05/Oct/2021
Con más de 300 proyectos activos registrados en el mapa y más de 40 bandas integradas completamente por mujeres, establecemos un presente sumamente diverso en sonidos, pero al mismo tiempo queremos recordarles que la fortaleza de tantas bandas en la actualidad tiene un enlace con el pasado, desde el inicio del rock mexicano han existido, aunque fueron invisibilizadas con varios pretextos, entre ellos la supuesta falta de calidad de su música.
No me alcanzará el espacio para realizar una geneaología completa, pero es necesario recordar que en la década de los 60 estuvieron 4YT, Las Chics, Las Mary Jets, Las Mosquitas y Las Pink Panthers. En los 80 con el impulso del punk aparecieron Kali, Las Susy's Punk, Virginidad Sacudida y Secta Suicida Siglo 20. Los 90 fueron una mezcla de hardcore, punk y rock alternativo con Aurora y la Academia, Las Dikinis, Lencería, Loba, Martha 26, Mujeres en fuga, The Leed, Las Ultrásonicas y Violetas Violentas. La continuidad de la escena protagonizada por mujeres, con la que seguramente conectan más las bandas actuales, es una manifestación de nuevas narrativas de rock alternativo, punk e influencia riot grrrl, destacan Bleesed Noise, Falsa Fortuna, Herenwen, Introtyl, Las navajas, Mami Yazbek, Mystica Girls, Rotas y Ruido Rosa.
En esta entrega de Sonoridad reunimos los proyectos que no son una anomalía, no son una rareza, no cuidan las chamarras de los novios y por supuesto saben conectar sus propios instrumentos (favor de leer con el respectivo tono condescendiente las líneas anteriores). No es precisamente un Top 10, son las que tienen toda nuestra atención desde la escena independiente.
En el 2018 surgió en Ciudad Obregón, Sonora, el trío de punk La Anémona Asesina, debutaron con el demo Elektrocutación, grabado por Discos Esmeralda. En el 2019 lanzaron el sencillo "Dragón Fúrico".
El trío The Centellas apareció en la Ciudad de México, para llevarnos a una nueva zona del surf urbano instrumental. Nidia Vargas (bajo), Elva Peña (batería) y Lu Berry (guitarra) debutaron en vivo el 10 de febrero de 2018, siendo la minoría dentro de la minoría de un género. En el 2019 lanzaron su debut Espécimen Surf.
En el 2020 aparece Las decapitadas, banda de garage de la CDMX integrada por Roberta Pardo (voz), María Villanueva (bajo), Isabella Costera (batería) y Valentina Reyes (guitarra, segunda voz). Han lanzado los sencillos "P3da" y "Bubble Love", han realizado colectas en sus conciertos para grabar su álbum debut.
A finales del 2017 surge en la CDMX el cuarteto de surf pop Hot Maries, integrado por Kenny Lozbec, Marleen Miranda, Michelle Pantoja y Azul O'Dominique, debutaron con el sencillo "Oh Sweet" en el 2018, un año después lanzaron "Basta Ya". En el 2021 ingresaron a Abismal Estudio para grabar "I Won't Be There" y "Oh", sencillos que han sido ilustrados por Iurhi Peña. Ya estamos esperando su álbum debut.
Con el lema “Otro mundo es posible. Construir desde la diferencia. El punk somos las mujeres”, Izell Sánchez (voz), Mona Ortíz (bajo, coros), Fernie Alaniz (batería) y Brenda Lira (trompeta) son Las Ingobernables, un grupo anarco feminista de Puebla que, además de realizar intervenciones escénicas, llevan su activismo hasta conciertos y acciones autogestivas desde el 2019. Mucha atención, acaban de estrenar su canal de YouTube.
Bajo la influencia de Remedios Varo, Jimena Corona (guitarra y voz), Alix Bacio (bajo y coros) y Montserrat Muñiz (batería) formaron Onyricats en San Luis Potosí. Inicialmente fue una banda de covers, pero no tardaron en acoplarse con un sello propio, así surgió su primer EP producido por Madame Recamier, Viajes Inesperados, con el que también acuñaron el término "rock surreal". Entre el 2020 y 2021 lanzaron una serie de sencillos que se convirtieron en su EP 250 Transmutaciones, échenle el ojo al arte de "Tu habitación" para absorber todas sus referencias de las mujeres en la música.
Inspiradas por la poeta Alejandra Pizarnik, Pay Damián, Ana Zurita y Majo Sáenz crearon Pizarnikas a principios del 2020. La banda queretana debutó en el 2021 con un EP homónimo inclinado hacia el rock alternativo.
Bajo la influencia del rock progresivo y alternativo con muchos tintes psicodélicos, surge en el 2018 el grupo Rosa Polar. Desde Tepic el cuarteto integrado por Livier Olvera, Ana del Real, Janeth Ibarra y Monica González ha lanzado tres sencillos, próximamente estrenarán un nuevo EP con el título de Fango y sol, el 22 de octubre compartirán el sencillo "La fábula".
