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El súper grupo sueco liderado por Martin Lopez, y sus compañeros Joel Ekelöf, Stefan Stenberg, Lars Ånhuld y Cody Ford. Ante toda adversidad y pronóstico dejaron sus seres carnales para que sus espíritus se apoderaran del escenario en el Lunario del Auditorio Nacional. Es así como las dos presentaciones por parte de Soen, que está promocionando su más reciente álbum Lotus, embelesaron a su público.
Para comenzar la noche la banda mexicana Ekos se encargó de prender al público. Aunque fueron muy pocos temas los que presentaron fueron los suficientes para demostrar de qué están hechos. “Vuelve a Mirar” y “Creando Vacíos”, nuevas canciones que forman parte de su tercer larga duración Instinto. Sin olvidar un viejo tema “Mutación” de su álbum Luz Interna del 2012.
Las luces se apagaron cuando los integrantes de Soen comenzaron a subir al escenario. Cada uno vestía de negro, los aplausos y vítores no se hicieron esperar. Sin previo aviso, comenzaron las primeras notas de apertura, a una noche llena de fuerza y energía. Con “Covenant” bastó para conectar con el público que, extasiado, no dejó de corear la canción. Joel agradeció, casi sin aliento, al público ahogaba su voz entre aplausos.
La banda continuó con “Opal” en la que Lars se acercó a Stefan para comenzar a agitar sus cabelleras y así invitar a los asistentes a seguirlos con el headbanger. “Rival” y “Opponent” no rindieron tregua, pues la atmósfera comenzó a transformarse entre colores verdes y azules que, a lo largo de la presentación indicaron la belleza de la crueldad. Las guitarras, la densidad de los bajos y la velocidad de la batería nuca fallaron; cuando más avanzaban mayor era su conjugación. Era imposible separarlos. No faltaron temas de sus álbumes anteriores como lo son “Tabula Rasa” y “Jinn”, las cuales los espectadores agradecieron y aclamaron cuando el poder de los riffs guiaba el rumbo de la velada.
La energía de la banda nunca decayó, con cada canción se hacían más fuertes, como un monstruo en medio de la oscuridad.
El ambiente recobró la calma cuando “Lucidity” comenzó y una luz naranja y cálida abrazó al público. Un tema el que el público dio un respiro, pero con el que Joel lució su voz, creando un perfecto círculo la melodía y armonía de sus compañeros. Antes de dar por terminada la noche, “Martyrs” y “Fractions” inyectaron adrenalina pura a los cuerpos presentes para dejarlos sin aliento y dar el cierre perfecto.
Cuando pensaron que la noche había acabado, los instrumentos que permanecieron en el escenario fueron iluminados por una luz tenue. Soen no tardó en volver al escenario para interpretar las últimas canciones. “Savia” en la que los protagonistas fueron los bongós que se alcanzaban a escuchar en el fondo, pero más “Sectarian”.
La canción más pedida por el público, la que esta vez no podía faltar y la que le da el nombre a su más reciente álbum. Con “Lotus”, la quietud regresó y el color naranja en el escenario calmó a cada uno de los asistentes. Una noche que permanecerá en la memoria de algunos y en el corazón de todos.