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"¡Hola! Hoy les vengo a platicar de mi amigo, mentor y, a mi gusto, el creativo más grande que haya dado Norteamérica: Don Van Vliet, alias Captain Beefheart", dijo Gary ante un reducido pero atento quórum. Gary formó parte de Captain Beefheart & His Magic Band durante cinco años, grabando apenas dos álbumes, pero estableciendo una relación de trabajo que duró hasta el retiro de los escenarios de Van Vliet y su subsecuente carrera como pintor a modo de su manager. "Pionero en la psicodelia, influyente para el punk y el garage, y además pintor y poeta", narró Lucas mientras se proyectaban diapositivas de las pinturas del nativo de Glendale, California.
Más que una conferencia magistral o una erudita cátedra, gracias al carisma y personalidad de Lucas, el simposio tomó forma de un disparatado anecdotario en el que el tío lejano platica y ríe de las aventuras que tenía con tu papá: "Don me llamaba por la madrugada chiflando o tarareando una canción y me decía 'graba eso y apréndetelo en la guitarra’. Luego había de quince a veinte canciones nuevas por madrugada" contó Gary mientras proyectaba videos de The Magic Band, mostrando la evolución de la banda de ser blues rock a una amorfa figura de psicodelia, jazz rock y avant garde.
"Ahora, mi truco de magia siguiente será para que escuchen en serio lo que era Beefheart y su composición de la ‘nota que explota’; es decir, tenía esta técnica para tocar la guitarra que decía ‘toca una nota como sí no tuviera nada que ver con la anterior o con la que sigue’” dijo Gary Lucas antes de tomar su guitarra electroacústica y tocar “Sure ‘Nuff ‘n Yes I Do” del álbum debut de Beefheart, pasando a la guitarra eléctrica para ejecutar de manera brillante “Evening Bell” del álbum Ice Cream For Crow.
Aplausos, agradecimientos y más chistes por parte de Lucas, "un regalo para todos ustedes, algo que compuse con mi amigo Jeff Buckley. Le mandé un demo llamado ‘Rise Up To Be’ y me lo regresó llamado ‘Grace’". El tiempo se detuvo durante esa interpretación que, para alguien familiarizado con el trabajo de Jeff Buckley, fue un regalo de los dioses que al primer acorde es capaz de conmover y ablandar hasta los corazones más duros.
"Espero regresar el año entrante con un tributo a Jeff que estamos planeando", concluyó Lucas antes de despedirse y convivir con los presentes, firmando discos, apretando manos y, sobre todo, agradeciendo el interés por artistas no tan conocidos como otros, pero sin duda de música poderosa como poca.