7
In The Red / 2018
04/Oct/2018
No pares y vuela todo a tu paso, o casi todo, como los efectos de la vida moderna, la alienación y la pasividad. Es el mensaje que lanza Ty Segall al mando de GØGGS, una de sus tantas bandas. Y que entrega su segundo disco después de dos años de su debut. Ahora, con Pre Strike Sweep se lanza de nuevo al ataque y no ofrece descanso. Tal y como es Segall, que no deja de producir música.
Desde el primer tema “Killing Time” (que comienza con una guitarra acústica que desconcierta y confunde) hasta el último, “Morning Reaper”, recibimos ráfagas del más puro estilo garage punk. Las guitarras rabiosas están aquí, la batería desenfrenada está aquí, el bajo loco está aquí, la voz desprolija que arenga está aquí y los gritos provenientes de una caverna que colapsa están aquí. La caverna colapsando también es el estruendo de la caótica musicalidad de Pre Strike Sweep y nosotros somos unos pequeños exploradores, indefensos y asombrados dentro del derrumbe. Es el efecto que generan las olas de estruendos de este álbum construido por Charles Moothart, Chris Shaw y Michael Anderson bajo el mando, claro, de Segall.
En Pre Strike Sweep encontramos pequeñas sorpresas incrustadas en mitad de algunos temas, como en “Disappear”, que contiene un solo exprés de batería y otro de guitarra que sale de lo establecido por su noise punk, un toque nada más, casi imperceptible, que se agradece.
Pero aunque el disco no lo permite, hagámoslo y paremos un momento, ¿a dónde va este álbum de GØGGS? Lamentablemente parece que la banda no lo sabe. Pre Strike Sweep es mucho ruido y poco más, pero solo eso. Por momentos (y la sensación crece mientras avanza el disco) parece que todo es estruendo sin dirección, algo que no se siente en su álbum debut, que lleva el nombre del grupo.
Es evidente que esta banda y este disco en particular son utilizados de buena forma para que Ty Segall vierta todas sus inquietudes e inclinaciones más drásticas, pesadas y rabiosas. En ese sentido se logra, siempre llevadas al límite por la voz de Shaw, sin embargo, al escuchar el disco uno se siente perdido y no logra disfrutar de más hallazgos, ¿qué no el fondo de volarlo todo es construir algo más? Por eso digo que el sonido actual de GØGGS es una caverna colapsando y uno el pequeño explorador dentro de esa oscuridad.
Al terminar de escuchar el álbum, y en el entendido que no hay enfoque en él, pero que tampoco es un mal disco, pensé que una de las bases conceptuales que lo componen es el ya famoso: “no sé lo que quiero, pero sé cómo conseguirlo”, que produjo en varias bandas aciertos monumentales hace décadas, pero también grandes estragos en los más rabiosos y grandes músicos, no en ellos, sino en la imposibilidad de llevar sus producciones al máximo, justo por no tener algo de fondo hacia donde ir. Algo que creo que esta banda puede hacer y no lo logró con esta reciente entrega, que sí está en llamas, sí sacude y sí gusta, pero nada más.
8
Talitres / 2018
Es difícil que las bandas de post punk o lo que se le asemeje, mantengan una constante más allá de algún disco que llegue a cautivar de manera unánime al público y prensa. Muchas veces o les llega la fama y pierden esa esencia, o no vuelven a dar en el blanco con lo que les funciona. Por eso resulta interesante saber que quien lo ha sabido hacer sin objeción alguna, sea una banda proveniente de Rusia, misma que en cuatro álbumes de estudio ha sabido mantenerse sólida, con calidad y sin hacer dos veces el mismo material; yendo desde el contemplativo Calendar, hacia el emocionante Alps, el denso y oscuro Poverty, hacia la refinación de Dialogues, encontrando en este último un esclarecimiento sonoro más cercano al new wave, pero que ahora de nuevo, aprovechan en Many Nights a favor de una evolución pequeña y gradual, pero que se nota y se agradece.
Se nota en lo estético, aunque el denominado songcraft, sigue teniendo su marca implícita. En comparación a Dialogues, lo cierto es que su estilo sigue mostrando un amanecer, así como lo indica su portada donde los elementos que destaca, son naturaleza, luz (aunque obstruida por una espesa neblina) y agua, sonido que dejan escuchar al iniciar "Second Part", que plantea un ambiente desolador pero que contagia una especie de paz como nunca antes se les había escuchado. Bastan incluso unos bongos para demarcar este nuevo capítulo del resto de su discografía, el bajo como siempre, esbelto, y las guitarras cristalinas. La voz de Vladislav Parshin con un eco hipnótico, que en ocasiones se fusiona con los mantos de sintetizador y provoca una magia todavía superior ("Kissing The Ground"). Una presencia sumamente notoria de guitarra acústica dando una percepción orgánica magnifica yace en "Homewards" y "Bering Island", donde entran en juego el Motorama más acelerado de Alps, pero también aparecen en "You & The Others" y "Devoid of Color", dos temas más reposados y contemplativos como los paisajes que era capaz imaginar Calendar. Aunque, por supuesto, cada tecla, cada acorde de nylon, pandereta o slide juegan su papel en cada corte para hacer de cada canción una experiencia aunque, en el mismo hilo temático y conceptual, pero una experiencia diferente.
Lo dicho; desde Dialogues, o incluso desde Poverty, Motorama ha caminado a placer en una delgada línea que a veces se tira más hacia el post punk, a veces más a un new wave soft y ameno ("No More Time" con un bajo que es una caricia auditiva). Desde su antecesor además, le han encontrado el punto a una que otra secuencia electrónica y en este caso, si han de usarla como distintivo, lo hacen sin problema como el caso de "Voice From The Choir" o la misma "This Night", donde dejan su línea de teclado más aguda y pegadiza, como de esos primerizos años de OMD o Depeche Mode de Vince Clarke, y sobre este misma línea cronológica, por ahí también avanza "He Will Disappear".
Cierto que la voz de Parshin ayuda demasiado, esa nostalgia profunda que es capaz de impregnar conecta con la memoria que Ian Curtis dejó en muchos que tuvieron su lapso de vida con la música de Joy Division, lo cual, con mayor beneficio, el vocalista de Motorama ha aprendido a usar esos graves profundos o esos medios falsetes que parecen quebrar su voz de dolor, de este modo, realmente Motorama, cambia poco a cada lanzamiento, pero lo suficiente, y ya en ese camino, siempre van aprendiendo a dominar más cosas para incorporar a su música, que aquí en Many Nights, vuelve a dejar otra colección muy favorable.
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
Avisos