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Días de Gracia y la exhibición desleal del cine hecho en México

Días de Gracia y la exhibición desleal del cine hecho en México

10/May/2012

Diez minutos de ovación al término de su exhibición en Cannes, tres premios en el pasado Festival Internacional de Cine en Guadalajara, 15 nominaciones al Ariel, y su selección para otros festivales internacionales, parecen no haber sido suficientes para que la cinta mexicana Días de gracia tuviera una mejor suerte en su exhibición comercial en las carteleras del país. ¿Mala respuesta del público ante un trabajo de poca calidad, o una muestra más de la injusta exhibición que tiene el cine nacional?

Días de gracia, ópera prima del mexicano Everardo Gout, es una de las películas con mayor reconocimiento dentro de la historia reciente del cine nacional. Un filme arrojado, valiente, con un equipo increíble de producción y con la capacidad suficiente para transitar entre los caminos del cine de autor y el cine comercial. Una película que, independientemente de sus virtudes técnicas, debe verse por su mirada cruda, intensa y directa a las heridas abiertas de un país tan lastimado como el nuestro.

Sin embargo, las condiciones en las que fue puesta en las salas de cine y el destino que esto marcó en el futuro de la misma, son una muestra más de uno de los grandes problemas que sufre actualmente el cine nacional: la exhibición. Hoy por hoy, existe un dominio casi monopólico de las tres grandes cadenas de cine del país y, sobre todo, una enorme presión de la industria hollywoodense que abarca casi en su totalidad las carteleras nacionales, y deja un espacio muy reducido para la exhibición del cine mexicano.

Días de gracia se estrenó al mismo tiempo que Titanic 3D. Las reglas actuales de juego (impuestas por las cadenas de cine), dictan que ambas producciones deben competir en salas, y la que genere más entradas se queda en cartelera, mientras que a la otra le reducen la cantidad de salas y funciones. A simple vista las reglas suenan lógicas para un negocio basado en la cantidad de boletos pagados. Sin embargo, ¿es verdaderamente justo que una producción nacional compita en igual de condiciones frente a una película hollywoodense?

Esta situación deriva de la visión que del cine nacional tienen nuestros gobernantes: una mercancía más en una sociedad de libre mercado. Sin embargo, esta visión no funciona si la competencia no se da en condiciones de igualdad, y no hace falta un análisis minucioso para percatarnos que Días de gracia y Titanic 3D no son iguales. ¿Cómo competir con un filme que se exhibe en más salas, más horarios y que además tuvo una mayor difusión publicitaria?

Este es sólo un ejemplo de los muchos que ocurren al interior del cine nacional y es evidente que las cosas deberían cambiar para fortalecer nuestra industria cinematográfica. Cierto que lo más importante para lograr esto es modificar la legislación en torno al tema, pero empecemos nosotros por darle un voto de confianza a las producciones del país; compremos un boleto de taquilla y respaldemos un cine que, pese a todo, ha demostrado que puede estar al nivel del mejor cine internacional.