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Cuando escucho alguna canción de Caloncho mi mente viaja y se reencuentra con mi mejor amiga de la universidad, la que fue mi compañera en tantos conciertos y a la que me uní más gracias a nuestro amor por Óscar Alfonso Castro Valenzuela, mejor conocido como Caloncho. El concierto que ofreció en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, me hizo recordar como sus ritmos playeros nos han echo bailar, enamorarnos, y hasta llorar.
La noche fue un recuento de recuerdos, todos los asistentes viajamos en el tiempo recorriendo la trayectoria del sonorense, pues presentó su más reciente proyecto titulado Desde los árboles, en el que busca darle nueva vida a sus viejas canciones y presentarnos algunas otras.
El amanecer llegó al campamento con dos canciones "Fotosíntesis" que hizo una rápida pero suave transición a "Bienvenidos", canción que grabó en el 2017 junto a Technicolor Fabrics. Ya sumergidos en las notas suaves, su voz introdujo "Pasa el tiempo" y varios suspiros se hicieron presentes al recordar el dolor de la incertidumbre "pasa el tiempo aquí y no regresa, no me quiero ir, pero regresa".
"Bolita de Pan" les dio la bienvenida a los impuntuales que acaban de llegar al recinto, el público corea. "Alguien te quiere, alguien te espera, alguien te cuidará la vida entera" y mis sobrinitas aparecen en mi mente. Caloncho dice "Es momento de usar los lentes que les dieron en la entrada, pues les tenemos una sorpresa en los árboles", la cumbia de "China Chula" hizo que todos nos levantáramos a bailar, mientras veíamos como las luces en el escenario se convertían en pequeños pinos a través de las gafas.
En el campamento se respiraba el romanticismo y los primeros acordes de "Chupetazos" erizaron la piel de la multitud, cuando su voz entonó "besos de esos fuertes, largos, densos, preciosos, de enamorados", seguida de "Chanates" los recuerdos del concierto en el Teatro Metropólitan cantando a lado de mi mejor amiga vinieron a alegrarme la noche.
"La Chora" nos hizo bailar cuando el atardecer comenzaba a caer sobre el campamento, y el reggae de "Mama Morada" amenizaron la puesta de sol, junto con "Brillo mío", el cual fue uno de los momentos cumbre de la velada, "quédate aquí en mi pecho, brillo mío, nos mediremos con las manos otra vez", el público se fundió con Caloncho.
El saborcito a mar se disfrutaba, en pleno bosque, con "Loco" y "Palmar" y por unos segundo me sentí en mis últimas vacaciones, rodeada de playa e increíbles personas. "Quisiera llevarte al mar y nunca regresar a la ciudad y poder disfrutar el día siempre echados al sol".
La tarde se iba y la despedía "Amigo Mujer". "Soy tu amigo, mujer, reflejémonos bien para siempre, si quieres. Cerca, te quiero cerca de mí, concédeme tu compañía el resto de mi vida", el amor llenó el Teatro de la Ciudad y el corazón de todos allí.
La hora de la fogata nos encontró con "Amor Papaya", y no pude evitar extrañar la voz de Carlos Sadness, después siguió con "Equipo" para darle la batuta a Juan Wauters para entonar. "No quiero irme, ya que hora son, me iré pensando que muy pronto contigo yo estaré".
Los canarios, Helena San, Dexter, Cristóbal Martínez Negrete, Moisés Plazola y Jonathan Arellano, pasaron un sombrero entre el público pidiéndoles que sacaran un papelito, el cual contendría el nombre de la siguiente canción, la mano afortunada saco "Julia" y todos disfrutaron de la melodía de cuna que el cantautor le compuso a su abuelita. La fogata estaba por concluir pero lo gritos pidiendo "Bésame morenita" no cesaban, así que Caloncho dijo "la noche es joven y aún tenemos tiempo", complaciendo a sus fans.
Para decirle adiós al fuego, Óscar pidió que nos volviéramos a poner los lentes, pues quería ver el brillante bosque una vez más, acompañado por las melodías de "Hedonista". "Me dejaste, cristalina de ojos, con el corazón roto. Fue la vida tan bonita, juntos.Te fuiste ahora eres otro" y se hizo el intento por no llorar por esos amores egoístas, se intentó...
La despedida era inevitable, los campistas debían volver a sus hogares y para olvidar la tristeza "El Derroche" nos invitó a bailar una vez más con "Pero me gusta destruirme lento, me pone contento, disfruto intenso el tiempo", para no dejar este mood y decir adiós con felicidad llegó el mejor momento de la noche "Optimista".
Las hojas de los árboles comenzaron a caer. "Somos polvo cósmico tratando de entender al tiempo, y pronto poner en mi realidad el sueño de experimentar", las luces detrás de los músicos se encendieron, la gente cantaba y hacía suyo el teatro, las emociones vibraban en la piel, Caloncho no pudo despedir mejor a los campistas en su último concierto en la Ciudad de México en un tiempo.