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Entrevista con Francisco Alanís “Sopitas”

Entrevista con Francisco Alanís “Sopitas”

16/Ene/2025

Pasado, presente y futuro de las canciones que marcaron nuestras vidas.

La música que nos define se lanza como un libro que reúne el estilo único de Sopitas con su auténtica melomanía. Un recorrido entre el presente, el pasado y el futuro en la música, que nos muestra solo una pequeña parte de cómo altera nuestro día a día. La formación de una identidad en la adolescencia o las canciones que curan el malestar de la adultez, es una compilación de momentos que se tornan en la memoria colectiva de todos.

Para conocer más sobre el proceso de creación del libro y audiolibro, así como distintos highlights dentro de sus contenidos, conversamos con Francisco Alanís "Sopitas", autor del texto. Pero, para empezar, ¿Cómo surge el impulso de escribir un libro sobre música? Y, ¿Cómo se lleva a cabo?  

“Nunca hubo un momento en que dije, ‘Quiero escribir un libro’. De hecho, la historia se remonta a hace 10 años, Andrés Ramírez, Editor de Penguin [Random House], me buscó y me dijo, ‘Oye, por qué no escribes un libro’, y fue como, ‘No me siento tan importante como para escribir un libro’. Además de que, en mi universo, veía que escribir un libro era para los grandes eruditos, para los genios, entonces, me acuerdo que escribí una babosada, o sea, era algo más de mi vida, imagínate. Se la mandé y yo creo que se ha de haber burlado, no sé dónde esté ese archivo, pero estoy seguro de que si lo abro, me va a dar toda la pena del mundo haberlo enviado. Se quedó ahí y nos volvimos a ver, me volvió a decir del libro, pero yo decía, ‘¿De qué?’, me respondió, ‘De lo que haces en Sopitas, como si hicieras Sopitas en un libro’. La cabeza no me daba, pero, el año pasado, un amigo me dijo, ‘Deberías escribir un libro’ [ríe]. Le conté que ya me habían buscado, pero que no lo había logrado porque no sabía cómo. La verdad es que este cuate me dio el empujón, para darme cuenta de que no tenía que tomármelo tan en serio, ‘No vas a ganar el Nobel, no pienses en ese tipo de libros, piensa que eres tú, te gusta la música y demás, ¿Cómo harías el libro que a ti te gustaría?’. Eso me desbloqueó, porque, si bien hay muchísimos grandes libros de música, creo que, en su mayoría, están pensados para ciertas personas con cierto conocimiento previo. Por ejemplo, el de David Byrne, que es chulísimo, es de esos que dices, ‘Nunca voy a escribir algo que le llegue ni al tobillo’. Me di cuenta que no tenía que ir por ahí, sino poder celebrar algo que es la música, que a todos nos gusta y que hoy en día tiene un papel secundario, en cuanto al tratamiento que muchas veces reciben los artistas. Es como, ‘Ustedes son los que hacen las rolas, pero son los últimos a los que les vamos a pagar’, pero, al mismo tiempo, es cuando hay más conciertos y más giras. Era poder encontrar esos puntos que pudieran unir la importancia del significado de la música hoy en día, contra la importancia que consciente o inconscientemente le damos o no le damos a la música. A partir de eso fue bocetear mucho, creo que en lo que más me tardé fue en el índice, eso debió haber empezado en diciembre del año pasado y me habrá llevado hasta marzo de este año. Cuando hablé con este cuate, regresé con Andrés [Ramírez], porque me buscó, no nos hablamos por siglos y ya que lo tuve, casi casi le dije, ‘¿te acuerdas de mí? Ya sé de qué [hacerlo]’. Hasta le hice un PowerPoint y su respuesta fue la mejor de todas, ‘Pues hazlo, wey, está muy bien, ahora escríbelo’. Es algo que muchas veces, como personas, como individuos, tenemos estas grandes ganas de hacer algo y se queda en idea. Lo más valioso fue cuando me dijo, ‘hazlo’”, contó el autor.

 

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Si algo tiene este libro, es la cualidad de estar construido a partir de los pensamientos más diversos de la melomanía, desde el momento que cambió el destino de la música, la curiosidad por el presente, hasta la adversidad que involucra el futuro. Pero, si las canciones nos definen, ¿En qué momento el autor se sintió profundamente alterado por una canción?

