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La afamada actriz argentina Dolores Fonzi (La Patota, La Cordillera, Distancia de Rescate), debuta en la dirección con un trabajo particularmente brillante y jovial. En él, interpreta a Blondi, llamada así por sus seres queridos debido a su cabello rubio… y quizás bromeando con cierto parecido con la líder de la afamada agrupación musical del mismo nombre, con quien ella comparte ese espíritu liberal y rockero.
La protagonista se gana la vida en las calles haciendo encuestas casa por casa. Vive con Mirko (Toto Rovito), con el cual comparte gustos afines y frecuentan el mismo círculo de amistades; asisten a conciertos y antros; organizan fiestas; fuman marihuana; e incluso -a veces- se roban algunas cosas del súper. Todo siempre juntos. Lo sorprendente es que, aunque se comportan como buenos amigos y parecen tener casi la misma edad, ella es en realidad la madre del muchacho.
Conforme la trama avanza, descubrimos más sobre el pasado y la personalidad de Blondi, quien años atrás, cuando se embarazó siendo muy joven, tomó varias decisiones importantes acerca de su maternidad y su vida en general, optando por llevar la primera sin depender de una pareja ni de nadie más -con excepción de su mamá Pepa (Rita Cortese)-, ejerciendo la misma de forma opuesta a la norma tradicional, alejándose por completo de actitudes autoritarias o conservadoras propias de las madres comunes, a las cuales ella califica como “boludas”.
Y en cuanto a la segunda, decide mantener una vida en libertad, con una postura siempre open-minded y alivianada, importándole un bledo la opinión de los demás. Y de esa misma forma educa a su hijo y se convierte no solo en su principal apoyo, sino en su mejor amiga, y ambos mantienen una relación saludable que se apoya en la sinceridad, la comunicación, la confianza y la complicidad.
En contraste, su hermana Martina (Carla Peterson), su principal detractora, es justamente un compendio de clichés y lugares comunes, y mantiene un convencional matrimonio con el un tanto lerdo Eduardo (Leonardo Sbaraglia), con quien tiene dos hijos y una casa de ensueño, aunque es notorio que no es muy feliz con esa vida la cual ha elegido, y comienza a mostrar señales de insatisfacción.
Orillados por una extraña acción de Martina consecuencia de dicha insatisfacción, Blondi y Mirko deberán efectuar un viaje por carretera el cual, además de ser una pequeña odisea (donde se generan algunas de las escenas más bizarras, climáticas y cómicas del filme), se pondrá a prueba su relación, y ello fomentará el crecimiento de ambos a diferentes escalas.
Con sencillez y frescura, Fonzi (apoyada por la guionista Laura Paredes) transforma una premisa que en manos poco diestras, muy probablemente hubiese desembocado en un melodrama lacrimógeno y manipulador; y en su lugar presentan una comedia liviana y amable, la cual es atravesada transversalmente por temas como la ausencia paterna; el conservadurismo; las convenciones sociales; la brecha generacional; el deber ser vs. el querer ser; o la separación natural cuando los hijos dan sus primeros pasos en camino a forjarse su vida propia.
Acorde al espíritu del personaje (y del largometraje mismo), las andanzas de Blondi con su hijo y el resto de su familia, son acompañadas de un soundtrack que incluye canciones como “Sunday Morning”, “I'm Waiting For The Man”, “Femme Fatale”, “Run Run Run”, “All Tomorrow's Parties” y “There She Goes Again” de The Velvet Underground & Nico; “Maria” de Blondie (obviamente); y otros temas de agrupaciones argentinas como “Hice todo mal” de Las Ligas menores (quienes aparecen interpretándolo en una escena de la película); “Perfecto Radar” de DJs Pareja y “Es telepatía” de Sobrecarga, además de un track homónimo compuesto por el propio actor Toto Rovito.
Mención aparte merece una escena donde se puede ver a una banda punk ficticia llamada Pisco Sour, que incluye en su alineación a otros músicos argentinos como LvRod y Melanie Williams.
Blondi resulta además ser una atinada y balanceada combinación entre géneros cinematográficos como el coming-of-age, el road movie y un feel-good movie con sabor muy latino. El resultado es una obra ligera pero profunda, divertida, entrañable, esgrimiendo una mirada eminentemente femenina, por la que circulan aires de rebeldía y libertad… y mucho feeling rockero.