Violeta Hinojosa (voz y bajo), Sara Norman (guitarra) y Nadia Cuevas (batería) forman Soga en la CDMX, empezaron a tocar sin ninguna pretensión cuando todavía eran parte de bandas como Riña, Cremalleras y Ratas del Vaticano, pero no tardaron en comprometerse con el proyecto. En el 2018 lanzaron Demo a través de Iron Lung.
En la metamorfosis de nombre, Kira se convierte en la dupla de electrockpunkgarageandroll Stereo Animal, un proyecto que surge en el 2020. El primer sencillo de Diana Arias (guitarra) y Zianya González (batería) es "Circo", aparece en la recopilación de México de Hotel Records del 2021.
Para no fallarles a todas, te compartimos la playlist completa de Ellas son la banda del Mapa de músicas mexicanas, incluye los proyectos que están cambiando la escena a través de experimentos electrónicos, garage, hardcore, metal, ska, jazz, punk, rock y rockabilly.
28/Sep/2021
Un tequila antes de que empiecen los trancazos…
En los últimos días magnánimos medios de la industria hacen homenajes a discos que en este 2021 están celebrando 30 años de su debut, álbumes como Nevermind de Nirvana, Ten de Peal Jam, The Black Album de Metallica o Use Your Illusion I & II de Guns N’ Roses. Si bien es cierto revolucionaron el género, el sonido y la manera de hacer música, es importante también ubicar en la misma escala un material completamente nacional. Un disco de 11 tracks incorporado al sello de BMG y considerado uno de los “100 discos que se deben tener antes del fin del mundo” por Sony Music Entertainment México.
El Circo de La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio salió al mercado un 24 de septiembre de 1991. Éste es el segundo material de la banda, producido por Gustavo Santaolalla y con un récord de más de medio millón de copias vendidas.
En esta ocasión, apreciable devoraletras, no narraré un cuento basado en una melodía, sino en un disco completo que le abrió las puertas a este articulado aficionado musical que suele colocar escenarios sobre la mesa pues, siento, todo comienza allí...
En un apartamento discreto e incorporado a una zona habitacional del sur de la Ciudad de México, una madre soltera mantiene en su habitación (estructurada con la cama individual y el buró) un mueble empotrado en la pared con cara de libero. Un mueble de 60 cms por lado con frágiles repisas y saturado de cajas de casete que suenan en orden alfabético cada sábado de aseo matutino.
En ese archivero de arte se localizaba una fila de intérpretes del gusto de la progenitora: Pimpinela, José-José y Juan Gabriel eran los que más sonaba. Y curiosamente en uno de esos fines de semana de limpieza exhausta, la madre mandó a su hijo de 10 años de edad a elegir uno de esos tantos casetes para que sonará mientras aspiraba la sala.
Dentro de su desmotivada energía por hallar “algo que le interese”, encontró una caja rota con un encabezado que decía “MALDITA VECINDAD”. Fueron esas letras de un negro resaltante y con unos sujetos parodiando un espectáculo cirquero lo que lo atrapó. Al parecer, más allá del diseño, fue la palabra “maldita” lo que le hizo sentir morbo; considerando que el niño pertenece a una casa conservadora, cero tolerantes a las malas palabras e incorrectas costumbres.
Entre la presión de la madre que exige comience a asear el sofá y la restirada extensión para conectar la grabadora, el infante apresurado insertó el objeto musical del Lado-A en la casetera y lo reprodujo. Lo primero que comenzó a sonar, después de segundos del correr de la cinta, fue una pésima grabación con un mariachi arrojando un grito desmedido que informa que “ya llegó el pachucote”. —Osh. Otra música de esas…— pensó en niño seguramente.
Sin embargo, milisegundos después algo le reventó la condición: era un estrepitoso redoble acompañado de una lejana trompeta que daba la bienvenida a un sinfín de escándalos melódicos. — ¡Santa madre! — pensó en voz alta el niño.
Esa fue la manera en la que el rock & roll me dio la más ruidosa invitación, con un “Pachuco” en la puerta, un saxofón que ahora nos abraza desde el infierno y con una letra que me recuerda la belleza de llevar la contra a las “buenas –y caducas— costumbres”. Esa tarde, ese niño que era yo, comprendí la diferencia entre lo que “es correcto” y lo que disfrutable.
Con tal de quedar bien con la chica que lo enloquecía de la preparatoria, se siguió en la línea del Tren ligero hasta Taxqueña; lo único que recibió fue un desgraciado “gracias” al final del viaje, justo cuando ella ingresó a los vagones.
