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La banda costarricense 424 fue la encargada de abrir el recital frente a un púbico que se veía feliz y que los recibió de igual manera. Aunque no se lo esperaban, conquistaron a los presentes, tanto que al finalizar su set la gente pedía más y más.
La emoción se respiraba en el aire y para cuando los integrantes de The Lumineers salieron al escenario no pudieron ocultar su sorpresa y así comenzaron con “Submarines”, “Ain’t Nobody’s Problem” y “Flowers In Your Hair”, para la que Schultz detuvo todo y pidió que dejaran las cámaras para disfrutar el momento. Acto seguido, la audiencia bajó los celulares y una a una comenzaron a verse chicas sobre los hombros de sus acompañantes, quienes se volvieron locas con “Ho Hey”, canción que catapultó a la banda a los oídos del mundo.
No cabe duda que la banda está compuesta por grandes músicos y lo demostraron intercambiando de instrumentos incontables veces durante todo el show. Uno de los puntos altos de la noche fue el cover de “Subterranean Homesick Blues” de Bob Dylan, en el que Pekarek se lució en el cello, agregando un tono sombrío que apropiaba la canción al sonido de la banda.
Después de un set nostálgico y una canción inédita, Schultz y Fraites se lanzaron al público con la guitarra arriba para llegar a un pequeño escenario montado en medio del recinto, en el que al llegar sólo pudieron exclamar “es cierto, son un público loco”. Seguramente fue en ese momento cuando la banda se dio cuenta de que todas las personas a su alrededor los amaban tal vez más de lo que creían.
Tras aderezar el mágico momento con “Charlie Boy” y “Darlene” regresaron al entarimado principal para despedirse con “Flapper Girl” y “Stubborn Love”. Evidentemente aún faltaba el encore, pero ese espacio en el que la gente pide que vuelvan al escenario parece ser siempre gratificante; así salieron para terminar con “Morning Song”, “Gale Song” y la más pedida de la noche. No, no se escuchaban ho y hey’s, en vez de eso, aplausos al ritmo de “Big Parade” pedían aquella canción.
Los arreglos que la banda le hizo a su repertorio sorprendieron, se notaban más contraste con las emociones. Si en estudio llegaba a parecer algo triste, en vivo fue entrañable, y si por momentos parecía alegre, en directo desató euforia .
Si bien las localidades no se agotaron, entre camisas de cuadros y mucha mezclilla los fans mexicanos hicieron parecer que en el lugar no cabía un alma. El sonido fue bastante bueno y el equipo de luces bien coordinado para un show cálido y sencillo. Con absolutamente todas las canciones coreadas, The Lumineers se notaba feliz y gratamente sorprendida por el amor que recibió.