Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
9
Sony Music / 2018
Carlos Alberto Sánchez Uriol empezó su carrera musical en el mundo del rap bajo el pseudónimo de Shinoflow, con el que lanzó cinco discos a lo largo de los años 2000. A principios de la presente década adoptó el nombre de Carlos Sadness y con dos placas: Ciencias celestes (2012) y La idea salvaje (2015), el género con el que inició parece haber quedado atrás. Aunque no del todo, pues Carlos está de vuelta con su más reciente álbum de estudio: Diferentes tipos de luz (2018), en el que aparecen destellos de esos inicios rapeantes.
Phil Ek, conocido por su trabajo con Fleet Foxes y Band of Horses, fue el encargado de mezclar el disco, cuya portada y litografías en el interior están diseñadas por el propio Carlos Sadness, quien en este nuevo larga duración amalgama el romanticismo de Ciencias celestes y la espontaneidad de La idea salvaje.
El año pasado, Carlos lanzó dos adelantos para el que sería este tercer álbum: “Amor papaya”, un tema saludable, fresco, pero con letra sensual a dúo con el sonorense Caloncho y “Volcanes dormidos”, de esencia tropical con ritmos africanos que se prestan al baile, ya que en el puente de la pieza, Sadness canta “Mimi Kusema (tengo algo que decirte): un volcán vive en mí, se despierta por ti, Kuamka Wewe (se despierta por ti)”. Ambas frases están en suajili, una lengua africana.
Ya en el presente año, el hombre de la impecable cabellera presentó tres sencillos: “Hale Bopp”. ¿Te acuerdas o escuchaste de aquella estrella que pasó cerca de la Tierra en 1997? Volvió, en forma de una canción que deja en claro su fascinación por la astronomía, como lo hiciera en el álbum pasado con “Perseide”; “Longitud de Onda”, quizá la más bailable del disco, que versa sobre lo irreversible del tiempo y cuenta con un poco de rap de aquel Shinoflow y la exóticamente melancólica “Semitransparente”.
En cuanto al inicio del material, abre con la melosa pero potente “Física moderna”, cuyos arpegios de guitarra en sus primeros segundos recuerdan un poco a Two Door Cinema Club. Acertada para el arranque. En “Te quiero un poco” es imposible no reírse, no porque sea mala, sino porque sin duda es la más divertida del compendio, con frases como “Decías que la gente guapa solo bebe horchata”.
Llegando a la mitad del álbum, en el breve tema “Chihuahua”, dicha palabra funge como homógrafa, pues hace referencia al estado de Chihuahua y a un perro chihuahua: “Llueve aquí en Chihuahua y en tu corazón también (...) Llora tu chihuahua y mi corazón también”. “Diferentes tipos de luz” y “El relámpago” son dos tracks interesantes que van in crescendo. Lentas al principio, explosivas en el coro y con cierres hermosos de batería y guitarra.
Además de su gusto por la astronomía y los fenómenos atmosféricos, en este LP, el barcelonés deja ver su lado friki (en el buen sentido de la palabra) por el arte con las canciones “Sebastian Bach” y “Kandinski”. En la primera, el romanticismo se hace presente, ya que alude a un amor a la antigua, a sentimientos profundos. Por otra parte, la espontaneidad se ve inmersa en la segunda, ya que con nombres como Jackson Pollock, Mark Rothko y Vasili Kandinski, pintores del expresionismo abstracto, plasma con naturalidad el tema y lo enlaza con el amor como pintura. Joyas sonoras.
Al final del disco, dos tracks ofrecen el lado acústico: “Silencio antiguo”, en el que un fantasma es una alegoría a algo vivido, muerto, pero que se sigue manifestando y “Pompeia”, en donde la esencia rapera vuelve a hacer acto de presencia. Ambas producen una sensación de añoranza y tal vez a más de uno harán llorar.
Diferentes tipos de luz es un gran disco que se centra, principalmente, en temas del pasado, te lleva al máximo por momentos, pero lejos de encontrar un equilibrio con canciones más lentas, amaina un poco.