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Asistimos a la segunda edición del Festival Arre en el Autódromo Hermanos Rodríguez este 7 y 8 de septiembre, para explorar y disfrutar sonidos que hacen a México un país musicalmente enriquecido de talento. Aquí te vamos a contar qué tal estuvo, así que ponte cómodx para leer y después compartirnos tu experiencia.
Por: Monserrat García
Fotografía: Ernesto Pareja
Desde su primera edición (2023), el Festival Arre se ha pronunciado a sí mismo como el más grande del mundo en cuanto a música mexicana; este año esa definición no podía bajar de nivel ya que como principal acto estaba Los Tigres del Norte, y estoy completamente segura de que, sin importar si te gustan o no, no existe alguien en este país que no conozca su existencia.
En la cultura mexicana, la agrupación nacida en Sinaloa es digna de ser respetada y recordada directa o indirectamente en diferentes momentos de la vida de cada mexicanitx. Yo, por ejemplo, y entre muchos otros escenarios, los recuerdo porque “Jefe de Jefes” salía en La Hora Pico.
Pero para llegar a ese momento y antes de explorar, conocer, descubrir y redescubrir el resto de lo sucedido en el festival, nunca está de más hacer una extrospección sobre el porqué actualmente es posible realizar eventos masivos y fuera de la periferia, enfocados a esta música sin ser juzgados; sobre si es completamente merecedor que los nombres grandes y pequeños tengan ese tamaño y peso dentro del cartel y cómo esto puede llegar a cambiar el rumbo de la industria musical a corto o largo plazo para nuevos artistas.
Ahora sí, desde muy temprano el Autódromo recibió a miles de personas con frescos outfits de botita y sombrero, que no sabían si en algún momento iban a tener que cubrir con impermeables, porque en la CDMX todos los días llueve y era un sábado con nubes grises, aunque eso claramente no sería ningún impedimento para sacar unos buenos pasitos de baile en “La Hacienda”, escenario principal, al ritmo del norteño de Cardenales de Nuevo León, quienes aprovecharon el momento para celebrar el cumpleaños de su líder, Don Chayo.
Joss y Adriel Favela tuvieron una convocatoria pequeña de asistentes en cada escenario en el que se presentaron, pero aún con ello agradecieron el apoyo de quienes estuvieron ahí. Cuando únicamente existía la luz de la luna, apareció Belinda en su mood Belika para ocupar el lugar del invitadx sorpresa del festival. Gabardina, lentes, sombrero y ella arriba de un torito negro fue suficiente para engañar al cerebro y que dejara de parecer extraña la nueva versión de “El Baile del Sapito”.
Cada vez se hacía más tarde, así que, “qué bueno que se hizo noche para empezar la loquera” con El Komander, porque no hay duda que cuando se piensa en corridos alterados, él es una de las personas que automáticamente llegan a tu mente, a la mía y a la de cualquier persona. Este año regresó, y a pesar de estar en la plataforma con menor tamaño del festival, que es una carpa, El Komander hizo que quienes fueron a escucharlo desbordaran el lugar. Aventó botellas de Buchanan’s, apareció encapuchado y tuvo un intro con un popurrí de sí mismo que parecía infinito.
Las articulaciones jóvenes son un privilegio y Xavi lo aprovecha porque nunca se queda quieto. Actualmente no cuenta con un amplio repertorio de canciones, así que la mayoría de quienes se acercaron a escucharlo en “La Hacienda” esperaban “La Diabla”; obviamente cerró con ella y no culpo a nadie porque cualquiera que ya lleve unos seis vasos de pisto se pondría hot si le dicen “o puedo comerte como a ti te gusta. Si solo te dejas querer. En caliente yo voy por ti”.
Banda Cuisillos es una obra de arte y es una lástima que desafortunadamente su presentación se cruzara con la de Los Tigres del Norte. Apaches gritando, bailarinxs, coreografías y músicos dando todo de sí para que todos ahí nos sintiéramos animados. Del otro lado del Autódromo LTDN estaban haciendo lo que mejor les sale, cantar, tocar y disfrutar. Iniciaron con “Jefe de Jefes” y yo volví a recordar ese programa de comedia mexicana que claramente no era apto para mi edad; pero mientras pasaba el curso de las canciones mi mente se perdía en descubrir cada símbolo, ícono y dibujo que portaba cada integrante en el saco de su outfit. Los Tigres del Norte son coloridos, alegres, finos, auténticos y saben atrapar con cada canción.
El Festival Arre es amigxs y parejas bailando, personas caminando chueco y algunas cayéndose después de tomar tanta cerveza, sombreros, botas y mucha música en la que la ejecución de los instrumentos es magnífica.
Por: Daniel Reyes
Fotografía: Sofía García
El Festival Arre en el Autódromo Hermanos Rodríguez fue una celebración vibrante de la música regional mexicana. Banda Maguey encendió la carpa "Little Caesars" con su contagiosa quebradita, llenando el espacio de baile y alegría. K-Paz de la Sierra, en su esperado regreso, desbordó el escenario con energía y un inigualable ambiente, superando los problemas de audio iniciales.
Los Invasores de Nuevo León llevaron al público en un viaje a través de los clásicos de la música norteña, mientras que Los Recoditos hicieron del escenario principal una auténtica fiesta mexicana con su inigualable energía.
Nortec: Bostich + Fussible transformaron el festival en un espectáculo audiovisual impresionante, y Gerardo Ortiz, con su potente voz, hizo vibrar a todos junto a Alemán en “Tranquilito”. La joya de la noche fue Junior H que, con una banda numerosa y su álbum $ad Boyz 4 Life II, cubrió el escenario principal con su presencia magnética.
Aunque la pirotecnia y el confeti brillaron por su ausencia, el festival desbordó alegría, fiesta y ritmo en cada rincón. ¡Una experiencia inolvidable!