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Tras encontrarse en la efervescencia musical de Montreal, Canadá, Gabriel Lambert, Miles Dupire-Gagnon y Cédric Marinelli irrumpían en 2021 colocándose al centro del psych internacional. Después de esta primera aparición, el triplete no dejaría de explorar las expresiones de la neo psicodelia vía riffs luminosos, instrumentación poco convencional, soltura melódica y una serie de guiños al arte mucho más allá del sonido.
Bajo el cobijo de Simone Records, los canadienses publicaban un LP homónimo a mediados de 2021, hilado a una segunda estocada de estudio vía Exposition individuelle (2023). El más reciente material reafirma a la agrupación como uno de los puntos más llamativos de la lisergia actual, mezclando elementos orgánicos con la fiereza de la distorsión francófona.
Con esto en mente nos sentamos a platicar con la agrupación, tocando temas como su momento musical, esta etapa de tour post LP y el emocionante futuro al interior de Hippie Hourrah.
La conversación abría con los pormenores de esta nueva etapa para los canadienses, presentándose alrededor de Europa con un setlist compuesto por tracks del primer y el segundo disco. reafirmando su identidad en el contraste de ambos materiales.
Este disco lo grabamos todos juntos en estudio, mantiene esa esencia de jam que el anterior no tenía debido al trabajo a distancia. Es más fiel a quiénes somos en vivo”, compartía Dupire.
Exposition individuelle, concebido en Gamma Recordings, mezclado por Samuel Gemme junto a Francis Minedu y masterizado por Philip Gosselin, retrata el compañerismo ácido entre los integrantes. Dando rienda suelta a las ideas creativas en sintetizadores, percusiones e instrumentación tradicional a lo largo de catorce pistas. Hippie Hourrah solo parece haberse acercado tras el proceso.
Nuestra relación ha empeorado muchísimo, pasamos cada vez menos tiempo juntos”, reía Lambert, interrumpido por Dupire. “No tocamos tanto juntos el disco pasado, por eso funcionaba. Viajar en diferentes autos ha complicado estar de gira [ríe]. Ya en serio, somos muy buenos amigos y llevamos un buen tiempo haciendo música entre nosotros. Todo ha sido tan genial como siempre. Más allá de la música encontramos conexión en… ¿el alcohol?”. Lambert remataba con “Iba a decir exactamente lo mismo [ríe]. La mayor parte del tiempo estamos jameando o solo pasándola bien, bebiendo, uno que otro tema serio de vez en cuando”.
Este desplazamiento del foco interpersonal parece recuperarse al momento de echar los instrumentos al hombre y empezar a compartir los sentimientos que escapan al diálogo. El proyecto lo lleva un paso más allá siendo conscientes de esta conexión íntimamente musical.
En palabras de Lambert, “Nos retamos a entablar una conversación a través de los sonidos, transportarnos a distintos lugares cada vez”.
La precisión de esta ruta creativa ha impulsado al trío hacia terrenos más interesantes dentro de la psicodelia base, siempre al filo de la experimentación, de la irreverencia y de un nihilismo más disfrutable que pesimista. El punto es mantenerlo interesante.
Nos tomamos en serio la música, pero siempre tratando de llegar a un espacio en el que nada importa realmente”.
Para Exposition individuelle la banda se dio a la tarea de mezclar un sinfín de referencias apuntando a lo extramusical. Primero con la intención de sorprender a sí mismo, así significara empezar a estructurar cada canción desde el principio.
La metodología de improvisación, aunada a la influencia de las pinturas de Jacques Hurtubise, dieron como resultado un mashup de sensaciones abstractas aterrizadas en cada acorde, fill y punteó de la agrupación.
El álbum es más un collage que una fuente de inspiración directa. Mirábamos los cuadros mientras grabábamos, no tratando de expresarlas en sonido, sino haciendo algo nuevo tras experimentarles”, compartía Lambert.
La peculiaridad del proceso podría llevar a multitud de ambigüedades en la pieza final, carácter apreciado o repudiado según la personalidad de cada proyecto. Para Hippie Hourrah la subjetividad son dos caras de una misma moneda, encontrando la satisfacción de la expresión en lo que sea que el público quiera escuchar.
En palabras de Dupire, “Espero que cada persona llegue a sentir algo, que lo disfrute. Al mismo tiempo, creo que cada uno vive la música de una manera drásticamente distinta, no depende de nosotros. Tratamos de hacer algo para nosotros, agradeciendo que alguien lo escuche”.
Los músicos parecen reservarse cualquier tipo de expectativa respecto a su música, pero mantienen la emoción y sensibilidad necesaria para un show en vivo. Siempre pendientes de la reacción del público, dispuestos a pasarla bien y conscientes del origen artísticamente íntimo entre canción y canción.
No escucho nuestra música realmente, una vez que se masteriza escapa de mí. Siempre es un desafío evocar el momento de cuando las creamos, esa sensación de estudio, lo que tratamos de expresar. Me siento orgulloso de poder hacerlo”.
Con esta potencia emocional en mente, el triplete se prepara para las siguientes fechas alrededor de Europa, marcando, en un futuro no muy lejano, una próxima visita a tierras nacionales. Posiblemente con música nueva bajo el brazo.
Más allá de esto, y cerrando nuestra conversación, la filosofía a futuro del proyecto parece tirarse a un presentismo irremediable; agridulce, intenso y compartido.
La vida como músico se reduce a lidiar con lo que pasa justo en el momento. Me es muy difícil pensar en lo que sigue, solo trato de hacer lo mejor para mi presente creativo”, declaraba Dupire.
Cerramos con los pensamientos de Hippie Hourrah nacidos de la experiencia diaria como creativos sonoros, pero de un alcance mucho más profundo de lo que la buena vibra, ligereza y acidez de los músicos intentaba sostener.
Sería feliz si pasara tal o cual cosa en el futuro, estoy completamente dispuesto a seguir. Dicho esto, jamás le he tenido fe a nada, no espero nada de lo que hago. Hago mi mejor esfuerzo, consciente de que no tenemos ningún control sobre el rumbo que toman las cosas. Quizá cambié de parecer mañana, no lo sé”, compartía Lambert.
“Lo que él trata de decir es que, siempre tenemos proyectos y siempre es difícil saber cómo resultarán. Es en parte la razón de hacerlos: nos emociona no saber qué pasará”, cerraba Dupire.