126004
Adan Jodorowsky en El Plaza Condesa

Adan Jodorowsky en El Plaza Condesa

Oscar Castillo
Alan Espinoza

Alan
Espinoza

11/Mar/2018

Detalles

Organización

Producción

Ambiente

Lugar

El Plaza Condesa

Artista(s)

El único ídolo: Adan Jodorowsky en concierto.

Hace tiempo, un filósofo elogiado persignó: “Uno se vuelve sabio solo en la medida en que atraviesa su propia locura”; ¡Vaya curiosidad! El que su propio primogénito representase la locura nata, la más intensa y enamorada. Adan Jodorowsky estuvo en la CDMX como el loco que solo él sabe ser.

Tenía tiempo que las manecillas de mi reloj no avanzaban tan lento; los minutos me parecían eternos. Por fin marcaron el momento celestial: 20:28 H. El show emprendía en unos de los foros más cotizados de la CDMX –El Plaza Condesa– el encantador Adan Jodorowsky presentaría su más reciente disco Esencia Solar, siendo la primera vez que firma, actúa e interpreta con su nombre natural.

Seis músicos en escena daban la señal de su arribo. Manteniendo una pose fija, el legendario Adanowsky se mantiene de pie mirando (detrás de unas gafas de sol) al horizonte de su perfil derecho llenándose de energía pura a través de aplausos encariñados. “¡Buenas noches!” deseaba a los presentes y su euforia deslumbraba inmensamente. “Vivir con valor” fue el tema de apertura donde la ausencia de Natalia logró ser cubierta con un baile inminentemente perfecto.

La deserción de un público en exceso no fue la causante para un espectáculo rutinario, era en realidad, la muestra de esa intimidad que Jodorowsky suele trasmitir a sus seguidores, como una charla entre grandes camaradas: Él y su propia gente. Aquella confianza implementada dejó en alto lo calidez y lo bien cortejado que está, desde su gente de staff como Charly, hasta la participación de grandes artistas como Renata con su violoncelo en “Hasta la aurora” o Devendra Banhart en “You Are the One”.

Aquella noche fue la cena más romántica donde el creador de Amador complacía a sus propias almas haciéndolo con “Niña roja”, un tema interpretado a petición y donde aprovechó la oportunidad para cantársela a la musa que se encontraba entre el público: su esposa, Luna. “Abran espacio como Moisés en el mar para que pase mi inspiración”.

Entre tanto sentimiento gozado, una sorpresa piso el escenario: León Larregui, el jinete de la libertad, nos regaló a dueto “Vagabundos de otro mundo”. “Qué increíble es tener amiguitos aquí” decía Adan con su último invitado. Y así, sin más, estalló con una tanda de éxitos que nos retomaron sus versátiles facetas “Mi fe”, “Amor sin fin” y “Estoy mal”. La acústica en pleno show renació la emotividad al comenzar el tema inspirador, “Solo falta lo mejor” cerrado con broche de oro, la alegría de un cajón flamenco.

La fiesta no se detenía y Adan deslumbraba con “El ídolo”. Y como una explosión que revienta alegría, “Color café” llegó a todos los presentes, aquellos que sacudían sus brazos al ritmo de las percusiones. “Qué importa lo que la gente piense de nosotros, solo bailen conmigo” incitaba el músico al son de la canción. Un tema que dio la excitación completa representada en una batucada en toda la explanada encabezada por el mismo artista. ¡Grandísima fiesta!

Mi reloj seguía marcando las horas, mismas que me importaban un bledo porque el hijo de Alejandro estaba en la pista listo para interpretar “Collar de perlas/Déjenme llorar”, “Amor de día y de noche” y “Me siento solo”, canción con la que promovía el cierre total de esa gran, gran noctámbula, esa misma que sería recordada como la velada donde Adan vuelve a dejar en alto su elegancia sobre un escenario, sin perder ese magia, atracción y su toque personal en cada performance. Adan Jodorowsky cumplió ser el ídolo que siempre soñó.

Oscar Castillo

REDACCIÓN:

Oscar
Castillo

Alan Espinoza

FOTO:

Alan
Espinoza