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La tristeza es un sentimiento que no se puede describir con palabras aunque todos lo han experimentado. Mientras que son contados los casos de artistas −aquí bien aplicado el término− como Nick Cave que disfrutan de esta sensación y la han explorado a lo largo de su carrera. Su pasión es tan fuerte que la contagian a los demás como si se tratara de una festividad religiosa y así han generado un culto a su alrededor que se niega a desaparecer.
El hombre nacido en 1957 ha enfrentado todo tipo de obstáculos a lo largo de su vida y los ha superado. Desde decepciones amorosas hasta el fallecimiento de uno de sus hijos. Cada uno ha provocado fisuras en su ser pero ninguno lo ha derrotado porque lo que no te mata te hace más fuerte. Como terapia utiliza la música y la escritura como medios de expresión pero también para desahogarse.
Pero aunque una de las virtudes del hombre vampiro es la composición también destaca por su ejecución de temas ajenos. La muestra más clara es el tercer álbum que publicó al frente de The Bad Seeds. El trabajo funciona como un muestrario de sus influencias para que sus seguidores conozcan la fuente de muchas de sus influencias y así se generen nuevos nexos.
Fue el 18 de agosto de 1986 cuando vio la luz Kicking Against the Pricks y desde entonces ha cosechado elogios. Contiene 12 covers y la gran mayoría suenan bastante distinto a sus versiones originales. Se trata de una forma de apropiación legal que muy pocas personas en la música consiguen con éxito.
Fiel a su costumbre Nick Cave se acompaña de un piano para otorgar elegancia a su deprimente sonido. De esta forma logra transformar una pieza de bluegrass como "Muddy Water", original de The Seldom Scene, en un tema digno de un funeral. Apenas es el comienzo y ya provoca las primeras lágrimas por el aura fantasmal que genera.
Mientras que no es un secreto que una de las máximas influencias del australiano es Johnny Cash y para hacerlo más evidente ejecuta “The Folk Singer” en una interpretación pausada y llena de misterio. Su voz de fantasma se pasea de forma omnipresente hasta llegar al hipotálamo y generar una sensación de hipnosis auditiva.
El desfile sonoro no se limita a piezas desconocidas sino que también incluye a grupos de renombre como The Velvet Underground y su “All Tomorrow's Parties”. Ahora ocurre a la inversa porque mientras la versión original es lenta y sosegada aquí se escucha una interpretación poderosa con una guitarra afilada como los colmillos de un vampiro. En tanto que también hay lugar para “Hey Joe” de Billy Roberts aunque inmortalizada por Jimi Hendrix. El resultado es claustrófobico gracias a la hipnotizante batería que se sincroniza con los latidos de un corazón con taquicardia.
Con vínculos a sombríos proyectos como Bauhaus y The Sisters of Mercy aunque con la elegancia de Tom Waits y Nick Drake el resultado es igual de adictivo que una droga. De forma paradójica su oscuro ambiente sirve de iluminación para las almas en pena que buscan la redención.
Como si fuera el líder de una congregación religiosa Nick Cave ha sabido convertirse en un guía espiritual y el ejemplo más claro se puede observar en el público de cada una de sus presentaciones. Su poder es tan fuerte que puede provocar orgasmos con su robusta voz. Como muy pocas personas en el mundo ha demostrado que la tristeza es un sentimiento que sí se puede disfrutar.