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Estrenada en México con el título de El Cuervo, The Crow alcanzó gran notoriedad por diversos factores. El principal de ellos fue, tristemente; a causa de un evento terrible: la muerte de su protagonista Brandon Lee -hijo de la leyenda de las artes marciales, Bruce Lee-, a consecuencia de un absurdo accidente durante el rodaje; lo cual obligó a la producción a echar mano de modificaciones en el guión, así como del empleo de un stunt y de efectos digitales para subsanar ciertas escenas faltantes y poder concluirlo.
El largometraje fue estrenado en mayo de 1994, y además de recibir una recepción positiva por parte del público y la crítica, rápidamente se le elevó al estatus de filme de culto gracias a varios factores: por las circunstancias que terminaron por transformarla en la obra póstuma de Lee; por adaptar adecuadamente el cómic homónimo del norteamericano James O'Barr (el cual a su vez, concibió este trabajo movido por una tragedia personal), posicionándose así como una de las más logradas adaptaciones de una historieta en esos momentos (muchos años antes del furor actual por historias de este tipo, alimentado por el éxito de Marvel y DC en ese rubro); por sus atmósferas oscuras y opresivas y su estilizada estética visual orquestadas por su director Alex Proyas en conjunto con el cinefotógrafo Dariusz Wolski, con marcada influencia del expresionismo alemán y el cine noir; y por narrar la historia de una venganza implacable (y sobrenatural) que un hombre ejecuta en contra de aquellos quienes asesinaron brutalmente a su prometida... y a él mismo.
A estos factores, se sumaron otras referencias vinculadas a la literatura, y a otros aspectos relacionados de la cultura pop. Uno de esos factores, que también le suma puntos extras a la cinta, es su banda sonora.
Por un lado, se encuentra el formidable score del experimentado músico neozelandés Graeme Revell, compositor para infinidad de películas como La Ciudad del Pecado (Sin City) o Pineapple Express por mencionar solo dos ejemplos.
Para The Crow, Revell concibe piezas cuya raíces provienen del World Music, incorporando vocalizaciones, instrumentaciones, sonoridades y ritmos provenientes principalmente de la música de oriente medio, para confeccionar con ellos oscuros, melancólicos y bellos pasajes, que son complemento ideal para acompañar los a veces lúgubres, muchas veces deprimentes y constantemente lluviosos callejones y tejados en donde suceden buena parte de las acciones cuando cae el sol.
Del mismo modo, varias de estas composiciones ayudan a potenciar escenas importantes, como pasa con “Inferno”, track que inicia con un solo de guitarra ejecutado por el propio Eric Draven (Lee) a cuadro, durante un tiempo que el personaje pasa a solas y antecede al ataque de su siguiente blanco. O como ocurre con el tema “It Can’t Rain All the Time”, el cual forma parte del desenlace del relato, y le añade una nota esperanzadora al mismo, dentro de un universo repleto de tristeza y muerte. Por cierto, este score será relanzado en noviembre por la compañía Varèse Sarabande, en una edición especial de lujo con dos CD y en formato digital, ambos con temas adicionales.
En contraste, el soundtrack que complementa (y contrapuntea) las composiciones de Revell es mucho más rockero, conteniendo una selección de bandas de distintos géneros, en donde podemos encontrar canciones como “Burn'' de The Cure que (junto con Joy Division), fueron referencia e inspiración al momento de que O'Barr concebía y dibujaba el cómic. Un tema vertiginoso y con gran fuerza, el cual remite a los momentos más dark de la banda comandada por Robert Smith.
Otros temas que vale la pena resaltar son “Dead Souls”, cover de Nine Inch Nails a la composición homónima de Joy Division en su muy particular estilo; “Big Empty”, canción de suave cadencia que los grungeros de Stone Temple Pilots compusieron originalmente para la película y la cual posteriormente incorporarían a su segundo álbum intitulado Purple; “Darkness”, pieza con tintes jazzísticos de los rap-metaleros de Rage Against The Machine quienes la habían grabado previamente bajo el título de “Darkness of Greed”; y “Color Me Once”, número interpretado de forma un tanto taciturna por los americanos Violent Femmes.
La energía y el punch son aportados aquí por agrupaciones como Pantera y por Henry Rollins y su banda, quienes ofrecen magníficos covers de Poison Idea (“The Badge”) y Suicide (“Ghostrider”) respectivamente, ambas agrupaciones afincadas en el punk. En particular, el tema de Pantera es bastante furioso y poderoso e invitante al slam, y abre y cierra con un audio proveniente de otro filme de culto estelarizado por otro personaje marginado enloquecido por el dolor y la soledad, quien imparte justicia por su propia mano y de forma violenta: Taxi Driver de Martin Scorsese.
Complementan la selección temas de agrupaciones como The Jesus and Mary Chain; Helmet; For Love Not Lisa; Jane Siberry; Machines of Loving Grace; My Life with the Thrill Kill Kult y Medicine. Como dato curioso, estas dos últimas bandas incluso hacen un cameo dentro de la película, ejecutando un show en vivo en distintos momentos de la trama.
En fin, quien quiera saber como se escuchaban los primeros años de los noventa, y navegar por un balanceado compendio de industrial, gótico, grunge, metal y variado rock alternativo, que escuche este soundtrack.