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Hoy, día de la mujer, doy inicio a un proyecto en el que hablaré de algunas de las interpretes que cuestionaron su lugar como segundo sexo, que se negaron a formar parte de una historia de abuso y violencia a nuestro género. Mujeres que buscaron hacer un cambio importante.
"Cuando hablamos tenemos miedo de que nuestras palabras no sean escuchadas o bien recibidas. Pero cuando estamos calladas, de igual manera seguimos asustadas. Así que es mejor hablar", esto lo dijo la poeta Audre Lorde para alentar a cada mujer a levantarse y expresarse contra el sistema. Pero ese también es el mensaje con el que inauguro esta serie de artículos.
Mi objetivo con este proyecto no es que conozcan a las figuras feministas en la música, quiero que se inspiren con sus historias, que se atrevan a ser la siguiente y que se encuentren a ustedes mismas.
Anhelo ver a la siguiente Patti Smith, la siguiente Sinéad O'Connor, la siguiente Nina Simone o la siguiente tú, tan singular e inimitable como quieras ser. Ya seas una cantante, guitarrista, actriz, cineasta, o alguien sin relación al mundo artístico, mi único deseo para ti es que te manifiestes, que exijas tus derechos, pero sobre todo, que contagies a las demás a hacerlo.
Muchos dicen que la historia es necesaria para no repetir los mismos errores, pero primero estos errores deben dejar de existir. Mi motivo para usar la historia es formar personas con criterio, para que las mujeres que me lean descubran el lugar que quieren tener en este tiempo. Incitarlas a revolucionar el mundo y que reconozcan el trabajo que otras hicieron en favor de todo lo que nos corresponde.
Firmo este texto como Amelia; la mensajera, un enlace, un sueño, un detonador.