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Una audiencia variada se encontraba distribuida en una larga fila para entrar a SALA, revendedores pidiendo y ofreciendo boletos justo en la entrada, y algo que personalmente no me había tocado ver en SALA, vendedores de mercancía no oficial, que ofrecían “la taza, la playera, llévale güerita”.
En punto de las 21:00 H, Cocó Cecé salió al escenario presenciando un público bastante apagado, apático, que solo esperaba ver a Kimbra, aunque bastó una canción y una pasión que retumbó frente a los presentes, para que la originaria de Ciudad Juárez recibiera aplausos y uno que otro grito.
El público ya estaba ansioso, al unísono de “¡Kimbra! ¡Kimbra! ¡Kimbra!”, el escenario estaba listo, vimos salir a un par de chicos dirigirse a sus respectivos instrumentos, mientras que, humildemente, una chica con un curioso y corto vestido, botas negras con tacón y una enorme sonrisa salió a saludar a los fans que no lograban contener su emoción.
Una lluvia de colores en el fondo negro, la angelical presencia de Kimbra, y una potente voz ahogó cada ruido del recinto para dejar que la atmósfera se formara independientemente de lo que cada quien se encontraba haciendo.
Kimbra estalló con un grito de felicidad por estar en la Ciudad de México, por su primera vez en esta ciudad que tanto ansiaba verla en vivo. Mientras nos contaba sobre cuánto le ha gustado la cultura, comida, y la amabilidad de la gente, nos deleitó con “Everybody Knows”, de su disco Primal Heart.
Mientras la noche iba avanzando, los aplausos del público aumentaban considerablemente, y llegó un punto de ebullición con “Human”, seguida de “Settle Down” en una versión diferente a la de su primer disco, Vows, que mezcló con un poco de “Somebody That I Used To Know”, canción que realizó con Gotye, y que le abrió una nueva puerta al reconocimiento de sus ahora fans.
Si bien el escenario tenía una mínima producción, la mezcla de colores en la iluminación, la energía de los presentes, el bochorno por el calor generado por tanto baile, y la gran voz y presencia en el escenario de Kimbra, fueron más que suficientes.
“Cameo Lover” fue una de las canciones que más puso a bailar a la gente, que si bien no alcanzaba las muy agudas notas al cantar, lo compensaron con el doble de baile y disfrute. Después de presentar a su banda, Kimbra puso ligeramente nerviosos a los músicos, al tomar una petición de un fan, que para nada habían ensayado previamente.
“Lightyears” y “Top of the World” nos encaminaron a la despedida de una velada que disfrutaron los seguidores, e incluso aquellos que por una u otra razón, se encontraban dentro del recinto. Nadie se quedó sin bailar, o al menos sin mover la cabeza al ritmo de cualquier canción que estuviera sonando en el momento.
Kimbra no dejó, en ningún momento, de agradecer todo el apoyo que había recibido en esta ciudad, agradecimiento recíproco por parte de aquellos que llevaban años pidiendo una presentación de la chica de Nueva Zelanda. El concierto había llegado a su fin, un concierto que los fans no querían que terminara, y con un grito interminable, Kimbra salió nuevamente por una última canción.
Una hora y media que se pasó como agua entre los dedos, pero que dejó a cada asistente más que satisfecho, con una enorme sonrisa que se mantuvo durante la salida, y seguramente por el resto de la velada.
Kimbra se estará presentando este sábado 11 de mayo en el Corona Capital Guadalajara.