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Autos Usados
Daniel Espartaco Sánchez
Grijalbo Mondadori
México, 2012
Primera edición, 160 pp
"Lo real era pagar tu automóvil al contado, con un fajo grueso de billetes sacado del bolsillo; no la trigonometría ni la clase de literatura y el insufrible Pedro Páramo"
—Daniel Espartaco Sánchez. Autos Usados.
El automóvil es el sueño; es el progreso y el vehículo para ser algo o, sobre todo, alguien. Un carro puede ayudar a abandonar todo un día cualquiera. Sólo encenderlo y conducir, avanzar hasta que la gasolina se acabe o hasta que la máquina explote y cuando eso suceda, nos encontremos lejos, lejos de la gente que nos conoce y de nuestro pasado, lejos de todo aquello que siempre hemos querido dejar atrás.
La vida debería ser más sencilla de lo que todos intentan decirnos. Ganar dinero rápido y comenzar a tener todo de inmediato. Pero siempre hay intermediarios molestos y sumamente rutinarios. Estudiar, estudiar y estudiar para después ir a un trabajo en el cual no disfrutas pasar el tiempo, pero es necesario, porque si no trabajas, aportas y pagas impuestos, no obtienes remuneración y si no obtienes remuneración, no hay cómo te puedas comprar un auto y escapar de la realidad triste para poder ir a un mundo futuro que crees será algo mejor.
Elías desea que la vida sea más sencilla, pero no importa qué, el simple hecho de vivir —no importa el lugar que sea— hace que la vida sea difícil. Mientras recorre, de noche y con frío, las calles de Chihuahua, vienen a su mente los días del pasado, aquellos que todos, de uno u otra forma, anhelamos. Los días cuando los recorridos hacia el hogar no eran en el frío de la calle, sino en el frío de un carro acompañado de su padre.
En esta novela, dividida en tres partes, Daniel Espartaco Sánchez no sólo retrata la vida de un joven chihuahuense con aspiraciones, sino que le da al lector una cámara con la cual puede ver la evolución del país y la ascensión del narco al trono, además de la transición de aquellos férreos seguidores de un comunismo fallido en México.
Elías no sólo anhela salir de su ciudad natal y cruzar a Estados Unidos, tierra de las oportunidades y la esperanza, sino que —al igual que todos en algún momento— desea ver cómo arde el mundo. Para aquellos que no nacieron —nacimos— en una época donde existiera una guerra de proporciones mundiales, siempre existirá esa expectativa de saber cómo es que el hombre se comporta cuando el fuego nos alcanza. Sin embargo, la guerra que presencia el protagonista no es la guerra que desearía, es otra, es una menos atractiva para él: la creciente guerra del narcotráfico.
Aunque dentro de la novela se toca el narco y el norte, estos no son personajes centrales como en otras tantas novelas “del norte” que se encuentran en las mesas de novedades del país.
Daniel Espartaco Sánchez, en un estilo muy propio, que raya en la ironía y una sarcástica desesperanza por la vida, nos presenta la transición de un país a través de los ojos de alguien que buscó el sueño americano que no se dejó alcanzar. Por eso, al final, cambió el rumbo y terminó, como muchos tantos, en la ciudad de México, acompañado de las voces del pasado pero con un presente poco esperanzador, que, para muchos, cambió con la caída de las Torres Gemelas, pero para otros, fue sólo un evento más en el mundo que acepta todo y está acostumbrado a todo.