8
Castle Face Records / 2018
30/Ago/2018
Oh Sees ha convertido la premisa trabajar duro en su mantra durante el proceso de grabación. Para ellos es común tener un lanzamiento, una gira, un single o algún material nuevo cada año, lo cual es rico explorar desde que iniciaron en 1997 con el nombre de Orinoka Crash Suite y ver los cambios en sus composiciones hasta llegar a su reciente producción Smote Reverser (2018), álbum en el que predomina el rock progresivo, la psicodelia y letras que reflejan el calvario por el que es sometida una persona que está por ir al infierno. En medio de un eclipse, el demonio viene a buscarla a ciudad, causando destrucción, como nos indica la portada. "Nos acompañarás", parece decir. Así de crudo y directo. Pero no por tener ese mensaje, el contenido es malo, al contrario. Esta banda californiana está haciendo bien su trabajo. Está encontrando su sonido. Smote Reverser parece ser el fin de la búsqueda que ha emergido de sus dos anteriores producciones: A Weird Exits (2016) y Orc (2017).
Con dos simples versos "Sentient Oona", primera canción de esta producción, nos inserta en este vía crucis. Es una invitación a descender a las profundidades, mientras que alguien, muy superior a ti, te observa: Slightly slip away into deep sleep. The blinking eye of your oppressor. Watch you as you slip into the deep (Ligeramente deslízate en el sueño profundo. El ojo parpadeante de tu opresor. Te observa mientras te deslizas hacia las profundidades). La persuasión para entrar al averno acompañando a esta persona moribunda se establece hasta en la manera seductora en la cual son cantados los versos, como si John Dwyer, el vocalista, nos estuviera susurrando al oído. En medio de todo, hay un solo de guitarra que nos lleva hacia el rock psicodélico representativo de los 60. Hay que resaltar también el solo que aparece casi al final. Da la sensación de que estamos siendo transportados por un túnel que lleva a ese mundo oscuro. Llegamos. Eres bienvenido al reino del infierno.
"Enrique El Cobrador" nos relata parte de la historia de este personaje y la sangrienta función que cumple. Es el “peaje” que tienes que pagar antes de instalarte en el inframundo: You won't escape terminus. Crush opponents, drunk with lust. Feeding then repeating till you fall (No escaparás de la estación terminal. Aplasto oponentes, borracho de lujuria. Repitiendo mi alimento hasta que caigas). La influencia The Doors se vuelve visible, sobre todo en los teclados. Invocarlos nunca falla. El final repentino fue lo más acertado para una canción de estas características.
Seguimos en medio del eclipse. Los sonidos ambientales dan cuenta de ello. "C", tercera canción de esta producción, empieza a describir al demonio plasmado en la portada del álbum. La destrucción y matar humanos es lo cotidiano para él. Aparecen sonidos similares a "In The Court Of The Crimson King" de King Crimson. Le da energía.
Con "Last Peace", al parecer, la calma vuelve. Referencias al The Final Cut de Pink Floyd salen a flote. La voz de una mujer hace el acompañamiento. Recurso atinado, porque da la impresión de un canto de cuna, aunque, nos damos cuenta que no tiene un mensaje tierno o esperanzador. La calma está lejos de ser alcanzada para la persona moribunda. Son casi ocho minutos de canción. Así, la banda plasma diferentes sonidos de guitarra para pasar, de la mitad hacia el final, a lo más instrumental.
El cambio de tono de voz del vocalista vuelve atractiva a la producción. Esto es notorio si se pasa de "Last Peace" a "Moon Bog". Esta vez, la voz de la mujer se encuentra en los coros. Vuelve misteriosa a la canción. "Anthemic Aggressor" es la dosis de dinamismo que necesitaba este álbum. Es un instrumental de 12 minutos, que –estamos seguros– los seguidores del rock progresivo lo disfrutarán.
La siguiente canción "Abysmal Urn" es la composición más garage rock de todo el álbum. Sabe complementarse entre las influencias de rock clásico que alberga Smote Reverser. El mensaje en "Abysmal Urn" es claro: ¿Qué le pasó a tu generación que todo lo ve destrucción? "Nail House Needle Boys" sigue con esta trama a modo de reflexión: You lie and cheat, you're sickly sweet (Mientes y haces trampa, eres enfermizo y dulce). Los sonidos de guitarra que se repiten al inicio y el final son realmente atractivos.
Esta reflexión es necesaria. Es la autoevaluación de la persona que está a punto de morir. Es madrugada y los lobos empiezan a aullar. "Flies Bump Against The Glass" o Las moscas topan con el vidrio es un instrumental que nos transporta a una atmósfera de intriga, con el que no se sabe si seguiremos en el infierno o saldremos de ahí. "Beat Quest" pone fin al viaje y al letargo que llevó a los Oh Sees a desarrollar una pequeña historia en 11 canciones. La persona se entrega definitivamente a la muerte. El demonio ganó. No hay otra salida: Ah, who's the man I used to call my brother? He gave his life, so agony averted (Ah, ¿quién es el hombre que solía llamar a mi hermano? Dio su vida, evitó la agonía). El piano está presente y le da frescura a la canción. Por momentos se denota las influencias de Lynyrd Skynyrd. Es importante recalcar que es interesante la posición de esta canción dentro de este álbum. Permite cerrarlo bien, sin dejar dudas con respecto a lo escuchado. Además, genera ansias de escuchar nuevo material de la banda, que no dudo no tarda en salir por su filosofía.