“Hay varias [bandas] que te van definiendo, creo que la que más fue (What's the Story) Morning Glory? de Oasis, que salió en el 97, yo tenía 16 años. Un amigo lo compró, de hecho, yo no lo compré, me acuerdo que estábamos en su casa y lo puso, y algo pasó. Él lo compró por 'Wonderwall' y ves que empieza con 'Hello', que tiene los mismos acordes, ese fue el primer momento en que dije. ‘¿¡Qué!?’. Entender también el momento que se vivía socialmente con esa música, es un paralelismo muy chaqueto, pero, México se acababa de abrir al TLC, habían muchas cosas nuevas, se creía que ya éramos primer mundo y en Reino Unido había algo similar con Tony Blair y las Spice Girls, también era la una emancipación de la clase obrera… Era como decir, ‘Está pasando algo en el mundo’. Como adolescente era decir, ‘El mundo está cambiando’, a partir de ello es que me clavé mucho en el britpop, creo que es mi género favorito”, explicó Francisco Alanís "Sopitas".

Titular a la música como un ente que nos define, no fue gratuito en absoluto. De hecho, conviene decir que surge como una reflexión de los efectos que tiene como fenómeno, algo así como una abstracción consciente de cómo las melodías constituyen piezas clave de nuestras vidas. 

Al final del día, nuestra memoria se construye a partir de recuerdos construidos a partir de la música: la canción que te recuerda a tu papá, la canción que te hace llorar… Hay muchos recuerdos instaurados en la música”, comentó.

Al mismo tiempo, dejamos de pensar en la música como un acto individual, siendo, en cambio, un espacio de conexión entre todos: “Es una especie de pegamento social, por ejemplo, cuando estás en un concierto, no conoces al que está a un lado y, probablemente, jamás lo volverás a ver en tu vida, pero para los dos ese artista, en ese momento, significa algo único. Me pasó en el concierto de Paul McCartney, toda la gente está contenta, qué bonito que la música tenga ese superpoder en una era tan polarizada. Existen esos momentos de decir, ‘Claro, hay algo que nos une a todos’, eso me parece muy valioso”, añadió el autor.

No solamente eso, es un fenómeno en contra del tiempo, las canciones van y vienen, se influencian a sí mismas y somos fanáticos hoy de The Beatles tanto como en 1964. Creando así una de las virtudes más significativas del soundtrack de nuestras vidas:

“En un aspecto más personal, que era también uno de los pilares del libro, fue cómo conectamos con otras generaciones. Por eso viene también cómo se inventó el rock, a lo mejor ves a tu papá o a tu tío y dices, ‘Qué oso que les gustaban The Doors’. Poder entender eso o poder preguntar, ‘Hey, no sabía que Little Richard hacía eso’, podría detonar una conversación o un vínculo diferente en esta relación estricta de padre-hijo. Me pasa porque tengo dos sobrinas de 16 años, son adolescentes, y, por más que intento ser el tío cool, no me sale, son muy monosilábicas. Descubrí que si muestro interés en la música que a ellas les gusta, como el k-pop, esa relación cambia de lugar y se vuelve más horizontal; entendí que nunca había hablado tanto con ellas y fue gracias a la música. Por eso también lo veía como un eje, porque la música también te conecta de otra manera entre generaciones”, compartió. 

Una de las afirmaciones que te invita a leer (o escuchar el libro) es que la música es un lenguaje universal, algo que nos deja entendernos el uno al otro o, al menos, nos da la herramienta para conversar sobre todo lo que las palabras no abarcan. “[La música] es un vehículo que nos permite expresar emociones que con palabras sería imposible. No sé si te ha pasado que dices, ‘Maldito, dijo todo exactamente como yo quería’. Pasa en todos los géneros, en todos los idiomas, incluso lo que en algún punto era un conjunto de sonidos para mandar señales, la danza de la lluvia, por ejemplo. Es universal porque nos conecta a todos, no importa el género que te guste o no te guste”, explicó el autor.

Hablando de géneros, es evidente que, conforme crecemos y descubrimos más música, cambiamos a la par de nuestros gustos. Un enfoque presente en el libro, que no se reduce a hablar de un solo género, pues encontraremos tanto al k-pop, como al vocaloid o el reggaeton. Todo en un esfuerzo de Francisco Alanís "Sopitas" para describir su misma relación con la música: “De hecho, algo que era mi máxima, es que no existe música buena o mala, lo que existen son gustos. Los gustos son individuales porque esa persona ha vivido su vida como ella la entiende: con quién creciste, cómo creciste, a dónde ibas, quiénes eran tus amigos, qué discos compraban… El acceso a la música te va formando”.

