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Abstrakt Muzak / Little Cloud Records / 2021
22/Feb/2021
Todo está controlado por mecanismos malvados, a todos niveles, en todas formas, y de nosotros depende que la traición, la indiferencia y la farsa no nos arrebate lo que nos alienta. “Esferas Protectoras” como introducción al mundo de Los Mundos, a un epicentro por descubrir, ideas por deshilar, sonidos como mensajes subliminales. “Frutos Rojos” para embelesar tragos amargos, la tónica espacial o el soundtrack de la costa de un planeta que no hemos descubierto, el eco de un Dios que antes que recriminarnos nos reconforta, una suerte de pop sideral para comenzar el viaje a terrenos inexplorados.
“Cristalización” y el bajo que suena a Geezer Butler libre de maldiciones, el ritmo que emana cierta vibra desértica, ahora estamos en marte surcando el mismo camino trazado por el rover Curiosity entre la infértil y roja masa de polvo. A donde vamos no necesitamos caminos, solo transparencia y resistencia, y la mística psicodélica nos convence de hacer lo correcto. “Boca Arriba” presenciamos muchas veces nuestros propios demonios flotando en el techo antes de no poder dormir, un tambor batiente como preludio a una marcha entre riffs y cambios de ritmo que nos recuerdan tanto a la nueva ola del psych como a The Doors sin su ánimo existencialista. El solo de guitarra hacia el final de la canción reafirma la intención de Los Mundos de dejar un legado más que un recuerdo.
“Prórroga del Fin” y su ánimo destructivo, de nuevo la voz con reverb y sus frases difusas pero encantadoras: “Bombardéame porque yo no quiero escuchar”, y en tiempos de crisis oír esta tónica mitad siniestra, mitad evocadora, funciona no para comparar con lo que se ha hecho, sino para alegrarse por lo que seguimos descubriendo. “Círculo de Aves” y su ánimo doom con un riff áspero como guía al autodescubrimiento, mejor que vuelen sobre ti los cuervos que los buitres, sé un águila que devora antes que un canario que se ahoga con los gases de una mina. Hasta el cielo tiembla, y nuestros oídos también.
“Esqueletos Muertos” que se cansaron de bailar, se rindieron y entregaron a la escucha antes que al movimiento, y en el análisis comienza el descubrimiento: el ritmo que tanto le falta a eso que llaman rock mexicano (si es que aún existe o rapta tratando de salir de su agujero), estamos cayendo hacia la muerte de muchas formas, pero la música puede ser el filo del abismo de donde nos tenemos que agarrar para no caer. Gran momento cuando el ritmo de la batería se cruza de nuevo con la guitarra solitaria y los sonidos casi algorítmicos que se complementan idealmente, seguimos cayendo, el cielo es negro, pero esta canción y la santa muerte de alguna forma nos abrazan.
“Manos Brillosas” cual riesgo de contagio, el delirio y la locura que nos han traído los últimos meses, las pruebas de laboratorio que dictan nuestro bienestar, los riesgos que debemos de correr, las medidas que debemos tomar, la preocupación cuando hay que soportarla. En este tema destaca la producción y los juegos de la voz y sus ecos y transiciones que dan paso a “El Espejo del Tiempo” y su esencia casi tribal, de nuevo Los Mundos derrocan todo precepto que tenemos sobre algún género en específico y experimentan, arriesgan, y ganan.
“Juego de Células” y su sólido ritmo con un ímpetu tal vez más radiable, pero sin ánimo de desencanto, un tema dinámico y profundo con un coro que se te va a quedar en mindbug por un buen rato. “Luz Perversa” y el rasgueo de las cuerdas que nos lleva a la maquila de un gran mantra sonoro que evoca mil colores, calma y fuga, transfiguración: el sol no está vivo, está muerto, pero mientras siga iluminando los caminos de bandas como esta que arriesgan y supuran creatividad, entonces que se sigan desangrando ante el rayo del astro rey que nos da tanta vida.
La Fortaleza del Sonido de Los Mundos se refleja en los 11 tracks de este gran disco, y esperemos, muy pronto, ya que todo esto se calme, poder disfrutar su accionar en directo, tal y como debe ser, tal y como lo necesitamos, tal como el sonido refleja fielmente su eterna fortaleza.
9
Transgressive Records / 2021
19/Feb/2021
Cientos de historias y momentos nos acompañan en la vida. Donde el transcurrir del tiempo sobre nuestra existencia puede llegar a ser castigador, puesto que nuestros instantes más brillantes son perceptibles durante apenas unos segundos y los episodios más dolorosos parecieran no terminar nunca.
La pérdida de un ser querido, una recaída depresiva que te mantiene cautivo(a) en un auto sabotaje emocional, la inevitable llegada de una ruptura amorosa o hasta una pelea ocasional que te afectó de manera absurda pueden ser suficientes para derribarnos indefinidamente.
No obstante, después del súbito golpe sobran oportunidades para lamernos las heridas. Es aquí, donde Collapsed in Sunbeams entra a escena para ofrecernos un cálido abrazo que reconforta y acompaña en nuestro proceso de sanación.
Dado que su autora, Arlo Parks, se encargó de reunir un puñado de historias que nos recuerdan que sufrir en soledad no es obligatorio y que somos libres de edificar sobre nuestras emociones en ruinas.
Bajo está liberadora sensación nos recibe el track homónimo de este disco; donde nos presenta una apacible carta de bienvenida —en voz de la propia cantante londinense de 20 años— quien nos indica que estamos en el lugar indicado para hacer las paces con nuestros demonios.
Y así darnos paso a “Hurt” la primera historia de heridas punzantes cicatrizando en este debut de larga duración; del que resalta el manejo del storytelling como principal recurso para dibujarnos escenarios, situaciones y personajes tocando fondo.
De esta manera, es como Charlie cobra vida, un ser poco afortunado que evade el dolor con el placer de vaciar botellas de alcohol hasta nublar todo pensamiento que le recuerde su agobiante realidad. Dicha escena es instrumentada por Gianluca Buccellati y las vocales de Arlo nos susurran que no hay dolor que dure por siempre.
O lidiar con premisas como la de “Too Good” donde situaciones que deberían ser simples se complican; como decir un “te quiero” o asimilar el desaire de alguien que claramente no es feliz con nosotros.
Pero no todo se trata de historias ajenas o imaginarias; en “Eugene” Parks se sincera y revela sobre el amor no correspondido que sintió por su amiga de adolescencia; la agonía y la confusión provocadas por la imposibilidad de alcanzar a su amor platónico.
Mientras el sabor amargo y delirante ataque de celos invadían a Arlo cuando veía que esa persona era feliz a lado de ese tal Eugene. Bajo estas emociones, una batería y un discreto rasgueo de guitarra “Eugene” se convierte en un solemne himno a la tortura que significaba expresar su bisexualidad en secreto.
Además de la inclusión de sus propias experiencias y ficciones, Arlo también incluyó referencias de cultura pop significativas para ella. Por ello, entre los pasajes de Collapsed in Sunbeams podremos escuchar claras menciones a Twin Peaks de David Lynch, In Rainbows de Radiohead o quizá la más determinante sea On Beauty la novela de la autora británica, Zadie Smith, pues el título del álbum de ahí fue tomado.
Con esta sinergia vivencial/artística/musical es como podemos juntar las piezas de nuestros corazones rotos y sentirnos cobijados por la dulce voz de Arlo Parks y su preocupación por hablar de las heridas que necesitan ser atendidas en nuestra generación.
Valiéndose de las texturas amigables del indie pop y cantos cercanos al neo soul es como Collapsed in Sunbeams almacena brillantes momentos individuales que en conjunto funcionan como un templo de calma y amor propio que hacen más cercana la luz al final del túnel.
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