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Fool enough to almost be it
Cool enough to not quite see it
Old enough to always feel this
Always old, I'll always feel this, "Mayonaise".
Un redoble como el comienzo del latir del corazón ansioso y la esperanza de recibir una mirada a cambio, el vislumbrar de esa chica a la que le has escrito cartas que nunca recibirá: “stay cool, and be somebody’s fool this year”, que este sea el momento de saborear la miel de la juventud, donde la única preocupación es mantener buenas calificaciones.
The Smashing Pumpkins había alcanzado cierta gloria con Gish mientras Billy Corgan era succionado por una espiral de ansiedad y depresión cuyo resultado fue la sana catarsis de tomar un cuaderno, una grabadora, la necesaria guitarra y comenzar a crear demos. “Quiet” como la clara muestra de aquellos días en los que el grunge dominaba al mundo, en los que las guitarras Fender eran el arma perfecta para combatir el hastío, la extensión de las almas demacradas, la lira de Polimnia que embelesaba los ávidos, rotos y furiosos espíritus adolescentes. Personalmente “Today” es una canción entrañable que siempre significa un despertar, solía escucharla cada primer día de clases, antes de cada examen importante, como preludio al momento en el que haría algo relevante: una cita, un concierto, un alegre plan de verano.
Y obviamente al dejar correr el disco “Hummer” alentaba el misterio, “Rocket” te animaba para emprender el viaje a la luna, y “Disarm” te arrastraba a los malestares permanentes, el pesar de la soledad, las palabras que nunca pudiste decir, ese sentimiento de saber que todo estaba bien y que de repente todo se tornara sombrío entre tú y esa chica que confundida se negaba a besarte, a responder tus cartas, a desechar tus mixtapes, a decir que necesitaba tiempo: “The killer is me is the killer in you, my love, i send this smile over to you”, porque a pesar de todo debíamos ser valientes.
Y luego “Soma” y su arpegio ensoñador, tocata y fuga a las frases dolorosas: “she led me on, down, with secrets i can’t keep”, duerme, ya no esperes por ella, que no te opaque la culpa por un corazón roto, que no te complique la vida una desesperanza, mejor atesta un golpe al aire emulando los furiosos riffs antes del amargo final del mundo. “Geek U.S.A” y de nuevo ese redoble infame que te hace emerger, maldita montaña rusa que resulta ser la vida, mariposas revoloteando las entrañas, emociones que llegan tan rápido como se disipan, solos de guitarra que intentas emular torpemente en la guitarra de Paracho que te regalaron en navidad, pero sabes que tú y ese disco están conectados, siamese twins, no puedes creer que alguien que no te conoce hable tan precisamente de tu existencia.
“Mayonaise” y su alta causa, a todo volumen, amanecer y ocaso, las frases que nunca podrás olvidar, una de las pocas canciones que alguna vez te atreviste a tocar y cantar a alguien que al final no lo apreció, pero qué más da, estas canciones se quedan contigo para toda la vida sin importar quién no las quiera, trata de entender que cuando pueda, lo haré, trata de comprender que fallé, pero que nunca fue tu culpa.
Billy Corgan escribió “Spaceboy” a su hermano menor el cual sufría un raro desorden cerebral, un bello manifiesto de la sensibilidad del genio, necio y controlador que acaparó casi la totalidad de la instrumentación y producción a la par de Butch Vig, quien el año pasado me relató su experiencia vía telefónica. “Nevermind de Nirvana fue muy simple, fue terminado en 16 días, con Siamese Dream queríamos hacer un álbum complejo, enorme y con gran sonido, sabíamos que sería difícil porque no existía Pro-Tools. Tardó cinco meses, fue técnica y mentalmente muy complicado”. Por aquellos tiempos “Silverfuck” era el final ideal y ruidoso para cada presentación de la banda, “Sweet Sweet” podría pasar desapercibida pero el encanto como preludio a la melancolía que vendría pondría de manifiesto que la banda aún no alcanzaría su punto máximo.
“What moon songs do you sing your babies?, what sunshine do you bring?” amaneceres que se perdieron, mercurio retrógrado, un eclipse lunar para ver en stream, personas que se van y canciones que se quedan, y mientras los adorables rostros de Ali Laenger y Lysandra Roberts sigan observando el pasar de la vida, el correr de las lágrimas, el sonreír y el suspirar, quisiéramos nunca despertar de este sueño.