No importa el género o el artista que te guste, la música es lo que nos une”, explicó.

Mientras nuestras aplicaciones de streaming buscan más etiquetas para abarcar lo que nos gusta y los artistas dejar de limitarse ante ciertos géneros, ¿Cuál será el futuro de lo que conocemos como géneros y subgéneros musicales?

“Hay dos cosas, esta necesidad humana de etiquetar o nombrar todo, y las fronteras que se han ido borrando. Personalmente, creo que se han ido borrando desde hace mucho tiempo, como MTV, que ponía Britney Spears y Linkin Park, o en los 80s con Bon Jovi y Madonna. En los últimos años, se ha dado más por las plataformas de streaming, por la manera en que formas las playlist o cómo funciona el algoritmo. Ya no dices, ‘Yo solo escucho indie o rock’, se va abriendo ese abanico. Por el contrario, más allá de que existan nuevos subgéneros, vamos a decir ‘Es música’ y ya”, comentó el autor.

Comunicación, conexión y efectos inesperados, la música se transporta a todos los rincones de la vida humana, no solo la define, sino que la acompaña. Para ello, el periodista acudió a músicos, productores y demás miembros de la industria para entender hacia a dónde vamos: “Aparte del título, La música que nos define, hay capas, primero cómo nos define como individuos y segundo cómo la música ha definido distintos momentos sociales, y luego cómo termina definiendo a la humanidad desde la evolución tecnológica. Para mí, lo más valioso era poder tener estas voces autorizadas y que fueran diferentes; la respuesta de Camilo [Lara] me voló la cabeza, cuando dice, ‘Es que la música hecha con máquinas siempre ha estado ahí’. Me hace sentido, porque, al final, lo que expone es que siempre tendremos necesidad de un tipo diferente de música”, señaló.

Y si algo reconocemos de Sopitas es su notable recuperación de la cultura pop, que ahora se muda al formato libro, pues, mientras conocemos un poco más de la música, nos llenamos de datos curiosos y anécdotas. “No creo que despiertes y te preguntes, ‘¿Cómo se hizo la portada de Wish You Were Here?’, pero si lo lees, te da este punto para platicar. Parte también de que soy una persona muy tímida, casi no hablo cuando estoy con otras personas, entonces, mucho lo veo como cosas para romper el hielo. Es ese recorrido también de cómo ha cambiado la relación que tenemos con la cultura pop, cuando era niño era contenido basura y ahora puedes explicar el MCU, la cultura es importante para nuestra vida”, explicó el autor.

Con la evolución de la música, también tendremos que transformar nuestro papel como escuchas y fans. Tal proceso es mencionado en el mismo libro, pues vemos que mientras nos adaptamos al internet o al nuevo formato de interacción de los artistas, los fandoms también toman un nuevo papel.

“En Radioactivo, en su momento, recolectamos firmas para que Pearl Jam viniera a México, creo que fue cuando estaban peleados con Ticketmaster. Alguien de la estación iba a ir a entrevistarlos a Estados Unidos, era el 2000, entonces, organizamos la recolección para que vinieran. Sé que Pearl Jam no vino por las firmas, pero me gusta pensar que al ver las firmas pensaron, ‘Sí hay un mercado’. Igual con Molotov, con ¿Dónde Jugarán Las Niñas?, me tocó ir con ellos a vender el disco a la calle. Hoy eso sigue ocurriendo de forma digital, lo que es raro, es el punto en que el fandom está dispuesto, es algo contradictorio, porque muchos artistas promueven la diversidad y la pluralidad, pero, al mismo tiempo, cuando alguien ataca a ese artista hay que cancelarlo”, nos compartió el autor sobre los momentos de fan que más le han impresionado.

 

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Ya puedes encontrar La música que nos define en librerías físicas y digitales, además de disfrutar la versión audiolibro en voz de Francisco Alanís "Sopitas", como parte de su interés por mantener la experiencia auténtica y personal, “Me hacía mucho ruido imaginar que otra voz iba a decir lo que yo había pensado. Yo cuando escribo, hablo, porque así escucho cómo se escribe. Fue una experiencia nueva para mí, mis respetos para quienes lo hacen, fueron sesiones de ocho horas y cuando acabé salí ronco”. 

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