8
Daptone Records / 2019
01/Ago/2019
Guitarras borrosas, bajos potentes y sintetizadores inquietantes. Un viaje en el tiempo. El garage –a mi parecer– es un género que se prevalece intacto. Todos sabemos que las rabietas permanecen y el descontrol son la base. Tiene fusiones y partituras que lo hacen crecer y crear electrizantes sonidos. Baile, un movimiento de cabeza y un poco de sudor. La escuela de los 60 no muere. Se quiere e idolatra como pocas. Una vieja rebeldía y un montón de reverberación. Podríamos vivir de esto toda la vida. The Mystery Lights es una joya en bruto.
Quinteto basado en Queens, la banda nos enseña en su segundo LP la evolución y madurez que adquirió su sonido. Mezclando ese garage fuzz sesentero con un poco del punk que se hacía en los 70 en Nueva York, la agrupación suelta más la rienda creativa y se nota en cada canción que escuchamos. A decir verdad, todas las melodías tienen una base bien establecida. Ninguna de larga duración, pero que te atrapan y hacen querer un poco más.
“Synthtro” y “I'm so Tired (Of Living in the City)” comienzan el viaje. La primera, un espectro de sintetizadores de menos de un minuto que da vida a una entrada seca y divertida a la segunda en puerta. Si eres fanático de The Sonics o The Stooges encontrarás una agrupación bastante divertida en The Mystery Lights.
“Can't Get Through to My Head” es una pieza que está hecha directa para ingresar a la pista de baile. Un estrobo bien establecido en el lado derecho de tu cerebro. Una guitarra rítmica que hace compás con el bajo. Mike Brandon –cantante y guitarrista– empieza a gritar un poco más y genera caos. Too Much Tension! pasa rápido, sin darme cuenta ya estoy en “Someone Else is in Control”, cuarto tema del material. Esta, sin duda, uno de los mejores extractos que hay. Me sorprende que en menos de dos minutos puedan hacer algo tan sólido. No se necesita mucho para que The Mystery Lights nos sorprenda. Y sí, lo termina logrando.
Las arenas movedizas de la psicodelia se mezclan con un blues en “Goin’ Down”, otro de los grandes momentos de Too Much Tension!. El quinteto puede hacer cosas diferentes con las mismas bases. Es una agrupación que se sabe mover y tomar mucho de sus influencias a favor. “Wish That She'd Come Back” vuelve a subir los ánimos. Regresan a lo más clásico y se olvida un poco del garage y los sonidos secos. Esta pequeña parte me recuerda un poco a The Animals. No hay un riff definido y la guitarra sigue la voz de Brandon. ¿Si es una banda del 2019?
“Thick Skin” trae un poco de surf al material. No es un definido Dick Dale, pero tiene ese clima de playa y en momentos apetece ir a toda velocidad en un Mustang del 67. Arreglos sencillos pero llamativos. Los marcianos vuelan cerca de Too Much Tension! y The Mystery Lights los llama a gritos. Otra sonrisa para un disco que se degrada poco a poco. Muy rápido, pero con el tiempo exacto y sin querer alargar lo inevitable. En ocasiones, lo mejor que puede hacer una banda.
“Watching the News Gives Me the Blues” baja los decibelios. Una línea de bajo y el sonido del sintetizador tienen más protagonismo. El final se acerca y la agrupación lo quiere dejar en claro. “It’s Alright” lleva casi la misma fórmula que su predecesora y se convierte en uno de los mejores sonidos que nos regala The Mystery Lights. “Traces” termina en fiesta y deja entrever las influencias al desnudo de sus integrantes. Ganan de nueva cuenta.
El quinteto es atemporal. Te gana desde los primeros minutos y es encantador que mezclen tantos géneros en tan poco tiempo. Es una joya que más bandas así emerjan día a día. He de admitir que está es la primera ocasión que los escucho. Seguro volveré por más. Además, es la banda que se encargará de estar en la revelación del cartel final que conformará HIPNOSIS 2019. ¡Se viene la fiesta grande!
9
Dead Oceans / 2019
31/Jul/2019
Hasta el Cielo es el tercer álbum de larga duración del power trío texano Khruangbin. Consta de un b side que incluye los 10 temas de su disco anterior, Con Todo el Mundo (2018), reversionadas y cargadas con los ritmos y frecuencias del dub, además de dos bonus tracks brutales producidos por el experimentado Hopeton Overton Brown, “The Scientist”.
En cuanto al sonido, el disco continúa fiel a su propuesta ecléctica basada en el funk y el soul sesentero tainlandés, dotada con una serie de bajeos densos, grooves y loops del downtempo, efectos vocales y riffs erizantes que hacen de Hasta el Cielo una sonda espacial destinada a rondar por el espacio exterior. Las atmósferas y paisajes que logra el trío son espectaculares, basta ponerse cómodo, colocarse los audífonos y subir el volumen hasta donde los tímpanos aguanten.
El viaje interestelar inicia hipnóticamente con los bajos, samples y breaks constantes de “With All The World” y “Sisters & Brothers”, mientras que “Mary Always” y “Four or Five” presentan la concepción que Khruangbin tiene del dub: una oración espaciosa, meditativa y transportadora, pues en ellos predomina una abstracción sonora llena de delays y efectos de sonido que anuncian el trance al que “How I Love” y “Sunny’s Vision” nos sumergirá.
Por su parte, en “A la Sala” relucen los bajeos pegajosos del funk y samples que te hacen sentir en el fango, al finalizar seguramente tendrás una arritmia cardíaca. “The Red Book” emula una baja densidad, un flotar oscuro entre efectos y melodías que te hacen rendirte ante Hasta el Cielo.
Le siguen “Order of Operations”, canción en la que regresan los bajos, los samples y un ritmo cadencioso de hit-hats bien posicionados, y “Hasta el Cielo”, el track más largo del álbum que emula una caída en la profundidad del espacio exterior con una melodía suave y envolvente en la que la voz de Laura Lee es sublime.
El disco cierra con las pistas más sólidas: “Rules” y “Cómo te Quiero”, producidas y afinadas por The Scientist. Dos impresionantes tracks que capturan la esencia y la emotividad del dub jamaiquino: bases, contrastes y ritmos pantanosos que incitan a cerrar los ojos y explorar el espacio profundo en el que se inspira este álbum.
Así, Hasta el Cielo es un álbum de 50 minutos con texturas ambientales profundas que oscilan entre la música del planeta de Khruangbin y la magia del dub para pintar en el escucha paisajes sonoros prístinos y ondulantes, al que solo podría reprochársele la falta de The Scientist en más temas.
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
Avisos