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Si existe un sello discográfico en el que uno pueda saltar de la contemplación más desgarradora a la música electrónica más poderosa es Erased Tapes. Fundada por Robert Raths, la disquera aloja a muchos nombres que pueden lograr lo anterior en un abrir y cerrar de ojos: desde Ólafur Arnalds hasta Rival Consoles y desde Kiasmos hasta Nils Frahm. Su música es experimentación no solamente sonora, pero también emocional que lleva al escucha a lugares poco explorados con anterioridad.
No es que sea algo oficial ni mucho menos, pero si hay un proyecto en México que evoca casi al pie de la letra la filosofía de Erased Tapes es De Osos. Fundado por Arturo Luna, el proyecto parece tener lo necesario para ser confundido con un fichaje más de aquella disquera. De ser un ejercicio neoclásico en donde el piano y el cello dominaban la atmósfera, se convirtió en una agrupación que explota esas mismas emociones de la mano de la tecnología. Al igual que en la de Raths, en la mente de Luna la música electrónica no es una fiesta, si no un conector de emociones listo para funcionar.
Los registros están ahí. Desde Instrucciones Para Dejar Ir, su primer disco, que era una catarsis llena de curiosidad hasta su más reciente segundo ejercicio Todo el ruido entre nosotros, la música de De Osos ha sabido conectar esas emociones y llevarlas metafóricamente al espacio exterior. Así funciona. Lo que hace Arturo Luna es tan empático que parece perderse en la subjetividad que el cosmos comparte con los sentimientos que hace brotar.
Todo es disciplina y cambio gradual. “Empecé tomando clases de piano a los cinco años. No lo dejé hasta los 13 y a los 17 empecé a estudiar composición”, dice un Arturo que lleva toda la vida cerca de la música. Antes de De Osos formó parte de Hoax Empire, un grupo de rock psicodélico que –una vez más– contrasta con el resto de lo que hace: “Hoax Empire empezó como una banda de escuela, fue una etapa de aprender y tocar por diversión. El proyecto sigue esperando a que le demos el tiempo necesario hasta la fecha”. Ese grupo, tan lejos de la introspección, fue aquello que lo llevó a darse cuenta de la necesidad de hacer música en solitario.
“El hecho de tener una banda me hizo darme cuenta que quería hacer música para mí. En una banda siempre tienes que estar dispuesto a ceder y eso es algo un tanto difícil para mí y para las personas con las que lo he intentado. De Osos nació con esa idea de hacer música para mí, tocar el piano y grabar”.
Pero no solamente fue esa necesidad de inspeccionar la mente propia lo que llevó a Arturo a cambiar el sonido de De Osos con el tiempo. “Siempre he querido sonorizar películas, así empecé a componer, pensando en escenas de alguna película o una serie de televisión. Tener una banda y tocar en vivo nunca tuvo un peso en mí hasta que vi en vivo a Nine Inch Nails. Al verlos no dejaba de pensar en que quería construir algo así”.
Desde entonces De Osos se ha convertido en uno de los tesoros mejor guardados de la música mexicana. No es ninguna hipérbole, quienes lo han encontrado han hecho que el grupo se presente en escenarios como el SXSW en Estados Unidos y en conciertos locales que se dice han sido memorables. Sin embargo, al ser un proyecto emergente las dificultades están ahí.
“Hay muchas personas involucradas en el crecimiento musical de México, a diferentes escalas y de diferente peso. Tristemente lo último que importa para todos ellos son las bandas que componen esa música y sorprende ver cómo a veces ni los músicos mismos se defienden de esto”, asegura Luna, quien recientemente dijo adiós a la persona que manejaba los asuntos de management de la banda tras diferencias en el camino a seguir. Ha sido un camino difícil, pero las recompensas han llegado, tanto para él como creador como para nosotros como escuchas de su música.
Y esas recompensas están en el hambre de crear cosas enteramente nuevas. “La música electrónica fue importante para mí hasta que empecé a trabajar en el primer disco. Siempre quise tener un proyecto musical y poder crear ambientes post rockeros. He descubierto muchas herramientas para destruir esos ambientes y me he hecho fan de ellas”. A veces la creatividad está en el caos. “Supongo que así es como compongo, con la idea de al final destruir algo que me guste”.
Esta filosofía de destrucción está por todos lados en Todo el ruido entre nosotros, el segundo disco de De Osos que vio la luz hace unos meses y que, con el paso del tiempo, parece escucharse mejor. Se dice que en el vacío del universo el silencio es constante, pero el universo del disco es todo lo contrario: un salvaje caos en el que la nostalgia, la esperanza y la emoción son el epicentro de una serie de sonidos digitales que hacen todo menos acariciar el silencio. Es una armonía bellísima que parece no tener desperdicio.
Después de haber escuchado el disco todo este tiempo le pregunto a Luna cuáles son los que él ha tenido en rotación.
“No Mans Sky de 65 Days Of Static, Wallflower de Diana Krall, Sleep de Max Richter, Krieg Und Frieden de Apparat, Elektrac de Squarepusher, Joe's Garage de Frank Zappa, Myra Lee de Cat Power y Push The Sky Away de Nick Cave & The Bad Seeds".
De alguna curiosa forma todos ellos parecen tener cabida en la obra de Arturo Luna como De Osos. Y si esos han sido los que han estado taladrando su cabeza uno solo puede imaginar que lo que está por venir de su parte será todavía más emocionante.
¿Qué es lo que harán para el futuro? “Pronto tendremos la primera presentación visual de Todo el ruido entre nosotros, una parte del grupo se ha convertido en un gran equipo que ha trabajado para tener un show más grande en vivo. Recientemente lanzamos el video de ‘Campo de terror absoluto’ junto con un track inédito y vienen más canciones nuevas y otras sorpresas”.
A veces la mejor manera de esperar es no soltar el pasado. Aquí está su más reciente disco para no desesperar: