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Cynthia
Flores
Ghost World es una novela gráfica. Por el lado plástico, sus delicadas ilustraciones, ese aliento de cómic antaño vuelven al libro un objeto de arte en toda su acepción: un libro que puede verse y nada más verse. Las ilustraciones son azules y sombreadas y mantienen un permanente matiz de crepúsculo. La forma en la que Clowes dibujó a los suburbios estadounidenses es acertada. Lejos de tratarse de idílicos barrios, son territorios más bien tristes en los que predominan las torres eléctricas, las cadenas de comida rápida y los árboles secos. Su narrativa rompe con todo lo que se puede pensar acerca del formato ilustrado. Si Robert Crumb se preocupaba por los alcances humanos que pudiera tener el cómic en sus historias, Ghost World es un libro que confirma que se pueden contar cosas por demás profundas con globitos de diálogo y paneles. Se publicó en 1998 y continúa ofreciendo posibilidades.
El área de los adolescentes misántropos es rica en su cosecha, y Ghost World es una contribución importantísima. Cuenta la historia de dos amigas: Enid y Rebecca, un par de personas socialmente se hayan en un estado marginal pero para nada se comportan como víctimas. Su humor negro, su gusto por los juguetes raros (desde trolls hasta máscaras bondage) y la forma en la que miran su entorno son rasgos que hablan de una aparente fortaleza. Daniel Clowes, mediante procedimientos sutiles, habla descarnadamente sobre el sexo, la búsqueda de empleo y la usual depresión que crece cuando se miran cuáles son las posibilidades, la relación entre adultos y jóvenes y sobre cómo la sociedad aliena a quienes son distintos.
Cualquier comparación resultaría imprecisa. Ghost World es un clásico de la literatura y de las artes plásticas.