Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
La música sin grupos como Beastie Boys sería demasiado aburrida. El legado que tres jóvenes neoyorquinos dejaron en el mundo es tan grande que trasciende géneros y épocas. Su trabajo fue tan variado como los gustos de cada uno de sus integrantes. Pero más allá del sonido, lo que siempre prevaleció fue la diversión y disfrutar cada momento como si fuera el último. Al final eso es más importante que los discos vendidos o las reproducciones en Spotify.
Los orígenes del conjunto se encuentran en los 80. En ese momento un puñado de adolescentes de familias judías acomodadas descubrió en el hardcore-punk un camino para desquitar su furia. Sin conocimientos técnicos pero con mucha energía surgió el grupo y logró convertirse en abridor de Bad Brains y Dead Kennedys.
El primer paso ya había sido dado pero no todo fue felicidad. Al poco tiempo hubo cambio de integrantes hasta finalmente quedar conformada la formación que lograría conquistar al mundo. Mike D, MCA y Ad-Rock fueron los únicos que decidieron continuar con el proyecto aunque con un cambio en el sonido. Todo fue gracias al descubrimiento del hip hop.
Para mediados de la década el tridente optó por contratar a un DJ para sus presentaciones en vivo. El elegido fue un veinteañero que iba a la universidad de día y se dedicaba a experimentar con la música durante las noches. Hoy su nombre es sinónimo de éxito pero en ese entonces Rick Rubin era un total desconocido.
Finalmente el 15 de noviembre de 1986 vio la luz el álbum debut de Beastie Boys y lo más sorprendente (o tal vez no) es que fue un éxito inmediato. Para este momento el trío ya había completado su transformación hacia el mundo de las rimas y el uso de la tornamesa como un nuevo instrumento. Inclusive el trabajo es considerado como el primer disco de rap de la historia en alcanzar los primeros lugares de los más vendidos.
Parte de la buena recepción se debe a sencillos como “Fight for Your Right (To Party!)” y su adictivo sonido. La canción se convirtió en un himno de la generación que lo único que deseaba era poder divertirse. De la misma forma en que antes The Rolling Stones y The Who le gritaron al mundo la represión que sufrían de los mayores aquí se repitió la historia.
De igual forma, destaca "No Sleep till Brooklyn" gracias a la aportación de Rubin para combinar el metal con el hip hop. En ese momento el fundador de Def Jam Recordings acababa de terminar la producción del Reign in Blood de Slayer y tuvo la idea de invitar a Kerry King para que ejecutara el riff principal del tema. Hoy la unión puede parecer ordinaria pero en ese tiempo fue totalmente revolucionaria. Eran dos géneros opuestos pero fueron suficientes cuatro minutos para demostrar que eran compatibles.
Pero el LP es tan variado que pasa de la pesadez extrema a la ternura con “Girls”. Su sonido es tan dulce que podría ser la canción principal de cualquier anime. Un teclado y una caja de ritmos lograron un estilo kawaii varias décadas antes de que el término se volviera popular en occidente.
Ahora bien, si existe una característica fundamental del hip hop es el sampleo y en este caso el mejor ejemplo es "Brass Monkey". La pieza es una de las más representativas dentro de la discografía de Beastie Boys. Pero aunque deslumbra por su frescura en realidad tiene como base el R&B "Bring It Here" de Wild Sugar. El secreto fue darle una nueva dirección a un breve fragmento de la composición original para volverla festiva.
Aunque el material tuvo buen recibimiento a nivel comercial en realidad apenas se trata del comienzo de una fructífera carrera. El trío puede presumir que logró ganar todo durante el tiempo que se mantuvo en activo. Pero el éxito no solo se mide por los discos vendidos sino por la influencia generada y el impacto causado en millones de personas de todo el mundo.