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Qué rápido se fue el Hellow Festival. Una tarde fue poco para digerir lo que Monterrey vivió la tarde del 26 de agosto del 2017. El festival regiomontano llegó en su edición más fuerte a la fecha, resultando en una tarde que entre nubes y calor, no dejo nada qué desear.
Eran poco más de las 15 H y me dirigía en un taxi al Parque Fundidora, entre amplias avenidas y puentes, sentía que dábamos mucha vuelta. El chofer tronaba en su radio un estilo de música norteña que no distinguía bien, pero me daba un cálido sentir de estar en la tierra del cabrito.
Entre amenaza de lluvia, el cerro de la silla se veía opaco por la cantidad de nubes, mientras que el Fundidora comenzaba a ser invadido por la chaviza, no solo de Monterrey, sino de CDMX y demás procedencias. Cuando ingresé al festival, una encantadora voz me jaló al escenario dedicado a sonidos latinos. Girl Ultra, viéndose más trendy que nunca era acompañada de Álvaro Díaz en su set. Ante poca gente, la promesa capitalina del R&B sigue sorprendiendo, teniendo una ejecución y presencia en el escenario cada vez mejor.
De uno de los escenarios principales, salían melodías que en otro lado ya había escuchado. Al acercarme, observé a un feroz Alan Palomo tirando secuencias y cantando de forma decidida. El líder y fundador de Neon Indian parecía ser invadido por una fuerte vibra al estar en su ciudad natal. Fue entonces que me di cuenta que había sido afortunado, ya que el festival estaba retrasado, de no ser así me habría perdido el acto.
La cancelación de Gnash recorrió el turno del proyecto de Palomo. En el escenario de un costado, The Horrors salió a complacer fans. Sin decir palabra alguna, los británicos se dedicaron a comunicar a través de su set. “Still Life” o “Sea Within a Sea” fueron algunas de las rolas que hipnotizaron al sector de gente que se dedicó a estar lo más cerca posible de la banda.
El mood cambió de forma drástica cuando Kinky salió a escena. En Monterrey se recibe bien a los de casa y el proyecto que ya está por cumplir 20 años, obtuvo una respuesta inmediata. Aunque ya muy conocido y tocado hasta el cansancio, el set se llenó de baile y fiesta, como si los años no pasaran.
A unos cuántos metros, Jesse Baez armaba una fiesta más contemporánea. La reciente adquisición de Universal Music Group salió a devorar el escenario, como acostumbra. El cielo cada vez más gris se oscurecía mientras el guatemalteco ponía a la gente a saltar con “F” y “Decile”. Una grata sorpresa fue presenciar la energía de Sofi Tukker, dúo que también devoro el escenario y todo lo que se cruzo en su paso.
La combinación de guitarras coquetas con gordos beats, el ingenio de Tukker y la sensualidad de Sophie hizo que el festival tuviera su primer punto álgido. El dúo logró ganarse a un público enorme en horario estelar a pocos años de haberse dado a conocer en nuestro país. La gente ya no se movía mucho, de un escenario estaba por salir Weezer, mientras que del otro lado, el esperado Kendrick Lamar, era el siguiente acto en turno.
El grupo californiano liderado por Rivers Cuomo, quien ya le anda pegando al medio siglo de vida, salió con sombreros y camisas de colores. Los ya señores Weezer parecen unos adolescentes en el escenario y esa vibra se contagia con el crowd. El set se enfocó a clásicos y poco al más reciente álbum. “Buddy Holly”, “My Name Is Jonas”, “Beverly Hills”, entre otras, fueron coreados por chavos, chavo rucos y chavos muy rucos.
Del otro costado del Fundidora, Kendrick Lamar sin mucho esfuerzo logró dar el set del festival. El artista de Compton ofreció un set humilde, a diferencia del que ha dado en festivales como Coachella. La escasa hora asignada al acto, provocó que el rapero se reservara a cantar rola tras rola, sin intros en video o demás parafernalia. El secreto del explosivo show del californiano es simple: su música tiene un poder intrínseco para levantar masas. Desde “DNA”, hasta “Swimming Pools”, los covers de “Collard Greens” y “Mask Off”, hasta “Humble”, prendieron el Hellow en fuego.
LCD Soundsystem no tardó en apodarse del público desde el inicio con “Daft Punk Is Playing at My House”, el ambiente cálido provocó que su presentación fuera más explosiva que la del Corona Capital del año pasado. En realidad el set de James Murphy y compañía fue el único que se pudo disfrutar a detalle en la jornada, durando poco más de dos horas.
En ese momento la gente comenzó a irse del festival, muchos con un largo viaje por delante, otros simplemente perdiendo por la borrachera desde tempranas horas. El festival todavía dio vida al anticipado DJ Snake que, aunque tardó en salir, tocó sus conocidos hits, como “Lean On” o “Let Me Love You”, con los que demostró por qué es uno de los productores más importantes de nuestros días.
Hellow Festival pasó como un suspiro, un día no fue suficiente para los artistas que se reunieron y el ánimo de la gente, sin embargo, el festival demostró aprender la lección de ediciones pasadas, dando pasos pequeños, pero certeros, enfilándose a ser uno de los importantes del país.