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Rapidito, aún no concluye el segundo mes del año y ya tuvimos el primer gran festival de México, Guadalajara albergó la tercera edición de el Festival de música y arte gastronómico, Roxy Fest, la fiesta de los chavorrucos, un festín sonoro dirigido a un target que oscila entre los 30 y 40 años, y lo hizo con un cartel que si bien al momento de su anunció no causó gran ímpetu en los tapatíos, al momento de llevarse a cabo demostró la calidad, nostalgia y energía de todos los presentes, pues contó con grandes expositores del rock de los años 80 y 90: Stone Temple Pilots, Bush, Soul Asylum y Caifanes.
Terraza Vallarta fue por segunda ocasión el venue para el festival que arrancó poco después de las 13:00 H. con tres escenarios repartidos perfectamente; los principales continuos uno del otro y el secundario al otro extremo.
El encargado de abrir las actividades fue el tapatío Dan Marshall y poco después los regiomontanos de Noah Pino Palo, para posteriormente dar pie a las presentaciones de Cobra Kai, Buffalo Blanco, Nunca Jamás y Centavrvs. Para esa hora el público apenas comenzaba a copar el recinto.
Más tarde, llegó el turno de Nacha Pop, los españoles que demostraron que van más allá de su "Lucha de Gigantes", brindaron el primer clímax de la jornada.
Para el Roxy no ha sido fácil salir adelante, ya que además de la gran cantidad de festivales que hay en México, los organizadores son empresarios independientes jaliscienses pero gustan de echar mano del talento local, ya que el 98% de su staff son de Guadalajara, además se ha enfrentado con peculiares problemas; competencia desleal de otros promotores, problemas para encontrar una sede, la cercanía de fechas que han tenido con otros festivales en la misma ciudad; empero, cuenta con grandes singularidades, una de ellas es la experiencia gastronómica, ya que cada año apuestan por resaltar el ámbito culinario de alguna región del país siendo pues Yucatán el elegido esta ocasión para poder degustar de sus platillos típicos dentro del evento.
Otro distintivo del Roxy Fest, es el homenaje que se le brinda a algún emblemático artista, en 2017 fue a David Bowie, en el 2018 fue turno de Queen y hoy los elegidos fueron los británicos de The Beatles a quienes se les recordó. Su imagen y trayectoria fungió como parte de la promoción, slogan y activaciones dentro del Terraza Vallarta teniendo su punto de culminación el momento de la presentación de The Fab Four, la banda tributo por excelencia de el cuarteto de Liverpool.
Así mismo, hubo un espacio destinado para los más pequeños, el Roxy Kids sirvió para que niños y niñas se divirtieran con actividades recreativas además de disfrutar de números musicales a cargo de Troker.
Retomando las presentaciones musicales y ya con un foro a más su tercera parte de su capacidad, la nostalgia emanaba de los asistentes, Soul Asylum ofrecía una energética presentación y hacía el momento más 'pesado' de la día.
Inmediatamente al termino le seguía Future Islads. Concentrado, efusivo, saltando de un lado a otro, eufórico, y hasta por momentos enojado, así es como son siempre las actuaciones de Samuel T. Herring, quien lo deja todo, todo en el escenario.
Llegó el ocaso y el turno de 311, los estadounidenses de rock con tintes de rap, reggae, funk y heavy hicieron suyo el escenario. Por más cerca de una hora nada más importó. La agrupación con 30 años de trayectoria cimbró con canciones como "Down", "Come Original" y "Love Song", dejando la energía a tope y la vara muy alta para el siguiente número que solo podía ser superado por alguien de casa, por alguien de alta envergadura: Caifanes. Pasa algo muy peculiar con los liderados por Saúl Hernández, en cada ocasión que se anuncia que serán parte de un festival se pueden leer cientos de comentario de molestia y el típico: "Otra vez Caifanes, ya no por favor", sin embargo sus canciones en vivo son por todos coreadas y hasta hacen brotar una que otra lágrima con "Afuera" y poner a bailar a todos a unísono de "La negra Tomasa". Esta vez no fue la excepción.
Mientras esto pasaba, el tercer escenario vio las presentaciones de artistas mucho más alternativos: Les Deuxluxes, Goodnight Japan, Robert Delong, Jesse Baez y Fémina si bien no con grandes masas de público, sí con un respetable expectante y disfrutando de artistas que en su mayoría estaban por primera vez en la ciudad.
El festival se hacía maduro y con él los platos fuertes, el grunge era el invitado especial y llegaba de la mano del sonido rasposo de Bush. Gavin Rossdale ya no es un joven, pero a sus más de 50 años años sigue demostrando una gran energía en escena y una tesitura al por mayor. Su energía y emoción fue tal que en cierto momento se bajó con sus fans para cantar codo a codo con ellos y llenarse de sentimiento con "Glycerine".
Poco después fue el turno de Live, cuyo momento mainstream llegó en el 94 con Throwing Copper, si bien su show fue bien recibido, solo sirvió como el puente o el momento de descansar un poco mientras llegaba el que para muchos era el más esperado, Stone Temple Pilots.
Scott Weiland fue único en su especie, voz, lírica, movimientos, personalidad; por ello fue toda una tragedia en el ámbito musical su muerte en 2015 a causa de un paro cardíaco, secundario de una aparente sobredosis de cocaína, tras ello y la fugaz estancia del también fallecido Bennington, el resto de la banda se dio a la tarea de encontrar a un nuevo vocalista hasta dar con Jeff Gutt, quien para bien o para mal y a pesar de que Stone Temple Pilots ha declarado que Gutt goza de personalidad propia, no se puede negar el enorme parecido entre éste y Scott, rango vocal y apariencia traen al imaginario la presencia de Weiland y hacen pensar que se trata de un imitador profesional del vocalista original, ¿bueno o malo? cada quien emite su juicio.
El día terminaba, la mayoría de los tapatíos desalojaban Terraza Vallarta pero aún faltaba una presentación más, 2manydjs, el proyecto electrónico de los hermanos David y Stephen Dewaele acompañaban con su house a la salida y/o a los amantes de los beats que aún estaban al pie del cañón disfrutándolos.
Así pues, la tercera edición del Roxy Fest llegaba a su fin, festival que según cifras de organizadores, reunió a 19 mil personas y que tiene planeada y pactada al menos un par de ediciones más.