¿Con qué otro concepto Oh Sees nos sorprenderá la próxima vez?
8
Atlantic Records / 2018
29/Ago/2018
¿Qué pasa cuando una era acaba y todo lo que representabas se ha alterado? A pesar de habernos entregado discos importantes, algunos de los más notables de este nuevo milenio, la realidad es que los de Washington no han trascendido como deberían y aún no llegan a tierra firme.
La situación para los de Bellingham es difícil, no son una banda clásica ni una de culto, su popularidad bajó considerablemente y parece que las nuevas generaciones se la han brincando. Además de que les falta una pieza importante, como es Chris Walla. Pero Ben Gibbard está de regreso, consciente de su situación y con una nueva perspectiva, tratando de aprovechar el momento para darle un giro a Death Cab for Cutie y, con suerte, darle unos años más de vida. Hay discos que definen carreras y este es uno de ellos.
El primer tema, “I Dreamt We Spoke Again” es todo lo que no esperábamos de la agrupación estadounidense ¿pero es malo? Absolutamente no. Los sintetizadores difusos, así como el fresco sonido de la guitarra y la línea de bajo, la hacen una combinación maravillosa, algo parecido se trató de hacer en Kintsugi, pero el resultado fue un sonido plano y sin vida.
La esencia deprimente, pero purgante de Death Cab for Cutie la encontramos en el siguiente tema, “Summer Years”. Este, incluso con su letra tan angustiante, tiene una melodía limpia y espontánea por parte de la guitarra, mostrando que Dave Depper fue un gran adición al grupo y un buen reemplazo de Chris Walla.
El grupo se deja llevar en “Gold Rush”, track que presenta un sample de "Mind Train" de Yoko Ono. La vibra funk y los sintetizadores muestran algo diferente, aunque confunde con una letra que habla sobre el consumismo y otras cuestiones sociales. Pero lo más valioso de este track es que el grupo se ha animado a buscar nuevos estilos.
"Your Hurricane", a diferencia de su sucesora, presenta todo el estilo de Death Cab For Cutie, una melodía afligida que detona nuestros recuerdos más desdichados. Su ritmo pausado y el característico sonido noventero de la guitarra nos regresa a los mejores años de la agrupación. Se siente como la primera herida de la tortura emocional que nos ha preparado Ben Gibbard.
Hay que hacer una mención especial a "When We Drive", ya que es ese lado maduro que la banda trabajó con Kintsugi y parte de Codes and Keys. Ahora, después de varios años parece que lo han logrado, y es que esta entrega es un tema cadencioso, equilibrado y muy llamativo. Sin duda deja un buen sabor de boca sobre el futuro de la agrupación.
De una naturaleza parecida y siguiendo el buen camino llega "Autumn Love". Esta no es otra cosa más que la versión más pulida y evolucionada de Death Cab For Cutie. Está llena de nostalgia, con la clásica formula de la banda, una letra más reflexiva y menos emocional de Gibbard y, por supuesto, el talento innato para lograr que un tema trascienda.
Es hasta "Northern Lights" que se pierde la magia del disco. A pesar de que la letra es interesante, pues Ben Gibbard arma una serie de escenas románticas en su pueblo natal Dyes Inlet, eso no es suficiente para ignorar lo arrítmica y disonante que es la canción.
Siempre ha sido fácil relacionarse con los tracks de Death Cab For Cutie, parecen ser la banda sonora de los jóvenes más sensibles y desafortunados. "When You Moved Away", tiene como trama la partida de amigos o parejas que simplemente se mudaron de ciudad, algo que podría pasarle a cualquier adulto, pero sorprende que Ben mantenga las cualidades para seguir escribiendo como un adolescente.
Llegando al final, con "Near/Far" y "60 & Punk", se pone en evidencia una cuestión del disco, y es que por más atractivas y cadenciosas que sean algunos de los temas, no impactan del todo. Pero la intención de esta placa no era sorprender con un sonido totalmente distinto, sino demostrar con qué se piensan defender en un futuro, y no fallaron. Se modificaron ciertos aspectos, pero la receta es parecida, pues si se cambiara todo entonces el grupo perdería su personalidad.
Este no es el mejor disco de Death Cab For Cutie, pero sí lo mejor que han hecho en mucho tiempo. Es posible que no reviva la carrera de la banda a sus mejores días, pero por lo menos los mantendrá a flote por un buen tiempo. Puede que sea un victoria personal para el grupo haber sacado un disco así con todo en su contra, pero no podríamos llamarlo un éxito para la industria, lo cual no es precisamente malo.
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
Avisos