s. El cierre titulado “Wasted Time” es un claro ejemplo de esto. Versos desfasados, golpes inspiradores de batería y una pandereta cuya llegada es necesaria hacen una perfecta fusión que despide de la mejor manera al escucha.
California Nights viene de un lugar cómodo, un terreno donde el dueto tuvo tiempo para pensar y componer cada una de las melodías. Con 12 temas, Best Coast logra un viaje que se puede escuchar en todo tiempo y espacio, pues el deleite místico se encuentra en la esencia, no en el contexto en que se oiga el disco.
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