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…at the edge of the future and my dreams all fade away (UNKLE)
Ya mucho nos ha recetado el cine de sci-fi de la primera década de los dosmiles sobre el miedo al futuro; visiones sobre posibles holocaustos con muertos caníbales, infectados, vampiros, bombas nucleares, alienígenas hostiles, guerras exterminadoras, planetas o meteoritos que impactan la tierra, etc.; otro tanto nos ha recetado la realidad y la espectacularización que los medios de comunicación hacen de los terrores de nuestros tiempos, los cuales son su fuente de trabajo y nuestra fuente de ensoñación. Sueños y más sueños terroríficos, a veces demasiado serios, ontológicos y llenos de destrucción como la Melancholia del Lars. Pero el alma también debe reírse un rato y reírse del miedo.
En estos días de miedo social, conflictos políticos y tanta paranoica a nivel global, el cine argentino nos invita a presenciar una pesadilla no tan ajena a nuestros recientes miedos. Espejismo que hará morir de la risa a más de uno. Se trata de Fase 7 de Nicolás Goldbart; ésta fue la película que me recetaron el agosto pasado para comenzar las sombrías celebraciones del Festival Macabro.
El filme es una pieza que, con cierto toque serie B, retoma la paranoia causada por la influenza para convertirla en una divertida comedia negra. La historia gira en torno a Coco (Daniel Hendler), un protagonista contradictorio y torpe que se niega a creer que el mundo se ha terminado. El personaje vive con su esposa embarazada, Pipi (Jazzmín Stuart), en un departamento clasemediero bastante bien acomodado, de algún edificio residencial de la capital porteña. El rumor de una extraña gripe letal comienza a esparcirse desde los medios; al parecer esto se ha extendido ya por todo el mundo (tanto el rumor como la misteriosa pandemia). Y, en este caso, el rumor resulta verdadero.
De tal modo, el inmueble donde habitan los protagonistas es puesto en cuarentena por las autoridades locales; secuencia que nos evoca una interesante combinación entre aquellos días de histeria provocada por el asunto de la influenza en 2010, con un ligero toque del filme español [Rec]. Autoridades clausurando edificios ante los rostros incrédulos de los vecinos; gente inconforme y la mirada incrédula de un protagonista que cree que nada de lo que sucede es su problema. ¿Realidad, ficción o comedia? Comedia en este caso.
Todo va aparentemente bien en el ridículo protocolo al que las autoridades someten (con todo y un médico griposo que revisa) a estos personajes, hasta que, azarosamente, su edificio acaba por convertirse en el único lugar habitable a la redonda. Y, al mismo tiempo, en el territorio sobre el que se disputará la tercera guerra mundial. Entre todo este barullo, surge en escena la divertida aparición del vecino raro, Horacio (Yayo Guridi); un personaje paranoico, experto en armamento (pistolas, metralletas y hasta cuchillos) y trastornado por la idea de una conspiración global. Un demente descabelladamente divertido, que al final termina transmutándose en un profeta de esa nueva era pintada en el filme de Goldbart. Además, la película cuenta con la sublime participación de Federico Luppi (actor fetiche de Guillermo del Toro) como el amable aunque temible vecino Zanutto; un papel bastante badass que nos remite (tal vez de forma involuntaria) la áspera y melancólica rudeza del Clint Eastwood de los western crepusculares. Por que sí, esta película también tendrá bastante de western.
Una cinta que pondrá a sudar a más de uno con opresivas atmósferas muy al estilo 28 days later de Danny Boyle, para luego hacer explotar todo en risas. A veces nerviosas. La ironía con la que Nicolás Goldbart nos dibuja el Apocalipsis tiene mucho de realidad, mucha fisonomía de pesadilla mad-maxiana y, al mismo tiempo, la gran sonrisa de la ironía, que termina por enmarcarlo todo. Esta película probará por mucho que el buen cine de horror no pierde su lugar como el gran psicoanalista de nuestros miedos; esa pantalla llena de alucinaciones oscuras que nos hace apreciar mejor la realidad en que vivimos.
Así, Fase 7, esta pieza arrancada de nuestros miedos más oscuros (en este caso el de una gripa que nos acabe a todos de un estornudo) es una buena recomendación para espantarse un rato, sacar la tensión de un día cansado y pensarle un rato sobre los días que vendrán. Y qué mejores filmes que estos para curarnos en salud de una realidad a veces demasiado fantasiosa y cinematográfica.