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Una tarola que marcaba un ritmo sensual, acompañada de unos ruidos de fondo y de repente: silencio. Se escucha un "Ahí vamos" y posteriormente inicia un piano acompañado de un vertiginoso ritmo rockero mezclado con flamenco, que es romántico, intenso, esperanzado y atrevido. Eso es lo que podemos decir que es, a grandes ragos, lo más característico de Sin Documentos, el tercer álbum de Los Rodríguez, que llevó a la banda a un éxito sumamente notable y digno de mencionar.
Era 1993 y la banda, que ya tenía sus años, aún no era de ninguna parte. Si bien estaba hospedada en España, se movía por ciertos países de Latinoamérica y Europa, eran dos argentinos y dos españoles que estaban justo en medio en sus influencias, esto dio una combinación bien particular para que Los Rodríguez fuera un proyecto muy interesante no solo para un mercado, sino para dos al menos.
En Argentina pasaban ciertas cosas, estaba Soda Stereo entre sus dos últimos álbumes, Charly García entrando a su etapa Say No More y Fito Páez rompiendo récords en ventas, pero no se olvidaban de Andrés Calamaro y Ariel Rot, quienes del otro lado del charco se encontraban con el éxito que no alcanzaron en los ochentas.
En España ocurría algo similar: Hombres G en uno de sus puntos más interesantes de su carrera y Héroes del Silencio siendo un fenómeno hispano.
Y Los Rodríguez, curiosamente, tuvo su gran éxito trabajando desde cero, como una banda joven (a pesar de su amplia experiencia), que grabó sus primeros discos en estudios poco ostentosos, y que en Sin Documentos encontró la rampa de lanzamiento que le colocó en la misma mesa que todas las bandas y solistas mencionados anteriormente.
Por allá de 2021, Andrés Calamaro me dijo en una entrevista que en esos años era de suma importancia la opinión de la prensa para definir si un álbum se vendía o quedaba en el olvido, y justo Sin Documentos fue un ejemplo de ello, ya que fue considerado como uno de los mejores discos del año según la crítica.
Sin Documentos es el tercer álbum de Los Rodríguez, que viene después de Mala Suerte y Disco Pirata, ambos materiales que funcionaron para que la banda se diera a conocer; sin embargo, aún no repuntaban.
Calamaro y Rot, que llegaron a inicios de los noventa a España buscando el éxito que no tuvieron años atrás en Argentina, no pasaban por el mejor momento cuando llegó la hora de grabar Sin Documentos. El propio Andrés señala que estaban a punto de "tirar la toalla", y afortunadamente este disco les dio el giro de tuerca que necesitaban, pero, ¿cómo hace una banda de rock para triunfar en los noventa?
Sin Documentos es la mezcla de muchas ideas y sentidos que confluyen para una experiencia marravillosa. Es un rock pegado a la rumba, a las noches de fiesta, que si bien es provocativo y coqueto con sus letras, se toma el tiempo de ser romántico e introspectivo.
La mezcla entre rock plagado de guitarras ligeramente distorsionadas, pianos, baterías grabadas de la forma más purista posible, y apostando por lo orgánico, fue parte del gran éxito de la banda, que tomó como bandera el factor humano y los matices, así como la elegancia.
Producido por Nigel Walker, Sin Documentos es un brillante álbum que mezcla al rock, el tango, el flamenco y las baladas pop.
Posiblemente fue un referente para aquellos jóvenes que crecieron escuchando la música de sus madres y padres, fuera tango, flamenco o rancheras. Ellos encontraron en la música de Los Rodríguez una pizca de aquella música tradicional sumada a riffs de guitarra y letras con las cuáles sentirse identificados.
Sin Documentos abre con "Pequeño Salto Mortal", una canción que deja claro el estilo de Los Rodríguez gracias al sentido de banda de rock influenciada por el blues, así como coros al unísono que simulan una noche de amigos. Podría decirse que otras piezas como "Na, na na", "Algo se está rompiendo" y "Mala Suerte" siguen con esta temática.
