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Aoba recibió a un público emocionado en su segunda noche de sold out. Desde antes de entrar la fila daba la vuelta a la cuadra. Fans con toda clase de tote bags entraron de forma organizada para disfrutar esa noche.
Luisa Almaguer arrancó la velada, su concierto duró media hora pero aun con su brevedad conquistó el corazón de un público que, como la cantante lo describe, es neurodivergente, trans, enorme.
La espera no podía hacerse más presente entre las personas, algunos inclusive sacaron juegos de mesa para distraerse, cuando repentinamente las luces se apagaron y entre las sombras se percibía el vestido blanco con detalles dorados de Aoba, una tenue luz cálida terminó por confirmar su llegada.
"Kokoro no sekai" abrió la noche, en cuanto la pieza empezó el foro presenció algo que quizá no es usual, silencio. Este fue constante cada vez que su guitarra podía escucharse, este monumental respeto solo se veía interrumpido al concluir cada canción, que era recibida con aplausos y lágrimas de una audiencia conmovida en las fibras más personales.
"Sagu Palm’s Song" fue la tercera canción que surgió de una suave voz que presentó a un pequeño acompañante de felpa llamado George, en un jugueteo infantil, Aoba imitó los sonidos de este peculiar personaje para después iniciar con los acordes minimalistas en ese tema.
Por momentos está puesta en escena parecía la antesala de su hogar, fue casi como recibir la invitación de una amiga para convivir. Esto se hizo más evidente en "Funeral Procession at the Seashore 「海辺の葬列」" canción que narra la historia de un cambio, despedida de una canción que desaparece ante el mar.
"A Hill on the Moon 「月の丘」" fue la segunda canción que tocó de su disco QP, durante todo el concierto recorrió buena parte de su discografía, variando desde sus temas anteriores hasta algunos de los más recientes.
"Seabed Eden" fue la pieza que sacó a relucir las habilidades que Aoba tiene en el piano, desde su uso de un loop para generar un ritmo hipnotizante hasta concluir con un impresionante solo minimalista que redujo todo a tres instancias, las notas del sintetizador, el silencio de la audiencia y la luz que acariciaba el escenario.
Ichiko Aoba se despidió de una forma muy alegre con su última canción "Mr. Sun 「太陽さん」" tema que derribó por completo la barrera del idioma con un tarareo juguetón. Al concluir de tocar, ella solo sacó una pequeña muñeca mexicana con la cual hizo una ligera reverencia para retirarse, siempre dando las gracias.