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Muchos creen que la juventud es una etapa de la vida, pero en realidad es un estado del espíritu. Es la sensación de libertad, una armadura que nos ayuda cuando somos lanzados al mundo y que nos da el valor para pisar el pedal a fondo.
Vivimos enamorados no del momento, sino del sentimiento. Es por eso que las historias siempre parecen repetirse, la razón por la que nos podemos encontrar y refugiar en las mismas letras de hace 20 o 30 años; porque los tiempos cambian, pero las emociones jamás.
La canadiense Joni Mitchell fue la voz de una generación, pues podía replicar ese sentimiento de aventura, al igual que sus miedos y decepciones de la juventud. Pero en 1991, a sus 48 años y ya como una artista consumada, decidió mirar una vez más en el espejo retrovisor y enmarcar un momento muy específico de su vida en una canción.
“Ray’s Dad’s Cadillac” es el penúltimo track de Night Ride Home, un disco que no llevó a la cantautora lejos en las listas, pero que le recordó a la gente su talento especial para evocar el añoro y nuestros sentimientos más profundos.
El tema lleva a Joni Mitchell de vuelta su vida en Saskatoon, Canadá. Mucho antes de huir a Nueva York y convertirse en una de las grandes exponentes del folk. Ella recuerda los momentos simples, disfrutando los fines de semana escuchando rock & roll en la radio y besando a su novio en un asiento trasero. Pero todo su recuerdo, esa fantasía que adornaba en su cabeza, se centra en un objeto: el Cadillac del padre de su novio.
La cantante quiso recuperar uno de los momentos más felices de su vida y en su cabeza solo aparecía el rock & roll y ese enigmático Cadillac. En realidad, es algo que se entiende. Un Cadillac es osado, un auto que impresiona y cuando puedes elegir cualquier camino, se convierte en el vehículo perfecto para la aventura.
Como compositora, la canadiense siempre ha cautivado con sus imágenes poéticas, pero “Ray’s Dad’s Cadillac” es más que una escena del recuerdo. La canción muestra a Mitchell en un estado puro, siendo honesta, simple y desenvolviendo una idea que le punza en la cabeza. Intentó viajar en el tiempo y retratar su pasado, pero terminó revelando una de sus obsesiones, describiendo incluso las marcas de llantas en el suelo.
Joni Mitchell fue una de las artistas más prolíficas de la época, y pasó toda su carrera cantándole al amor, sobre sus recompensas y sus estragos, pero nunca nadie imaginó que uno de sus grandes amores sería un referente actual de la cultura pop, un Cadillac.