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Fryda Magaña en los sintetizadores y la voz, y Arturo Tranquilino en la guitarra crean la fusión llamada Fryturama que calienta los ánimos para la presentación del neozelandés, Jonathan Bree.
La guitarra ultra ruidosa acompañada por gritos llenos de eco, reverb y delay generan una atmósfera un tanto meditabunda o lo que pareciera una “banda cetácea” según se escucha en una plática proveniente del público.
Fryturama en realidad no tiene un sonido muy ligado a lo que hace Jonathan Bree, pero esa no es la idea, la verdadera idea es que la música esté ligada al concepto HIPNOSIS y con su shoegaze, dream pop, este power duo se ajusta muy bien a los conciertos sellados por HIPNOSIS.
Comienza la presentación de Jonathan Bree, todos salen con sus característicos spandex debajo de sus ropas para no mostrar sus caras, como si estuvieran desasociados de la realidad y hacerlo de alguna manera una presentación virtual. Podemos ver todo lo que hacen, pero no saber quienes son.
“Sleepwalking”, “Weird Hardcore” y “Say You Love Me Too” es la trilogía de piezas que encienden el show y con ellas podemos notar algunos detalles de la puesta en escena de Bree.
La vestimenta de las bailarinas, sus técnicas de composición y los samples que acompañan la música en vivo hacen una mezcolanza entre la época victoriana, los psicodélicos 60 y un toque de la era moderna, un combo adecuado para el goce tremendo.
Toda la teatralidad de la puesta en escena esta bien pensada, la caracterización de las bailarinas, por ejemplo, sus coreografías asemejan algunos beats, replican con momentos corporales motivos melódicos y apoyos rítmicos como campanas o triángulos con baile y su coreografía también interpreta situaciones de las letras.
El público se pasó un buen rato en la mayoría del concierto, pero hubo tres momentos en los que la gente perdió la calma para alocarse gritando sin control.
En “Say You Love Me Too”, Bree cargaba un ramo de rosas para darle mayor potencial histriónico a la interpretación en vivo, un toque que su público agradeció dedicándole bailes teatrales.
Pero el momento que desquició de emoción fue cuando Jonathan comienza a desmoronar las rosas y las arroja a sus fans. Todos estaban vueltos locos como si fuera el ramo de novia en una boda.
Este tipo de show es completamente visual, totalmente instagrameable, pero curiosamente el público no tenía el celular grabando todo el tiempo, la mayoría estaba para prestar máxima atención y disfrutar cada instante.
A excepción del segundo momento más psicótico, “You’re So Cool” comienza a sonar y entre gritos frenéticos todos levantan celulares, la cosa era un festival de pantallas.
Al final del show, Bree se acomoda un poco la mascara que lleva puesta y la gente se desquicia de emoción pensando que esta por quitársela, pero estas no son las luchas nadie va a desenmascararse y este fue el momento con más gritos de la noche.
Aunque, quizás solo estaba acomodándose para respirar un poco después de una hora de concierto.
Sí, apenas una hora de concierto, bastante corto, pero me parece que llevar puesta una mascara sin orificios para la nariz, ni la boca, debe ser muy cansado y bastante incomodo. Tal vez por eso el show está pensado tan solo para esa cantidad de tiempo.