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Semana de las Juventudes 2017 — Día 2

Semana de las Juventudes 2017 — Día 2

Daniel Reyes
Cortesía INJUVE

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INJUVE

12/Nov/2017

Detalles

Organización

Producción

Ambiente

Lugar

Zócalo CDMX

Juventud, divino tesoro.

El tiempo no pasa en vano y las generaciones cambian constantemente. ¿Qué pasa cuando las brechas generacionales convergen en el mismo espacio?

Ayer tuvimos la oportunidad de apreciar ese contraste en el Zócalo de la CDMX, donde la Semana de las Juventudes continuaría con su andar. Decidimos aventurarnos a revivir, cada uno a su manera, viejas experiencias al presenciar los actos en vivo de bandas que llevan largos años de trayectoria musical.

El evento comenzaba desde medio día en La Plaza de Santo Domingo, donde los más jóvenes aprovecharon la oportunidad de tener de cerca a bandas como Edna and The Musicians, Estefi Areas y a Johnny Nasty Boots, mientras que poco más tarde, el escenario principal del Zócalo contara con la presencia de Marcela Viejo, Charlie Rodd y Ely Guerra, uno de los actos tempraneros más coreados, tomando en cuenta la poca convocatoria que a un inicio tuvo el concierto.

Bajo un sol que caía contundentemente sobre los asistentes, nos dimos a la tarea de desplazarnos entre los escenarios, donde el slam y la energía predominaba sobre el escenario Santo Domingo en los actos de Cerberus, Chingadazo de Kung Fu, y Delux, por mencionar algunos, mientras que en el escenario Zócalo se derramaba más miel y nostalgia en las presentaciones de Dorian, Chetes y La Gusana Ciega, punto donde ya se notaba una mayor concurrencia y la gente iba tomando sus lugares para las bandas estelares de esa noche.

Alrededor de las 19 H, el espacio entre persona y persona era cada vez menor, pues División Minúscula ya tocaba en el escenario principal y los fans se esforzaron por verlos lo más cerca posible, homogeneizando a muchos en un flashback a la adolescencia.

Mientras los que venían molidos por el show explosivo de División Minúscula salían en busca de un descanso, las generaciones más viejas se acercaban para disfrutar a una de las bandas mexicanas que más años lleva rocanroleando en el desmadre: El Tri.

Alex Lora y su entrañable equipo salieron al escenario a demostrar lo que saben luego de 49 años de trayectoria musical y más de 50 discos en su haber. Su show, lleno de irreverencia, lenguaje floreado y redundancia, contrastó la atmósfera entre el público, porque mientras muchos recordaban las viejas épocas del baile Trisolero cuando eran chavos de onda, o cantaban y tarareaban canciones que escuchaban sus papás, otros más sufrían la larga espera con tal de ver en un espacio público tan importante al señorón Fatboy Slim.

Luego de una ardua lucha entre la gente que entraba y salía de la Plaza de la Constitución, seguirían las leperadas y obscenidades, pero ahora a nivel audiovisual, pues Fatboy Slim daría cátedra de cómo cerrar un evento en un país tan diverso a nivel cultural como lo es México.

El set ejecutado sobre las tornamesas, aunado a los visuales hipnóticos proyectados en las tres pantallas gigantes, generaron un nivel de euforia colectiva impresionante. No hubo tiempo para pausas, pues las transiciones entre beats y géneros descerebró a propios y extraños, incluso, hizo bailar a niños, jóvenes y adultos mayores que en medio de la multitud disfrutaban el gran ambiente. Personalmente, fue la fiesta en el Zócalo que más he disfrutado.

El ser y sentirse joven va mucho más allá de la edad fisiológica; mientras se mantenga la actitud y exista música que te transporte a recordar esos momentos de júbilo, los vestigios que vaya dejando el tiempo a su paso quedará en segundo término. Sí, ya sueno a chavorruco.

 

Daniel Reyes

REDACCIÓN:

Daniel
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