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Cuando sales de la oficina lo último que quieres hacer es regresar a tu casa de inmediato conduciendo a través de las calles de la Ciudad de México donde te espera, indudablemente, el tránsito que ya es tu pan de cada día.
¿Qué haces entonces? Generalmente mi respuesta sería caminar hasta el bar más cercano, pedir una cerveza y esperar a que la capital se despeje hasta que sea posible transitar. Pero ayer fue otra la historia.
Doritos se encargó de organizar una fiesta bastante amena para presentar la plataforma Bunker que, si bien no fue el show del año, nos hizo recordar que la ciudad tiene un mejor color durante las noches.
Llegadas las 20:10 H. comenzaron los primeros acordes de una guitarra que llenó el Pepsi Center WTC de calor. Diego Solórzano estaba en el escenario y, acompañado de los demás integrantes de Rey Pila, nos entregó una dosis de rock que empezaba a poner en ambiente a la mayoría de quienes ya estábamos ahí.
El lugar se sentía vacío, escasas 200 personas habían llegado puntuales a la cita y aunque el lugar seguía llenándose poco a poco, la entrada no mejoró hasta llegadas las nueve en punto, minutos antes de que Rey Pila se bajara del escenario agradeciendo al pequeño grupo de fans que había saltado y cantado durante los casi 60 minutos que duró el set.
La atmósfera se antojaba artificial, personas que se habían reunido para platicar entre ellas y ponerse al día se encontraban en cada espacio del recinto y entre cervezas y Dorilocos (sí, había un puesto oficial de Dorilocos).
Pero aquello no tardaría en cambiar, Sotomayor se adueñó de la tarima y con su ritmo levantó a quienes ya habían tomado lugar en el suelo para ponerlos a bailar. Es verdad que mi opinión puede ser parcial, Sotomayor se ha convertido en una de mis bandas favoritas desde que los escuché por primera vez y la realidad es que me parece que cada vez tocan mejor y que con cada día su música mejora gradualmente.
Cierto o no, Paulina nos deleitó con su voz y sus sensuales pasos de baile, mientras Raúl se reventaba la vida tocando las percusiones. El momento más aplaudido del set fue cuando, después de interpretar "Morenita", cerraron su show con "Cielo" y agradecieron a todo el público por su amor.
Tuvimos que esperar un poco más de media hora con el calor y la cerveza a todo lo que daba. La gente ya había llenado a 3/4 de su capacidad el Pepsi Center WTC y cuando Li Saumet saltó al frente del escenario todos, incluido su presente, dejamos escapar un grito de emoción.
De Bomba Estéreo no hay mucho que decir, son una banda enorme, se presentan con frecuencia en México y nunca defraudan. Cumbia y más ritmos latinoamericanos llegaron a los oídos de quienes estábamos ahí obligándonos a mover cada hueso de nuestros cuerpos y a cantar temas como "Somos dos", "Soy yo" y "Fuego".
Si el pretexto era presentar un nuevo producto para armar una fiesta de ese calibre, Doritos logró su cometido. Lo de la noche del 15 de marzo fue una excepción agradable a la vasta oferta musical que podemos encontrar en la capital que por momentos se torna forzada y repetitiva. Bien jugado, Doritos.
Cuando regresaba a casa, el tráfico se reducía a apenas un carro cada cinco minutos: el plan funcionó.