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Fotos Bere Rivera
“No más lagrimas, porque hoy nos hemos conocido”, Santi Balmes
Una mujer de ojos profundos salta delante de su asiento, su sonrisa se mezcla con el regocijo de quien sabe que valió la pena venir de tan lejos. No es la única que graba ansiosa el momento con su móvil, son todos los asistentes al coloso de Reforma que sacan sus celulares para guardar un poco de recuerdo. Parecen amigos, los extraños se quedaron fuera, la noche del 18 de octubre de 2018 que bajó el poeta Halley para quedarse en el plano mortal, a 20 años de la broma que transmutó en banda.
El Auditorio Nacional tuvo una noche inolvidable, siendo Love of Lesbian un nombre que quedará en la memoria de sus pasillos por mucho tiempo. Los liderados por Santi Balmes ofrecieron un recital de antología que pasó de las dos horas de duración, dejando un muy grato sabor de boca en todos sus fanáticos que prácticamente llenaron el venue.
Una banda que a base de esfuerzo, sinceridad y absoluta calidad por fin se vio recompensada al abarrotar un foro tan importante en la industria del espectáculo en nuestro país dejó cautivados a sus más incondicionales, que nunca dejaron de cantar y completaron el circulo de entrega y pasión desde las gradas. El inicio de la majestuosa fiesta se vio marcado con las notas de “Nadie por las calles” dejando claro que la noche seria larga, pero inolvidable. Resulta sorpresivo no haber notado ningún momento en que los ánimos bajaron, pasando del éxtasis a la nostalgia, de la redención a la lectura del “Manifiesto delirista” bajo una bola disco. Un espacio donde cupieron nuestros fantasmas y ambiciones, para al final tomarse de la mano.
Siendo “La niña imantada” un despliegue de cánticos y palmadas al unísono, “Allí donde solíamos gritar” y “Las malas lenguas” advirtieron que los primeros recuentos del icónico 1999 habían llegado para quedarse. Apoyados de magníficos gráficos en cada canción, los de Sant Vicenç dels Horts, Barcelona, despertaron añoranzas con “Domingo astromántico” y la clarividente “Wio, antenas y pijamas”.
Una acústica íntegra, placentera, hizo también que el publico se sintiera cómodo durante el recital, dándole nitidez a todos los instrumentos arriba del escenario. Definitivamente el Auditorio Nacional se lleva las palmas otra vez por ofrecer un sonido de excelente calidad.
Mientras tanto, las luces iluminando “La noche eterna” fueron la guía para que más de uno encontrara un camino entre la penumbra. Magia pura, sensata y universal, la noche en que el poeta Halley pasó sobre el ombligo de la luna con la fuerza de un huracán de escala descomunal. Fueron precisamente las notas de “Bajo el volcán” las que aumentaron el júbilo en los asistentes, para después rematar con la multi coreada “Cuando no me ves”. En realidad, Halley siempre estuvo presente en el escenario, simplemente estaba esperando su momento.
Nunca es tarde para la reflexión en medio de una canción. Sintiendo la entrega y el fervor que los fanáticos del “Indie Lesbiano” ofrecieron a sus ídolos de principio a fin, la canción que fácilmente podría acompañar de fondo todo su desplome de emociones podría ser “En busca del mago”, evocando a la analogía del pájaro inmortal y el mago, ¿quién es quien? Quizás Love of Lesbian somos todos nosotros, los niños extraños que buscan el amor en todas partes, los niños que nos partimos en llanto con cada frase de cada canción, los niños brillantes, los planetas estrellados… Este concierto va más allá de un concierto, más allá de una banda, son 20 años de gritar lo que los niños raros hemos callado.
Por si fuera poco, la agrupación catalana tuvo invitados de lujo para esta ocasión especial, siendo Alex Ferreira el encargado en “Los males pasajeros”, invitando a comprarle a nuestras malas pasadas un solo boleto de ida para que no vuelvan jamás. Por otra parte, Manuel Mendoza, vocalista de Camilo Séptimo dio una magistral interpretación de “Belice”. Posteriormente, Silvana Estrada dejó boquiabiertos a los asistentes cuando entregó una poderosa versión de “Incendios de nieve” que fue ovacionada de principio a fin.
Cuando parecía que ya no podía haber más sorpresas, Santi Balmes, Julián Saldarriaga, Jordi Roig, Joan Ramón Planell, Uri Bonet y Dani Ferrer decidieron soltar el clásico de clásicos lesbiano por excelencia, “Club de fans de John Boy” con un coro adecuado para tales versos letales, que acompañados por una sección de metales y otra de percusiones le dieron al concierto en general un valor extra en su ejecución.
Con un Santi Balmes imponente, con aura de sex symbol, una atmósfera mágica generada por una banda que nunca imaginó pisar el escenario del coloso de Reforma, que nunca pasó por su mente estar frente de tanta gente, los que hicieron de una broma una realidad, quisieron irse dignamente con dos temas que fueron el sello de un concierto más que emotivo, plagado de camaradería y felicidad. Las notas de “El Poeta Halley”, la oda a la leal –traidora inspiración, la justificación del escritor fue quizás el momento más emotivo del concierto– concluyendo con el entrañable poema de Joan Manuel Serrat recitado por él mismo a través de la pantalla.
Posteriormente, el cierre de la velada se vio marcada por “Planeador” un hasta luego de unos colegas que jugaron como locales sin haber nacido aquí, pero que viven enamorados de un publico que obtuvo el mejor regalo de la música. Los corazones a mil, el momento en que los fans y la banda lloraron y se consolaron entre sí, sin barreras, siendo Balmes el emisor de la entrañable frase “No más lagrimas, que hoy nos hemos conocido”. Y es así como concluyó la noche de las lagrimas de felicidad, como un gol en el último minuto… la noche en la que el público emocionó a la banda.