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Domino / 2019
A veces me pregunto qué tan complicado o laborioso ha de ser formar parte de Animal Collective. El pertenecer al conjunto de pop psicodélico más relevante de nuestros tiempos seguramente presenta innumerables retos al componer y presentar nuevo material por todos los sonidos locos, los sampleos, los ritmos, las melodías, los debrayes, las armonías, los estilos desmenuzados y reordenados que han sido parte de su modus operandi desde que Dave Portner y Noah Lennox, mejor conocidos como Avey Tare y Panda Bear, respectivamente, lanzaron el Spirit They're Gone, Spirit They have Vanished en el 2000. Pero por más que lo pienso, llego a la conclusión de que debe ser uno de los trabajos más divertidos e intrigantes del mundo, sobre todo por cómo piensan por separado cada una de las mentes del grupo. Entonces, ¿qué pasa cuando cambian la diversión por la introspección?
Quizás entre todos tuvieron un plan maquiavélico-musical para exorcizar a los demonios personales y que 2019 fuera el año del “disco personal”. Panda Bear inició el año con un disco solista, el dolorosamente hermoso Buoys, en donde daba un descanso a las composiciones intrínsecas, las máquinas de ritmos sofisticadas, los coros intimidantes y a la distorsión extrema para presentar un álbum compuesto en su mayoría de él mismo tocando la guitarra acústica, pero grabado y producido de modo que cada rasgueo y cada vocal se estiraban y contraían como chicle bomba. Y con dos meses de diferencia llega Cows on Hourglass Pond, el tercer disco solista de Avey Tare, que sigue esa tendencia pero con resultados diferentes.
Es obligatoria la comparación entre ambos discos porque aquí también hay guitarras acústicas, momentos solemnes y contemplativos y una menor cantidad de efectos en la voz. Canciones como “What’s The Goodside?”, “Chilly Blue” y “Our Little Chapter” se toman su tiempo en arrancar y pintar con esbozos de neones menos luminosos y ritmos más primitivos, quizás resultado de grabar directamente a una máquina de cinta TASCAM 48, preservando un poco de estética sonora casera y de inmediatez que le da una mayor urgencia e intimidad al disco.
Mientras que Panda Bear es el genio detrás de las melodías y los versos dentro de Animal Collective, Avey Tare es el visionario detrás de las texturas y el ambiente, el que elige los colores para el canvas y los avienta o hasta escupe para dar resultado a su sonido. Pero este disco muestra una evolución, ya que puede ir de un cosmos llenos de meteoritos avant-garde a una cama de estrellas suaves de shoegaze en cuestión de segundos, como en “Nostalgia in Lemonade”, o al casamiento de psicodelias de épocas pasadas y del futuro en “Taken Boy”, como si Harry Nilsson hiciera una canción con Spiritualized. Vamos, hasta hay un par de canciones de hoguera espacial, “Saturdays (Again)” y “HORS_”.
Entonces así se resume la comparación: Panda Bear pulió su talento para la escritura con recursos más austeros y emocionales para su disco introspectivo, pero Avey Tare sacó a todos sus esqueletos, dragones y hasta vacas del clóset para darles un lugar específico a cada quién sin regar todo por doquier y hacer el disco más cohesivo y honesto de su trayectoria como solista. A veces es sano guardar los juguetes y mirar hacia adentro con el fin de encontrar plenitud y madurez… OK, ¿a quién engañamos? Puedes quedarte con un par.