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Para 1995 el rock se encontraba en un momento delicado. El ¿suicidio? de Kurt Cobain, uno de los máximos emblemas de la Generación X, supuso un severo golpe. Su influencia ha sido tan grande que a la fecha aparecen agrupaciones que reconocen su legado. Aunque lo cierto es que detrás de Nirvana existían miles de bandas pertenecientes a la llamada música alternativa, siendo uno de los casos más reconocidos el de Primus.
Para ese entonces el trío originario de California ya llevaba una década de existencia. La experiencia adquirida permitió consolidar un sonido distintivo que hoy en día es bastante sencillo de reconocer. Detrás de la etiqueta de funk-metal se encuentra la suma de Parliament, Fishbone, Frank Zappa, Cream y Rush.
Al mismo tiempo, la rebeldía adolescente de los 90 estaba en uno de sus puntos más elevados. Por una parte, MTV y Nickelodeon eran los reyes con programas de humor ácido como Beavis & Butthead y Ren y Stimpy. De igual forma, el Woodstock de 1994 con los integrantes de Nine Inch Nails cubiertos de lodo es una imagen que retrata la época.
Todo lo anterior sirvió para que la alineación clásica de Primus, conformada por Les Claypool (bajo y voz), Larry LaLonde (guitarra) y Tim "Herb" Alexander (batería) se encerrara en el estudio y diera a luz uno de sus álbumes más celebrados.
A lo largo de las 13 piezas de Tales from the Punchbowl se escucha a un tridente de poder que se encontraba en lo más alto de su carrera. No es común que una banda decida abrir un disco con una canción de siete minutos pero si algo distingue a Primus es que no se trata de una agrupación ordinaria. Si los demás no se atreven a realizar algo entonces ellos seguro serán los primeros en hacerlo.
De tal forma, la bienvenida de este trabajo es “Professor Nutbutter's House of Treats", una composición que podría haber sido firmada por cualquier grupo de rock progresivo. Con elementos circenses y un bajo dominante que se incrusta en el inconsciente, muestra uno de los tantos rostros que tiene Primus.
Por otra parte, el LP también es conocido por contener “Wynona's Big Brown Beaver”, a la fecha una de las canciones más pedidas en todos los conciertos del trío. Desde un inicio los integrantes manifestaron su afición por el country y aquí es donde mejor se aprecia. Aunque la música campirana podría ser la antítesis del punk, ellos lograron un matrimonio perfecto que deja satisfechos tantos a los seguidores de Hank Williams como a los de Black Flag. Gracias a la canción los californianos fueron nominados a los Premios Grammy un año después.
La versatilidad de sonidos se amplifica cuando hace su aparición “Southbound Pachyderm”, un tema lento pero con una atmósfera siniestra como los primeros trabajos de Black Sabbath. Además la canción también es recordada por su video musical realizado con la técnica de claymation, la cual sería una constante en futuros trabajos de Claypool.
El cuarto álbum de estudio del tridente significó uno de sus momentos más altos de su carrera que a la fecha continúa. Ayudó para demostrar que el rock es un monstruo de mil cabezas que puede traspasar fronteras musicales sin perder su esencia de rebeldía.