Así es la producción de Guadalupe Plata
Así es la producción de Guadalupe Plata

Dicen que nunca hay que juzgar un libro por su portada. Si tomamos en cuenta este dicho, entonces ¿cómo hacer referencia a la más reciente producción de Guadalupe Plata? Y es que si esta agrupación española se caracteriza por algo -además de su sonido áspero- es por querer hacer homónimos todos sus álbumes.

En este nuevo material, el de la portada roja con el calco de la lápida de T-Model Ford (uno de los más reconocidos músicos de blues de la década de los 70) Guadalupe Plata conserva su sonido de antaño, distorsiones sucias de guitarra, una batería bien marcada y letras que nos hacen sentir chicos malos enfundados en chamarras de piel y altos copetes.

Si anteriormente usé el término “sucio”, lo hice en el buen sentido, pues para esta producción, la banda trabajó en los estudios Toe Rag, propiedad de Liam Watson –quien ha trabajado con White Stripes y Tame Impala por nombrar algunos- que se caracteriza por el uso de equipo análogo, logrando así un sonido rasposo que Guadalupe Plata ofrece.

El grupo mantiene ese toque de blues que se antoja acompañar con una copa de licor hecho en casa, mientras escuchamos los relatos de asesinatos y peleas nocturnas, como sucede en “Calle 24” o “Tormenta”. También hacen una exploración instrumental por lo que podría ser un lugar de santería en “Agua Turbia”, que recrea un ambiente místico y sombrío mientras que en “Serpientes negras” a pesar de tener, a lo lejos, el rugido de un jaguar, te hace querer desempolvar tus botas vaqueras y prepararte para un duelo a pistolas muy al estilo del salvaje oeste.

Con esta producción, sin duda alguna Guadalupe Plata supo sacar provecho del haber trabajado con Liam Watson, para darle a su sonido ese plus que requiere el rock and roll y hacerlo visceral.