Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
Sin temor a sonar exagerado puedo decir que Something About Airplanes fue en su momento el futuro de la música, y es que el peculiar estilo de este disco marcó pauta para todo lo que se desarrolló en la primera década de los 2000. La mezcla de rock y pop y esa esencia lo-fi que podía moverse en toda una gama de emociones, fue lo que definió la era del indie rock y el sadcore, dos de los géneros más importantes a principios del nuevo milenio, por lo menos en Norteamérica.
El disco de Death Cab For Cutie no tuvo una gran producción, aunque sabemos del talento de su ex guitarrista Chris Walla, este fue uno de sus primeros trabajos, sino es que el primero. Pero los sutiles errores y descuidos que se extienden por todo este álbum, es lo que le da una personalidad tan cruda y real, es lo que te lleva a pensar en la típica banda del colegio, que a pesar de su falta de experiencia, ha conseguido algo prometedor.
También, los desperfectos de este material de Death Cab For Cutie lo hicieron parecer una evolución del grunge, que conquistó la industria estadounidense a mediados de los años noventa y que ahora buscaba con desesperación a su sucesor, encontrándolo en el emo; Something About Airplanes fue el eslabón perdido entre estos dos.
La influencias del debut de Death Cab For Cutie son muy variadas, tantas que en su momento era difícil distinguirlas. Parecía solo un grupo que desprende riffs dentro de un ritmo lento y melancólico, con letras sobre el dolor, la tristeza y la impotencia. En nuestros tiempos esto parece de los más común, pero en 1998 fue algo innovador. Claro que antes de ellos hubo muchos que usaron formulas parecidas, como Low, Elliott Smith y Red House Painters, pero los de Washington fueron los que llevaron la formula a los terrenos del pop.
Pero no solo el sonido bien cohesionado y las melodías inolvidables hicieron de Something About Airplanes un disco memorable, también el enorme talento de Ben Gibbard como letrista le dio un lugar notable a este material. Los versos obscuros y deprimentes llegaron en una época donde la desesperanza se hacía presente y empezaba a envolver a los Estados Unidos. Comenzaban los tiroteos en escuelas, ataques terroristas, y en Norteamérica simplemente se respiraba un aire de tristeza.
El primer disco de Death Cab For Cutie nos dio dos cosas muy importantes, una fue las bases del sonido de toda una década, y otra que se desarrollara el grupo que nos dio dos tres de los mejores álbumes de toda la historia: Transatlanticism, Plans y, por supuesto, Something About Airplanes.