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La Femme anhela en colectivo. Imagina y retrata las utopías y ambiciones que marcan constantes históricas: Los amores, el cese de la (auto)destrucción, la reconciliación con la naturaleza, la armonía intrínseca entre libertad y liberación, borrar la oscuridad del torrente sanguíneo social y cicatrizar nuestras heridas: florecer (o marchitarse) con quien (y con lo que) nos rodea.
Cuando lanzaron su álbum debut (Psycho Tropical Berlin), la advertencia de los desalojos masivos en África convivía con las -entonces- ignoradas preocupaciones por el espionaje global. “¿Chip voluntario u obligatorio?” cuestionó la voz de Clémence Quélennec. Tres años después, la banda remató su propuesta musical con una serie de apuntes que giraron en torno a la petición más fuerte (y honesta) de Mystère (2016): Deja de poner cuchillas en mi espalda o mi cuerpo terminará convirtiéndose en una red de cicatrices.
Desde hace una década, La Femme se acurruca y desplaza en y a través de lo que deseamos (o necesitamos), sea en palabras públicas o susurros ¿Qué fantasías compartimos en un panorama en el que -física y emocionalmente- predomina lo incierto, frágil y vulnerable?, ¿Por qué el anhelo libertario de “Cool Colorado” se vuelve tan indispensable en días en los que convivimos con tantas formas de estar encerrados/as?
"Porque a lo largo de la vida, los seres humanos tenemos la responsabilidad de preguntarnos: ‘¿Hacia dónde se dirige el mundo?’ Si la respuesta más próxima no parece habitable, entonces tenemos una segunda labor: Hacer que la magia sea posible. Eso es lo que hace la música: brinda la oportunidad de deambular entre múltiples espacios y temporalidades; nos ayuda a identificar los elementos para un futuro que sea apropiable para todas las personas que estén dispuestas a formar parte de él”, afirman Sacha Got (vocalista y guitarrista) y Marlon Magnée (sintetizadores) en entrevista con Indie Rocks!
Al autodescribirse y reconocerse bajo el legado de The Velvet Underground, Kraftwerk, exponentes del yeyé y bandas de la escena under francesa (por ejemplo Kas Product y Space Art), los integrantes de La Femme consideran que una de las promesas de la música es ser parte de experiencias y lugares que -por cronología- se alejan de nuestro presente. “Nos convertimos en viajeros. Somos turistas de y en el tiempo. Nuestra apuesta siempre ha sido la misma: Apropiarnos de las décadas que, creemos, nos permiten releer y actualizar la época en la que vivimos. Hay muchas formas de lograrlo. Como banda, buscamos una armonía entre los elementos del pasado y los del presente”, platica Marlon.
Desde la perspectiva de La Femme, el potencial atemporal de la música encuentra una relación con decisiones estéticas que cumplan con dos finalidades: Retratar lo propio y encarnar sus ambiciones como músicos. “Ambas exigencias están conectadas por significados personales. De lo contrario, nuestro trabajo sería deshonesto. Para nosotros, el espíritu del arte nace con el deseo de contar historias verdaderas“, sostienen.
Con piezas como “La femme ressort”, “Tatiana”, “Elle ne t’aime pas” y “Psyzook” la agrupación ha demostrado que adoptar la figura, historicidad y el misticismo de la feminidad va más allá de cumplir con la preservación de la elegancia parisina. Para ellos ha sido una vía para explorar la complejidad de la personificación de las mujeres a través de las Bellas Artes.
“En un principio, solo nos interesaba como elemento visual”, asume Marlon al momento en el que Sacha reflexiona sobre cómo el concepto ha evolucionado a partir del contacto con las distintas culturas del mundo. “Sin duda, hemos superado una ambición estrictamente estética. Nos haría falta una vida para explicar qué tan complejo se ha vuelto el simbolismo. Lo ampliamos con cada presentación en vivo porque la construcción del concepto con el público es distinta en los lugares que visitamos. Es una constante y prolongada construcción de sentidos y significados”, agrega.
Desde sus inicios (2010), La Femme dejó claro el compromiso en el que se basaría su identidad musical. “Es momento de buscar nuevas sensaciones (...) somos espirales distorsionados y en movimiento”, declararon en “Sur la planche 2013”. Con entregas audiovisuales como “Hypsoline”, “Sphynx” y “Mycose” la banda ha cumplido con las advertencias de “Antitaxi”: La temporalidad y espacialidad son susceptibles de alteración.
Estamos convencidos de que gran parte del hacer musical consiste en entender que todos los recursos se encuentran en el mismo rango al momento de edificar atmósferas deseables. Por ejemplo, con “Cool Colorado” y “Paradigme” planeamos un escape colectivo. Para nosotros es muy importante que la letra, los arreglos y apartados visuales estén en equilibrio. Esa es una de las vías que tomamos para entender y desmenuzar la situación. Y de ahí, hacer que la música cumpla con su magia. La (re)creación de las posibilidades es, quizá, el mayor deleite que nos ofrecen las expresiones artísticas”.
En octubre se cumplieron tres años desde que La Femme se presentó en México por tercera ocasión. Tras el entusiasmo del público en El Plaza Condesa, el Foro Indie Rocks! y La Clandestina (Álvaro Obregón 298), la agrupación recuerda con nostalgia las razones por las que nuestro país protagoniza cada una de sus giras. “Nos sentimos muy cercanos a las audiencias mexicanas por su espíritu fiestero. Trasladamos esa hospitalidad a nuestra música. México siempre ha entendido la ruta de la banda”, afirma Marlon. “Lamentamos no poder estar con ustedes físicamente, pero tenemos la fortuna de que propuestas como el Festival Marvin ofrezcan otras alternativas de contacto”.
Semanas previas al lanzamiento de Mystère, La Femme mantuvo una charla con Tiffany Murr y Bernard Batrouni (Project Revolver). En esas fechas, eran dos los temas que atraían respecto a la banda: El protagonismo en revistas como Les Inrockuptibles y sus apuntes distópicos sobre el futuro en “It’s Time to Wake Up 2023” y “From Tchernobyl With Love”. Es cierto: La vida no es la misma desde el desastre; el silencio es insoportable y la demografía disminuye a gran velocidad.
Regresamos a las interrogantes con las que iniciamos nuestra entrevista con Sacha Got y Marlon Magnee: ¿Qué fantasías compartimos en un panorama en el que -física, emocional, individual y colectivamente- predomina lo incierto, frágil y vulnerable?, ¿Por qué el anhelo libertario se vuelve tan indispensable en días en los que convivimos con tantas formas de estar encerrados/as?
"Siempre ha sido complicado imaginar lo que depara el futuro, pero estamos convencidos de que debemos conservar la pregunta: ‘¿Hacia dónde va el mundo?’ como una constante histórica. En los últimos meses se ha vuelto mucho más complicado porque nos estamos dando cuenta de que pasamos décadas recolectando falsedades. Esa fue una de las premisas de las que partimos para elegir “Cool Colorado” como uno de los temas promocionales de nuestro próximo álbum. Aún no tenemos la certeza de que nuestro andamiaje entre el pasado y el futuro será como antes. Sin embargo, creemos que es importante seguir imaginando en colectivo. Hay distintas vías para hacerlo. Nuestra siguiente apuesta es hacerlo a través de la parodia, las posibilidades de habitar universos en paralelo y explorar la complejidad de los misterios, esto con una orquesta de tintes electrónicos. Así que esperen muchas sorpresas para 2021”.