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Caroline Records / 2020
“No hago activismo ¿Ok? Tengo amigas activistas y lo hacen genial. Todo lo que escribo pertenece al terreno de la imaginación y fantasía. No creo que eso sea algo político”, Jehnny Beth durante una charla con Laura Snapes (The Guardian).
No se asume como activista o como alguien que guía su creación musical y poética por el espectro de lo político. Como si estuviera alejada de la intencionalidad (disruptiva) de Effy Beth, Amélie Nothomb, Giorgio Agamben y Ursula Le Guin, Camille Berthomier insiste en que "solo es una artista". Plantea el potencial de las corporeidades desnudas y de las intimidades expuestas. Nos hace pensar en las facetas emocionales que implica el entrar en contacto con una realidad social en ebullición.
A pesar de los relatos a conveniencia, nos damos cuenta de que es posible parar y mirar hacia al interior. “¿Somos o elegimos ser?”, se cuestiona la activista con la que Jehnny comparte seudónimo. Cada vez, el contar(nos) se vuelve más una necesidad que una sugerencia: Somos la voz que nadie quiere escuchar. De poco en poco, nos incendiamos. Así lo recita la voz de “I Am”.
On the Digital Cover of issue 111 of Crack Magazine re upcoming album TO LOVE IS TO LIVE and book C.A.L.M...
Posted by Jehnny Beth on Tuesday, April 21, 2020
Por descuido, Jehnny Beth ha caído en la trampa y belleza de lo político: Nos invita a desmenuzar al mundo y a plantearlo desde lo que (no) es y lo que puede llegar a ser.
Trying to fix what’s wrong
To live’s to love
To live’s to sin
“Estoy desnuda todo el tiempo” confiesa Beth en la apertura de su debut como solista: To Love Is To Live (2020). Acompañada de una orquesta futurista, transiciones de piano (“I Am”) y saltos post punk (“A Place Above”) e industriales (“How Could You”), la artista niega cualquier simplismo de la desnudez. Estar desnudos/as nos hace pensar en la(s) vulnerabilidad(es) individual(es) y nos permite transitar entre la lógica de la mira(da) colectiva y el capricho moral ajeno: La seguridad propia puede ser el peligro del otro.
A Jehnny Beth no le incomoda la cacofonía; agrupa a la sexualidad, intimidad, complejidad y libertad en el mismo canasto: El entramado de “I’m The Man” y “Flower” se constituye como el rechazo a las narrativas hegemónicas (e instrumentales) sobre los roles de género y el capital erótico.
“Me ama y la amo. Pero no estoy segura de cómo tocar y satisfacerla ”, vocifera Beth al estar convencida de que las normas [religiosas, mediáticas y familiares] caducaron. Años atrás, nos contó el porqué abandonó Poitiers y, entre la percusión de “Innocence”, nos reitera que -al igual que muchas de nosotras- “sentía culpa porque fue educada como católica”.
La sexualidad es una vía para dejar huella en el mundo; es la prueba de que existimos y lo que nos complejiza como seres humanos. Eso es lo que hace la representación de las fantasías: Confianza y creencia de los lugares a los que pertenecemos”, Jehnny Beth en una entrevista con Crack Magazine.
Con To Love’s To Live, la cantautora demuestra que el tiempo es un privilegio, mucho más cuando las mujeres bisexuales, lesbianas y trans defendemos dimensiones de nuestra intimidad y lucha política: El placer sexual y la escenificación del deseo.
Las pinceladas melancólicas de Sara Jackson-Holman en “French Countryside” no logran ser distractores; el álbum continúa con el termostato flamante de “The Rooms” y la confrontación electrónica entre Jehnny y Joe Talbot (Idles) en “How Could You”: Tenemos ganas de llorar; detestamos la idea de que existen personas en búsqueda del odio como catalizador social. La defensa de un mundo iracundo es un clásico indispensable para aquellos que -por mero privilegio- buscan convencernos de una nocividad a la paz, al amor y a la creación de nuevas (y necesarias) formas de adaptación humana.
Jehnny es consciente y -aunque a estas alturas niega asumirse bajo un rol insurrecto- reconoce el potencial político de la imaginación y fantasía. A través de canciones que podrían ambientar alguna serie de HBO (por ejemplo Killing Eve, The Wire o The Handmaid’s Tale) y de personajes inspirados en la literatura de Goethe, Anaïs Nin y Jorge Luis Borges, la artista deja claro que es posible alterar el rumbo de nuestros pensamientos y enterrar decálogos violentos.
Giorgio Agamben (2011) escribe que “la desnudez es un acontecimiento que pertenece al tiempo y a la historia”. Hacer de la desnudez un espacio en el que la fantasía e imaginación se distancian de posiciones periféricas nos hace contradecir a Jehnny Beth. To Love Is To Live es una serie de statements que abogan por un mundo que prioriza cacofonías que guían el hacer político de muchas generaciones: Libertad, equidad, igualdad, solidaridad, diversidad y humanidad.