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Columbia Records, Zelig Records / 2019
¿Cómo es el desarrollo de un artista que todavía ni siquiera ha publicado su álbum debut y ya tiene todos los reflectores del mundo encima? Después de Clairo, Lil’ Nas X y Billie Eilish, la anterior se volvió una pregunta recurrente.
Para muchos músicos en su etapa inicial, la viralidad puede ser arma de doble filo: una catapulta que los acerque a las grandes ligas del mainstream o un generador de expectativas que, a la postre, no podrán cumplir. Según los antecedentes a disposición, aquellos que optan por la cordura y la paciencia en medio del ruido mediático son quienes salen airosos del caos. Con Cheap Queen, King Princess se pronuncia al respecto y ratifica su posición como uno de los proyectos más prometedores para la década que está por iniciar.
También conocida como Mikaela Straus, su single "1950" irrumpió el mundo queer debido al homenaje que representa hacia todas esas personas no heterosexuales a las cuales se les ha impedido expresar el amor a lo largo de la historia. Casi dos años después de su lanzamiento, la canción tiene más de 200 millones de reproducciones y es considerado un himno generacional. A partir de ahí, King Princess decidió centrar sus esfuerzos en la construcción de un álbum debut que llevara el mensaje de ese sencillo al siguiente nivel.
La sonoridad de Cheap Queen es un enigma en muchos sentidos. A veces goza de las texturas vocales de Dolly Parton, en otros días explota aquella frescura con la que Lorde sorprendió al mundo y a ratos convive con el encanto urbano de las Destiny’s Child. Por otro lado, también se ve influenciado por el amor que su autora le tiene a la música de Led Zeppelin y T. Rex.
Si los adelantos que tuvimos ya eran atractivos por sí solos, con la placa se ven fortalecidos. Entre ellos, "Pussy Is God" –tan potente como "1950"- habla sin tapujos sobre su lesbiandad y la devoción que tiene por la mujer que ama. Otros punchlines como “I can’t be the million girls you’re going to meet’’ nos dejan muy claro que Mikaela no se guarda nada.
Aunque el disco lidia constantemente con la falta de solvencia en ciertos arreglos, poco a poco construye una identidad a partir de ejecuciones tradicionales del piano y la guitarra combinadas con el Auto-Tune y los sintetizadores in crescendo.
Sin ser una obra maestra en toda la extensión de la palabra, con Cheap Queen, King Princess abre la ruta hacia su estatus de icono y nos deja en claro que será la heroína de aquellos cariños que el mundo ha silenciado durante años.