Otra vertiente del álbum eran las baladas, comandadas por ritmos lentos y un Calamaro cantando en su modo más dramático. Algunos ejemplos son "Hasta que el sueño venga", "Especies que desaparecen" y la aclamada "Me estás atrapando otra vez", que se consolidó como otro de sus grandes éxitos.
Sin embargo, parecía que el mejor momento de Los Rodríguez era cuando se arriesgaban Calamaro, Rot, Julián Infante y Germán Vilella, ya que apostar por cambios de ritmo y letras más profundas fue lo que le dio a Sin Documentos el revuelo que tuvo.
Cuando escuchamos "Salud, dinero y amor" justamente podemos pensar en una canción de cantina, de brindar por las mujeres y los amores perdidos con un ritmo divertido. Eran canciones en las que la banda, más allá de buscar ser "la gran banda de rock", parecía que se divertían y se refleja en temas como este.
De ahí podemos pasar a "7 segundos", una hermosa canción que ha acompañado la carrera solista de Calamaro, que habla de una pareja que con todas sus diferencias se unió y se amó, y "al final de cuentas, eso es lo que cuenta", dice Andrés sobre una base de piano navideño.
"Mi Rock Perdido" es un tema rockero que no parece muy novedoso; sin embargo, tiene brillantes cambios de ritmo que permiten a la banda encontrar un sonido cálido, que se siente como un abrazo. La frase "voy a dirigir una película por día hasta que al fin tu seas solo para mí" contrasta con un "no me gustan las canciones porque mienten, porque todo se resuelve en tres minutos", y aunque están fuera de la realidad, las canciones "están hechas de pedazos de tormenta".
"Dulce Condena", la segunda canción más famosa de Sin Documentos, recoge dicho sonido cálido que mencioné anteriormente, y se vuelve una de esas canciones que sabes que miles de personas la asocian a sus grandes recuerdos y anécdotas. Es tan digerible y tan apapachable como ya no es, ni podría ser, el rock hoy día. Creo que "Dulce Condena" es el cúmulo de emociones que remarcó la banda por allá de 1993 y conectó con la gente.
"Sin Documentos" es una de esas canciones que se quedan para siempre, que trascienden por el atrevimiento, no solo en cuanto a la música, también a uno de esos romances intensos, que radían energía y que son un caos.
Sería injusto decir que "Sin Documentos" sostiene al álbum de Los Rodríguez; sin embargo, basta con una escuchada para entender por qué fue el hit que fue.
Solos de guitarra, coros pegajosos y pianos que identificas a los primeros tres segundos, se podría decir que en ese momento la agrupación encontró cómo dejar un amplio legado que le consideró como una de las bandas hispanas más importantes en su momento.
Y también un poco de justicia para Andrés Calamaro, quien en la música de Los Rodríguez encontró, a través de sonidos orgánicos, el éxito que no había encontrado tras su salida de Los Abuelos de la Nada, donde probó diferentes estilos de producción, buscó baterías sintéticas y sencillamente no pudo establecerse.
En septiembre de 1993, tras la salida de Sin Documentos, Los Rodríguez se enfrentó a escenarios cada vez más grandes, prueba de ello son sus conciertos en la plaza de toros de Las Ventas. Además, el proyecto logró codearse con Joaquín Sabina, quien tomó referencia de sus canciones a futuro para sus conciertos, y prueba de ello es "Todavía una canción de amor".
Sin Documentos es un álbum que si bien cada vez se hace más de culto, es una pieza importante para comprender el camino que tomó el rock en español en los años noventa, aspirando a tener cada vez más identidad propia y aprovechando la diversidad de recursos e influencias.
Aunque no hay una fecha clara de lanzamiento, Sin Documentos es un brillante álbum de 1993, con el que Los Rodríguez llegó a su apogeo. Te invitamos a escucharlo a 30 años de su salida, sin duda será una sorpresa si nunca lo habías escuchado y será un abrazo amigo si ya lo conocías, un recuerdo de que "cada corazón merece una oportunidad".