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Återträffen
Anna Odell
Sandra Andreis, Kamila Benhamza, Anders Berg
Suecia, 2013
French Quarter Film
La controvertida artista sueca Anna Odell entrega de su primer largometraje después de que conmocionó a su país con un proyecto de arte llamado Unknown Woman 2009-349701 que mostraba a Odell fingiendo suicidio en un puente para realizar una crítica sobre el trato que las instituciones de salud suecas le otorgaban a los enfermos mentales. Esta vez, la artista estudia un tema muy de moda, el famoso bullying, y las repercusiones que estas ofensas a una temprana edad pueden tener sobre la etapa adulta de una persona. El documental El Reencuentro es parte de la muestra ofrecida por Ambulante.
Odell, protagonizándose a sí misma, acude a un reencuentro con sus antiguos compañeros de la escuela, primaria, secundaria y preparatoria, personas con las que convivió diario por nueve años. El resto de los asistentes se la están pasando de lujo, abrazándose y saludándose con genuino afecto, la única desencajada en todo el retrato es Odell, quien recrea aquella patética escena de Naomi Watts en Mulholland Drive (2001) durante la cena.
La cineasta tiene varios reproches para sus antiguos compañeros. Nos enteramos que la trataban como trapo y se los hace saber a través de incómodos “brindis” que van escalando de tono hasta que el lugar se convierte en un zafarrancho y Odell es asistida en abandonar el lugar con unos levantándola de los brazos y otros de las piernas mientras les sigue gritando sus verdades. Mínimo tuvieron la decencia de pedirle un taxi.
Hasta ese punto, El Reencuentro parecía una divertida reflexión sobre las jerarquías sociales humanas. el tan mentado bullying y sus efectos décadas después de los hechos. Sin embargo, lo que vino después trasladó este documental a otro nivel completamente distinto, sin querer decir más que Odell abandona el cinéma vérité y el documental traspasa a cine digital convencional con un excelente soundtrack que incluye algunas rolas de Sister. Es mejor no saber más sin haberla visto, pero Odell no pretende sorprender; después de todo, al principio del reencuentro aparece la leyenda Parte 1.
Más allá del obvio mérito artístico de Odell y de la necesaria campaña contra los bullies (¡ya párenle!), no se puede negar que El Reencuentro es un proyecto extremadamente narcisista. La cineasta recurre muy temprano en su carrera, en su primer largo ni más ni menos, a vengarse de los antiguos “gandallines” de la escuela, restregándoles la vileza de sus actos en sus narices. Para una narcisista de corazón, salir de la fiesta arrastrada entre todos o cargada en hombros es lo mismo, siempre y cuando sea ella el centro de atención.
¿Acaso Odell no escuchó las sabias palabras de Jerry Seinfeld? “la mejor venganza es vivir bien”.