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La Ribera del Duero es una zona de España conocida por la producción de algunos de los mejores vinos del mundo. La uva ha dado vida desde hace mucho tiempo a esta región, y no solo por el potencial económico y el impacto que tiene a nivel global, sino por lo que ha inspirado a la población y a sus visitantes.
Nuestro pretexto para visitar esta ciudad al norte de España fue Sonorama, que desde hace 21 años lleva música y alegrías a quien se deje impregnar. Bebimos, comimos y bailamos, pero en este texto nos centraremos en el producto más relevante de esta comunidad.
Aranda se encuentra a escasos 90 minutos de Madrid; es una pequeña ciudad con poco más de 30 mil habitantes, de aspecto medieval, con edificios café y beige, calles estrechas con callejones, pendientes y plazas públicas rodeadas de balcones. Si bien el verano es cálido, el clima puede alcanzar varios grados bajo cero en otras épocas del año. A nosotros nos tocó una ola de calor acompañada de un sol agresivo, pero soportable.
Tuvimos suerte, pues la primera persona que conocimos, Olga Maderuelo, nos mostró lo que probablemente es el edificio con mayor historia del pueblo: la casa de Don Diego Arias de Miranda, que entre otras cosas fue Ministro de Marina de Alfonso XIII, alcalde de la ciudad y Gentil Hombre de la corte. Incluso fue el primer europeo en recibir la Orden del Sol Naciente por parte del gobierno japonés.
En la casa-museo apreciamos vestidos antiguos restaurados, libros del siglo 18, armas de la época de Franco, muebles y platería tradicionales y, básicamente, nos sumergimos en un mundo pasado.
Además, Olga es responsable de marketing de una de las bodegas de vino más importantes de Aranda: Martín Berdugo. Antonio, su esposo, descendiente de Don Diego Arias de Miranda y director de Martín Berdugo, nos explicó que ellos han puesto especial cuidado en mimar sus uvas.
Con gran esfuerzo, Martín Berdugo sobrevivió a un incendio catastrófico en 2013, en el que perdieron su bodega y su fábrica, pero esto les sirvió para perfeccionar sus técnicas de producción, desde el cultivo hasta el producto final.
Con tecnología de punta, sembraron viñedos que ofrecen frutos finos que a su vez se convierten en vino que se exporta a más de 10 países del mundo y que en México tienen presencia en los restaurantes más reconocidos (léase Merotoro, Biko y Pujol, por mencionar algunos).
Y si habíamos empezado bien con Martín Berdugo, las sorpresas nos se terminaron cuando fuimos a Bodegas NEO. Divertida, juvenil, desenfadada, NEO hace una perfecta conjunción de vino y música, solo decir que Javi Ajenjo, dueño de la bodega, es también el artífice de Sonorama.
NEO nos encantó. En la entrada tienen una réplica de Mazinger Z, tamaño caguama, y en su salón de barricas ha quedado impreso el espíritu de su festival; muchos de estos contenedores tienen autógrafos de las bandas que han tocado en los últimos años, formando un registro increíble de la conexión entre el elixir y su mejor acompañante.
En sus botellas y su producto está contenido el valor musical, y en sus instalaciones también. NEO tiene un estudio de grabación en el que muchos talentos nacionales e internacionales pueden grabar su música con precios accesibles. The Dandy Warhols y Carla Morrison, por ejemplo, han participado de los talentos de José, el ingeniero de NEO, para sus proyectos. Unas 20 bandas hacen uso del estudio cada año y, ¡van a por más!
Aranda resultó una agradable sorpresa en nuestro primer día, y lo que viene: mucha comida y mucha música.