Resignado y consciente de la poca esperanza que tenía en ese fantaseado romance, caminó hacia el crucero donde se encontraba el transporte que lo dirigía a casa. Avanza frustrado y decepcionado, despotricando en cada paso la miserable vida en la que se sentía vivir y fastidiado de gastar sus monedas en un doble transporte sin recompensa alguna; a esa edad todo parece una patraña.
De pie y bien sujetado del tubo para pasajeros, subió el volumen de su reproductor de MP3 mientras miraba por la ventanilla. Tan mala suerte sentía tener que una vez más quedó atrapado en el primer crucero principal con un semáforo que duraba más de dos canciones. Fruncido, solo se dedicó a mirar…
En el cruce contrario, justo debajo de un semáforo, se localizaba un niño jugando a malabares con tres pelotas rojizas: arrojando una sin lograrla sujetar y ocurriendo lo mismo con las dos siguientes. Cuando comenzó su segundo acto, el sujeto de pie en el microbús soltó una ligera sonrisa al apostarse a sí mismo que no sujetaría una de las tres: lanza la primera directa al suelo. Arroja la segunda, rosando sus yemas, pero cayendo al piso. —Lo sabía— murmuró. Cuando aventó la tercera pelota… una ráfaga amarilla pasó haciendo desaparecer al pequeño malabarista. Lo que volaba en el cielo no era la tercera pelota, sino el propio niño.
Un deportivo automóvil amarillo se había evitado la fatiga de frenar en la luz amarilla y decidió acelerar para librar el cruce caótico, tanto que no solo libró el alto total, sino le despojó la vida a un pequeño prodigio del malabar. El automóvil no se detuvo. El microbús en el que viajaba comenzó avanzar velozmente. Nunca vio caer al pequeño. A la fecha se reclama no haber corrido detrás de ese desgraciado potro amarillo. “Un poco de sangre”, demasiada sangre en esta ciudad.
En el 2001 se cumplían cinco años de su divorcio. Él se fue de la casa aventurándose a una fantasía romántica e intensa con su secretaría diez años menor, mientras Ella se resignó a quedarse en casa con sus hijos, sus achaques irreales y manteniendo, aún a escondidas, sus quereres con su cuñado.
El primer año de la separación fue una celebración para ambos, excepto para los hijos: Ella gozaba las atenciones lujuriosas del hermano de su exmarido y Él continuaba admirando las glorias que recibía de una jovencita que estaba por terminar el bachillerato. Cuando el tercer año del divorcio llegó todo se complicó más: Él embarazó a la adolescente y a Ella la abandonó su “amante” cuando la esposa (su concuña también) se enteró del desliz pasional; mientras la secretaría le exprimía la cartera de Él, Ella sufría una depresión rapaz por culpa de una campaña de desprestigio en la familia y en el barrio.
El cuarto año y medio del divorcio se puso apretado: las demandas eran lo único que los unía; abogados hablaban por ellos y los hijos, ya mayores, huyeron de la casa en busca de otra felicidad. Él se alojó en el alcoholismo cuando se quedó sin un peso entre las pensiones de sus dos exmujeres, mientras Ella tuvo que empezar a trabajar para sentirse viva.
Una noche de noviembre, cuando se cumplía el quinto año de esa separación, Él cayó perdidamente ebrio en un salón de baile para malgastar sus últimos cien pesos, mismo lugar donde Ella ejerce como mesera. Cuando el sujeto levantó la mano para exigir de malacara un trago, la mujer se acercó buscando una propina.
En una mirada ambos se reconocieron. La vergüenza de los dos era nata. Y algo había en ellos, en ese mirar, que los despertó de la pesadilla localizada. Ella le negó el servicio de venderle más licor y Él, sujetó su mano fuertemente como un acto de resignación. Mariana dejó de pensar un momento en su trabajo de mesera para tomarlo de los hombros evitando cayera. Mario derramaba lágrimas que surgían del corazón, pues éste a media luz siempre se entregará…
Todo el ambiente olía a mar y la luz roja de neón anunciaba el lugar. De ellos dos ya nada se habló, pues no importaba lo que se murmurara en las calles, el cautivar los abrazó de nuevo y en la pista una pareja se volvió a enamorar. “Kumbala” era el lugar; siempre dicen que de la noche son, las cosas del amor…
Aldo Acuña, bajista de la banda, cuenta en una entrevista para Los Ángeles Times que el papá de Roco les prestaba una bodega para ensayar. Después de 36 años de trayectoria podría parecer que esa anécdota es imposible de creer, considerando que son una banda de rock que se han presentado en todos los continentes. Sin embargo, lo imposible de creer es que hasta la fecha existan músicos que mantengan en alto lo vivo de nuestro país y que, aunque a veces nos sentimos vergonzosos de las carencias que siguen latentes desde aquel 1991, es admirable que La Maldita Vecindad nos ayude a no perder los pies de esta ciudad donde el hambre se ve como un gran circo en acción.
Felices 30. Gracias Malditos.
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