Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
En sus canciones, Gepe algo de enigmático y oculto, incluso esotérico como él mismo lo acepta, por lo que la noche de brujas resultó el marco perfecto para dejarnos hechizar por sus ritmos, el baile y sus letras.
La gente superó el lento tránsito, el frío y lo concurrido del transporte público, por lo que las butacas del Teatro de la Ciudad fueron llenándose, mientras que globos y pulseras de neón recorrían entre los asistentes para preparar el ritual de uno de los artistas chilenos más queridos en este país, algo que pocos minutos después quedaría más que confirmado.
Un poco antes de las 21 horas, Gepe saltó al entarimado con sus tres músicos y soltó de un solo golpe, “Amigos y Vecinos”, “Bacán tu casa” y “Con un solo zapato no se puede caminar”, donde bajo del escenario para sentir el calor del respetable y detonar la felicidad del mismo.
El chileno tiene la habilidad de cantarte al oído, de hacer sus shows íntimos, no importa que tan grande sea el recinto, la gran mayoría de los asistentes se sentían en la sala de su casa, la interacción con su público lo hace especial, parece contar secretos y explica sus canciones como si debiera explicaciones, un acto que todos agradecemos.
Fue una noche con pequeñas sorpresas y detalles emocionantes; canciones que hace mucho no sonaban y algunas que nunca habían sonado; llegaron “Platina” el estreno de “Marinero Capitán”, “Campos Magnéticos”, además aprovechó para leer un recado procedente del público y dedicar “Fruta y Té”.
El escenario fue abandonado para que él con su guitarra y montado en la batería interpretara una versión acústica de “La Bajada”, “Estado de Visita” y “Ayelén”. De nuevo con banda completa y sus bailarines que entraban y salían, llegó el éxtasis de la fiesta con, “No te mueras tanto”, “Bailar Bien, Bailar Mal”, el estreno de otra pieza llamada “Melipilla”, “Alfabeto”, y “Bomba Chaya” donde por fin salieron los globos guardados y el teatro se convirtió en una pista de baile que hizo olvidar el tremendo frío que se vivía en las afueras.
El ritual ya podía considerarse un éxito, sin embargo, si algo puede salir puede salir bien, saldrá mejor. El escenario fue abandonado de nuevo y el cantante postrado en una silla estremeció almas con “Un Gran Vacío”, para después con la integración de un charango interpretara “Las Flores” de Café Tacvba, arrancando gritos de emoción, y sonó “En la Naturaleza” para cerrar con broche de oro el embrujo de una noche que apenas empezaba.