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Verve Records / 2022
El cantante y compositor Kurt Vile regresó con su 9no álbum de estudio (watch my moves) grabado en su estudio casero en OKV Central y coproducido por Rob Schnapf (Elliott Smith, FIDLAR).
A lo largo de 15 temas, Vile nos comparte temas sinceros que nos transportan en cada etapa de la vida del músico. Con él, vagamos entre melodías transparentes y ligeros como plumas con solo las notas de guitarra haciendo de vez en cuando, el uso de otros instrumentos para transmitir nuevas emociones. Es disociarse y continuar en automático mientras vemos lo que hacemos y nos preguntamos hacia dónde vamos.
El álbum comienza con “Goin On a Plane Today”, como una obra musical para niños donde el piano es irónico y los sueños de niño se vuelven realidad en un parpadeo. Kurt rinde homenaje a su padre con “Flyin (like a fast train)”, alcanzamos el punto más alto de nuestras vida cuando vamos a toda velocidad, pero, ¿es eso lo que queremos?
Filadelfia es sinónimo de libertad, por ello se inspira en “Palace of OKV in Reverse” con melodías lúcidas y sintetizadores new wave con un groove escondido. La efervescencia continúa con “Like Exploding Stones” que como todo, termina por desvanecerse. “Mount Airy Hill (Way Gone)”, es mística, como el lugar, pero nos deja con una sensación de soledad.
Sin embargo, también encontramos melodías cálidas como un abrazo. “Hey Like A Child” es una carta de amor a su esposa con la que nos dejamos llevar como viento de primavera con tintes shoegaze. En “Say The Word” integra una banda completa con más ritmo y sintetizadores que conjugan la palabra “amor”.
El mensaje principal de este trabajo es inspirarse en las cosas cotidianas dejándolo claro con “Chazzy Don’t Mind” en la que colabora con la banda Chasity Belt amenizando con el violín de Annie Truscott. Por otra parte, “Jesus On A Wire” es serena, pero nos encontramos perdidos y necesitamos ayuda, hasta que aparece la batería de Stella Mozgawa para alinearnos de nuevo.
Aunque pareciera que nos encontramos en un infinito tema instrumental, Vile nos pone en jaque con “(shiny things)” creando una intermitencia donde el cambio de rumbo es inminente, mientras que en “Kurt Runner” nos detenemos a apreciar la película de nuestras vidas. Como el último de nuestros días.
“Fo Sho” y “Cool Water” son temas opuestos. Mientras que uno nos presenta sintetizadores que nos ponen en un videojuego esperando la batalla final con el villano, el otro nos sitúa en medio de la nada esperando a reencontraros con nuestras partes perdidas con oleadas notas de guitarra.
Tan fácil como abrazar la música y la hacemos nuestra. Un día te identificas con una canción en tus 20s y al otro la conviertes en un himno melancólico que puede gustarle a todo mundo, eso hace Kurt con “Wages of Sin” un cover a Springsteen. Por último, “Stuffed Leopard” suena en medio de una fogata, mientras hablamos de la cosas simples de la vida.
Será difícil encontrar a Kurt Vile con otro estilo, pues a sus 42 años lo tiene bien definido. Solo queda seguir apreciando lo que nos rodea, hablar de los juguetes, las tazas de café, los instrumentos y la familia para continuar escribiendo temas que nos acercaran a nuestro propio ser.